La familia Gómez

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Juan Pablo está casado con Ale, tienes dos hermosos hijos, de nombre Shanath quien era la mejor con 17 años y el menos Luciano de 16. Juan Pablo quiso darle a su familia una gran sorpresa. Después de trabajar se fue muy contento a su casa, ya quería ver la cara de su familia.

—Hola mi amor—dijo acercándose a su esposa.

—Hola amor—dijo ella contenta.

Él le dio un tierno beso.

—Papá—dijo Shanath muy feliz al verlo.

— ¿Cómo estas mi princesa? —dijo sonriendo.

—Muy bien papá—le abrazo.

—Hola hijo.

—Hola pa

—Vengan—dijo nervioso—quiero decirles algo, vamos a sentarnos al sillón.

— ¿Qué paso? —pregunto ale intrigada.

—Ahora lo sabrán—dijo él—ahorita vengo—salió de la sala, para ir a la puerta.

— ¿Qué es eso papá? —pregunto Luciano.

—Tengan—dijo él.

Les dio un pequeño sobre a cada uno de ellos. El sobre tenia un mono. Los tres lo abrieron el sobre rápidamente. Cuando vieron qué era, se quedaron muy sorprendidos.

—Mi amor—dijo Ale sin saber que más decir, no lo podía creer.

Los chicos se emocionaron bastante.

—¡Vamos a ir a Europa! —exclamaron al mismo tiempo muy emocionados.

—Gracias papá—dijo Luciano abrazándolo.

—Mi amor—dijo Ale—esto es increíble.

Luciano estaba muy feliz de ver a su familia contenta. Rápidamente empezaron a hacer lo tramites para irse a Europa, pero Juan Pablo no contaba con que tendrían un pequeño inconveniente. Para viajar e ingresar al país tendrían que vacunarse contra la influenza y no sabia como era que se lo iba a decir a su familia. Ale y Luciano odiaban demasiado las agujas y sabía que sería muy difícil que ellos aceptaran vacunarse, mientras que Shanath y él no tenían problema al vacunarse, pero tampoco les gustaban. Todo el trayecto a su casa, estuvo pensando en cómo darles la noticia a sus hijos y esposa. Llego muy rápido.

—Papá—dijo Luciano—¿ya todo está listo? —pregunto eufórico.

—Hijo—dijo con pesar.

— ¿Qué pasa? —pregunto Ale al verlo.

—Hay un pequeño inconveniente mi amor.

— ¿Cuál? —pregunto Shanath.

—Para ingresar al país, tenemos que recibir una vacuna contra la influenza

—Papá—dijo con pesar.

—Lo sé hijo, pero para ir a Europa es necesario.

Juan Pablo se sentía un poco mal, él no quería que su familia sufriera.

—Papá—dijo Shanath—yo si me vacuno, no es como que me guste la idea, pero por ir a Europa lo vale.

Juan Pablo sonrió.

—Está bien—dijo Luciano—yo también lo hago.

Ale quería decir que no, pero al ver a su familia emocionado por el viaje, también acepto. Después de comer fueron a un hospital para ponerse la vacuna. Juan Pablo llamo al hospital para avisar que irían para allá. Ale estaba muy nerviosa al igual que Luciano, pero al pensar que iría a Europa hacia que el miedo se le fuera un poco, aunque al llegar su miedo se hizo más grande.

—Papá—dijo triste—la vacuna ¿Dónde es?

—En el brazo hijo—sonrió un poco al verlo encogerse.

Juan Pablo tomo la mano de Ale. Caminaron despacio. Al llegar a la zona de vacunas pasaron rápidamente. El enfermero noto que Luciano y Ale estaban muertos de miedo. Al entrar al cuarto Ale y Shanath se sentaron en las sillas. Luciano y Juan pablo se quedaron parados.

— ¿Por quién empiezo? —pregunto amablemente.

—Por mi—se ofreció Juan Pablo.

—Pase a la camilla, por favor—pidió.

Juan Pablo se sentó. El enfermero saco la jeringa del envoltorio, tomo un botecito con liquido y después lo metió en la jeringa. Juan pablo se descubrió el brazo izquierdo. El enfermero tomo un algodón con alcohol y lo paso por el brazo de Juan Pablo. Después destapo la jeringa, apretó un poco el brazo de Juan Pablo e inserto la aguja. Sintió un pequeño piquete, le dolió muy poco. El enfermero metió todo el liquido y después saco la aguja, le puso el algodón y le puso una bandita.

—Sigo yo—dijo voluntariamente Shanath—se levanto de su asiento y fue a la camilla—Papá—dijo un poco apenada— ¿te podrías quedar aquí conmigo por favor? —pidió.

—Por supuesto mi amor—dijo él.

Shanath se descubrió el brazo. El enfermero repitió el procedimiento que hizo con Juan Pablo. Él estaba abrazando a su hija, no tenia tanto miedo, pero aun así quería sentir los brazos protectores de su padre. El enfermero paso el algodón por su brazo e inserto la aguja. Shanath apretó los ojos, no le dolió mucho, pero si lo sintió. Cuando termino puso el algodón y la bandita.

— ¿Quién sigue?

—Yo—dijo Luciano sin querer decirlo.

Se sentó en la camilla, estaba muy asustado. Juan Pablo se quedo con él, para darle confianza. Una vez más el enfermero hizo el procedimiento. Luciano se descubrió el brazo.

—Papá tengo miedo—dijo.

Para ayudarlo con su temor, Juan Pablo lo abrazo por su lado izquierdo y recargo la cabeza de su hijo en su hombro derecho. Luciano cerro los ojos. Se movió un poco al sentir que el enfermero paso el algodón por su brazo.

—No te muevas, por favor—pidió el enfermero.

Luciano se quedo quieto. Al sentir que la aguja penetro su piel dio un pequeño grito.

—Ya fue todo hijo—dijo cariñosamente Juan Pablo.

El enfermero saco la aguja, puso el algodón y puso la bandita. Ale se levanto y fue a la camilla. Tenia mucho miedo, pero si sus hijos fueron capaces de hacerlo, ella también lo haría. Su esposo la abrazo y le dio un tierno beso en los labios. Ella sonrió. El enfermero tenía todo listo. Juan Pablo le descubrió el brazo. La tenia abrazada. El enfermero paso el algodón e inserto la aguja, ella al sentir el piquete se quejó, pero no grito y apretó los ojos. El enfermero saco la aguja y puso el algodón y puso la bandita. Salieron el cubículo.

Todos estaban felices por su viaje. 

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Muchas gracias a las personas que están siguiendo esta historia. 

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