Natalia

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Era una mujer de 26 años que estaba felizmente casada con Manuel y estaba esperando a su primer hijo, lo cual la tenía muy emocionada.

—Hola mi amor—dijo Manuel dándole un tierno beso.

—Hola amor—dijo ella sonriéndole.

Natalia estaba en la sala de su casa. Estaba preocupada porqué al día siguiente muy temprano tenia cita con su ginecóloga y quería que todo estuviera con su embarazo. Llevaba días sintiéndose un poco débil y la doctora le mando a hacer unos análisis y estaba algo ansiosa por saber los resultados.

— ¿Qué pasa amor?—pregunto Manuel al verla muy pensativa. Se sentó a su lado.

—Estoy un poco preocupada por los resultados de los análisis, ya quiero saber si todo está bien con nuestro bebe—dijo afligida.

—Amor—dijo con cariño—ya verás que todo va a estar muy bien—le abrazo.

—La comida esta lista—dijo ella un poco más animada.

—Si vamos—dijo Manuel.

Los dos comieron tranquilamente. Natalia no quería preocupar a su esposo y ya no dijo nada más. Después de comer vieron una película y ella se quedó dormida. Manuel la dejo dormir y él se fue a su despacho para preparar algunas cosas para que al día siguiente pudiera acompañar a su esposa a su chequeo. Natalia despertó a las 3 horas. Ya se estaba haciendo de noche, comieron algo ligero y se fueron a la cama. Platicar un rato y después Natalia se quedó dormida.

Al día siguiente Natalia se despertó muy temprano, Manuel todavía dormía cuando ella se metió a bañar. Después de salir del baño, su esposo ya estaba despierto.

—Buenos días mi amor—dijo ella sonriente.

—Buenos días mi vida—dijo él con el mismo entusiasmo. Se levantó de la cama para darle un beso.

—Voy a ir a hacer el desayuno—dijo ella.

—Yo iré a bañarme, ya que termine voy a ayudarte.

Manuel se metió a bañar y Natalia hizo el desayuno. Para cuando estaba por terminar llego Manuel para poner la mesa. Los dos desayunaron y después fueron a la cita con la ginecóloga que era a las 11 de la mañana. Natalia estaba impaciente. Manuel trataba de que ella se calmara un poco, pero no daba resultado. Tuvieron que esperar un poco más de tiempo porqué la doctora estaba algo retrasada con las consultas. Media hora después le toco su turno y pasaron.

—Les pido una disculpa por el retraso—dijo la doctora un poco apenada.

—No se preocupe doctora—Manuel sonrió.

Natalia ya que estaba muy nerviosa no dijo nada. El matrimonio se sentó en las sillas.

—Natalia, pasa a la camilla por favor, vamos a empezar la revisión.

Natalia se acostó y la ginecóloga le hizo un ultrasonido para ver al bebé y todo estaba en perfecto estado.

—Natalia, con esta bien con tu embarazo, ¿a qué debo tu visita?

—Doctora, últimamente me he sentido muy cansada.

—Voy a mandarte a hacer análisis de sangre para saber si los niveles de hierro están bien—informo.

Natalia palideció, ella le tenía gran miedo a las agujas. Manuel se le acerco y la abrazo.

—Si doctora, vamos a hacer todo lo que usted nos diga—dijo Manuel.

Él sabía que los dos querían lo mejor para su bebé.

—Si doctora, mi esposo tiene razón.

Natalia fue con su esposo para el laboratorio de la clínica. No paso mucho tiempo de que tuvo que entrar para que le tomaran las muestras de sangre. Ella estaba muy nerviosa.

—Vamos amor—dijo Manuel cariñosamente.

Natalia camino sin decir nada.

—Bienvenida, pasen—dijo el químico.

—Gracias—dijo ella.

Natalia se sentó y Manuel tomo su mano izquierda.

—Tranquila mi amor, yo estoy aquí contigo.

Natalia se tranquilizó un poco al sentir que su esposo estaba ahí con ella, dándole mucho amor.

—Estira tu brazo por favor—pidió el químico.

Le puso la liga en su brazo y rápidamente se le saltaron las venas. Tomo la aguja y la acerco al brazo de Natalia, ella al verlo cerro los ojos para no ver. Después sintió como la aguja penetraba su piel y ella brinco. El químico no tardó mucho en llenar los tubitos y saco la aguja. Natalia doblo el brazo.

—En la tarde estarán listos los resultados—dijo el químico.

Manuel y Natalia volvieron a su casa. Los dos estaban preocupados, pero ya sabiendo que su bebé estaba bien, les daba algo de tranquilidad. Comieron tranquilamente y estaban esperando a que la doctora les llamara para decirles que lo resultados ya le habían sido entregados. A las 4 de la tarde les llamaron de la clina y ellos se fueron inmediatamente. No tuvieron que esperar.

—Hola de nuevo Natalia—sonrió la doctora.

—Hola doctora—dijo preocupada.

Manuel también la saludo.

—Siéntense, por favor—les pidió—Natalia el resultados de los análisis arroja que estas baja en hierro y tienes que ponerte unas inyecciones para subirlo.

Natalia trajo saliva. Cerró los ojos y respiro lento. Manuel la tomo de las manos.

—Si doctora—dijo abriendo los ojos—está bien.

La doctora le anoto en una receta como iba a ser el tratamiento y se fueron.

—Amor—dijo Manuel con mucho cariño—yo te puedo inyectar—se ofreció.

—Si mi amor, prefiero que tú lo hagas—dijo ella besándolo.

Salieron del estacionamiento de la clínica y se fueron a una farmacia para comprar lo que necesitaban. Manuel se bajó y volvió rápido. A los pocos minutos llegaron a su casa y él se lavó muy bien las manos. Preparo todo para empezar cuanto antes. Sabía que su esposa estaba intranquila.

—No te preocupes mi amor, voy a ser cuidadoso—le beso.

—Te amo—le dijo ella.

Cómo ya tenía pancita, decidió que su esposo la inyectara parada, tenía miedo y le temblaban las manos. Ella bajo un poco su pantalón que era de licra y después su ropa interior. Manuel limpio su glúteo derecho con un algodón con alcohol y después con mucho cuidado introdujo la aguja. Natalia al sentir el piquete brinco.

—Ya fue todo mi amor—le dijo.

Ella no respondió. Tenía lágrimas en los ojos. Manuel introdujo el líquido despacio para que ella no sintiera dolor. Después saco la aguja. Natalia sintió que volvió a respirar.

—Te amo mi amor—ledijo Manuel abrazándola por la espalda. Ella sonrió y se dejó querer por él.

Miedo a las Agujas E InyeccionesWhere stories live. Discover now