Maya

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Era una pequeña de 4 años que tenía 3 días en cama con fiebre. Sus padres ya la habían llevado con su pediatra y ella les dijo que no había una infección de ningún tipo en la pequeña y no había una razón clara para la fiebre, pero aún así, la niña seguía con fiebre, sus padres estaban preocupados de ver a su hijita con su carita triste y sin ánimos de jugar con sus juguetes y eso les dolia mucho, ya que la niña era muy activa y juguetona. Es mañana se despertó para ir al colegio, pues la noche anterior ya no había tenido fiebre y sus padres y la niña alegraron bastante, pero al despertar la niña no se sentía bien. Estaba sudando y todo su cuerpecito le dolia un poco. Abrazo a su muñeca y se puso a llorar. Gerardo escucho a su pequeña llorar en su cuarto y se levantó rápidamente para ir con ella. Julia se asustó por el movimiento tan repentino de la cama y también despertó repentinamente.

-Mi amor-dijo Gerardo llendo a la cama de su pequeña-¿qué pasa cariño?-preguntó preocupado.

-Papi-dijo la niña llorando más fuerte.

Gerardo la abrazo y supo inmediatamente que tenía fiebre nuevamente. Julia también llego al cuarto de su hija.

-Tiene fiebre de nuevo amor-dijo él volteando a ver a su esposa-voy a llamar a Martha para hacer cita-dijo caminando a ella-ahorita vengo cariño-dijo dándosela a su esposa.

-Mami me duele-dijo llorando más tranquila.

-Vamos a ir con la doctora si-dijo con cariño.

Julia cambio a su hija. Hacía un poco de frío y le puso un pans para que estuviera más cómoda.

-Amor-dijo Gerardo a sus espaldas-Martha ya nos está esperando en el hospital.

-Vamos a cambiarnos para irnos amor-dijo ella.

Julia se llevó a su cuarto a su hija. El matrimonio se cambió muy rápido y se fueron al hospital. Julia tenía a su hija en brazos y ella a su muñeca favorita que se llama zoe. Gerardo estaba un poco nervioso, pero manejo con mucha precaución, el hospital no estaba lejos de su casa y llegaron en 15 minutos, pues había un poco de tráfico. Maya no estaba asustada, ni tampoco lloraba. Los padres se bajaron del auto y Maya paso de los brazos de mamá a los de papá. Entraron al edificio. Se anunciaron con la secretaria y ella les dijo que pasarán al consultorio. Lo hicieron.

-Buenos días-dijo Martha amable-siéntense por favor-los invito.

-Buenos días-dijeron los padres al mismo tiempo.

-Gracias-dijo Gerardo sentándose con su hija.

-Gracias-dijo Julia sonriendo.

-Gerardo me dijiste por teléfono que Maya tenía de nuevo fiebre-afirmó.

-Si-dijo Julia-todo el día de ayer no tuvo fiebre y hoy volvió-dijo tranquila, pero en realidad no lo estaba.

-Gerardo ponla en la camilla por favor-pidió sonriendo.

Gerardo se levantó con la niña y la dejo en la camila. La niña no tenía miedo y eso ayudo mucho.

-Hola Maya-dijo amablemente.

-Hola-dijo tímida.

-Te voy a poner esto-se lo enseño-es un termómetro, es para medir tu fiebre-le sonrió y se lo puso en la axila derecha.

Maya dijo que si con su cabeza. Martha puso revisarla muy bien. Estaba muy desconcertada pues la niña no presentaba ningún cuadro de infección. El termómetro pitó y ella al verlo se preocupo, pues no era normal.

-Tiene 40 grados de temperatura-le dijo a sus padres.

Ellos se preocuparon mucho más por su pequeña.

-Martha por favor tienes que hacer algo por mi niña-dijo como súplica Julia.

Martha se alejo un poco de la niña junto a sus padres, no quería que escuchara lo que quería decirles.

-Julia es necesario-dijo despacito y tranquila-bajarle la fiebre a Maya, no hay un motivo claro por el que la tiene y eso me tiene desconcertada-explicó-voy a tener que ponerle una inyección intramuscular de acetaminofen para que sea más rápido.

-¿inyección?-preguntó preocupado Gerardo.

Nunca antes habían inyectado a Maya y temia la reacción de su pequeña y de ninguna manera la obligaría.

-Si Gerardo es necesario hacerlo, de lo contrario no lo estaría sugiriendo.

-Yo no voy a obligar a mi hija a que se deje inyectar, no quiero causarle un trauma de por vida-dijo con pesar.

-Amor-dijo Julia-nadie dijo que se le obligaría, es nuestro deber como padres explicarle la situación.

Gerardo acepto.

-Cariño-dijo Julia un poco nerviosa-la doctora dice que para bajarte la fiebre, debe de ponerte una inyección.

-Papi-dijo ella con una vocesita-¿qué es inyección?-preguntó confundida.

-Es un piquetito en tu nalguita mi amor-explico él con mucho amor abrazandola, pero la deje sentada en la camilla.

Maya no entendia que trataban de decirle sus padres, pues era algo completamente desconocido para ella.

-Maya-dijo Martha llegando a ella con la jeringa ya preparada.

-Papi no quiero-dijo queriendo llorar.

-Mi amor va a ser rápido-dijo Julia para tratar de convencerla.

Maya nego con su cabeza. Gerardo no dijo nada, al contrario, quería salir de ahí con su hija. Maya le hablaba solo a su papá, pues sabía que la consentía mucho y aunque Julia también lo hacía, era mamá quien más la regañaba y Gerardo era más barco con su princesa.

-Maya abraza a tu muñeca-dijo Martha-y papá te abraza a ti-le sonrió.

A Maya le pareció muy buena idea y se fue a los brazos de papá. Julia se acerco a su hija para bajarle el pantalón de su pans y su calzoncito. Martha quería inyectarla rápido, pero siempre con mucho cuidado. Gerardo tenía sujeta a su hija, pero no fuerte para no lastimarla. Martha paso por su nalguita izquierda el algodón con alcohol.

-Papi esta frío-dijo con carita de miedo.

-Es el alcohol mi amor-dijo tranquilo, pero no lo estaba.

Él no estaba de acuerdo con la inyección, pero en el fondo sabía que era por el bienestar de su hija. Martha no le dijo nada a Maya y metió la aguja a su nalguita, lo que provocó que Maya gritara y rápidamente empezará a llorar sin control.

-Papi duele-dijo apretando a su muñeca.

-Ya va a pasar cariño-dijo él con la mandibula trabada.

Julia le daba besitos en la frente.

Martha metió el líquido muy rápido, para evitarle sufriendo a la pequeña.

-Ya termine-dijo sacando la aguja.

Julia subió la ropita de su hija. Gerardo salió con ella del consultorio. Julia se quedó un momento más hablado con la doctora y salió. Martha le dijo que debían de vigilar a la niña y en caso de que la fiebre volviera iban a tener que hacerle análisis para detectar que era lo que le estaba pasando. Su fueron a su casa. De regreso Julia manejo ya que Maya no quiso separarse de su padre, que le hacía cariños para que dejara de llorar. Todo ese día la niña ya no tuvo fiebre, ni los días siguientes.

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Perdón por la tardanza. Ya tengo mucho trabajo y casi no tengo tiempo para escribir. Espero que les guste el capitulo. Si tienen alguna sugerencia de capítulos, ya saben que me los pueden dejar en los comentarios y los iré escribiendo poco a poco. Muchas gracias por el apoyo. Los quiero ❤️

Miedo a las Agujas E InyeccionesWhere stories live. Discover now