Regina

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Es una pequeña de 7 años que tenia un par de días enferma, le dolia la garganta, pero que no quiso decirselo a su madre, ya que es doctora, además de su gran miedo a las inyecciones. Esa mañana su padre estaba solo con ella. Su mamá se habia tenido que ir muy temprano a trabajar.

-Buenos días mi amor-le sonrio.

-Buenos dias papi- dijo con dolor en la garganta.

Agustín noto un cambio significativo en la voz de su hijita, estaba muy ronca.

-¿Qué pasa mi amor?- preguntó preocupado

-Nada papi-regina a toda costa queria disimular que todo estaba bien.

-No me mientas pequeña-dijo en advertencia- tu voz no se escucha para nada bien- fue a darle un beso en la cabeza y se agacho a su altura- ¿desde cuando te duele la garganta?

-Desde hoy papi- dijo bajito sabiendo que estaba mintiendo- no me duele mucho-dijo rápidamente.

-Voy a llamar a tu madre.

Se levantó para tomar su celular y hacer la llamada. Sonia le contestó muy rápido, estaba desocupada, sin pacientes que atender. Cuando vio la llamada de su esposo, se le hizo extraño, pues casi nunca le llamaba a esa hora. Se alarmó un poco.

-Hola amor- dijo Agustín con voz tranquila.

-¿Qué pasó?-preguntó asustada.

-Nuestra niña está enferma, tiene la voz ronca- dijo con cariño, para tranquilizar a su esposa.

-Voy inmediatamente para la casa- se paro de su asiento y salió de su consultorio.

La casa quedaba a una cuadra y cómo ella era la dueña de la clinica y no tenía pacientes, se fue sin pendiente. En el camino pensó en que habia sido descuido de ella, no revisar si su hija estaba bien en la mañana y se sintió mal. Regina por su parte, estaba muy asustada, no queria que sus padres la castigaran por no decirmes antes que se sentía mal. Su padre la habia descubierto al tratar de mentir y ella sabia que estaba mal, de las pocas reglas que tenia en la casa era de informar siempre cómo se sentia y que por nada del mundo podía descuidar su salud, que era una de las prioridades de sus padres hacia ella y Regina lo sabia muy bien. Al poco tiempo su madre llegó y a ella ya se le estaban llenando los ojitos de lágrima. Al verla su padre terminó por descubrir lo que su hija estaba tratando de ocultar, ella desde hace varios días se sentia mal y no lo quiso decir.

-Papi-dijo llorando-por favor no le digas a mamá- Regina sabía que su padre ya la había descubierto- sé que estuvo mal mentir, pero te prometo que no lo vuelvo a hacer- fue hasta su padre, quien la tomó en brazos para aullarla.

-Sabes que no decirnos que estabas enferma está mal y por esa misma razón vas a estar castigada- dijo serio su padre-sin salir durante una semana-le beso la cabeza.

Lo más improtante ante para Agustín era su hija y Regina lo sabia. Ella no dijo nada. Al los minutos llegó su madre.

-Mi amor-dijo muy preocupada- ¿estás bien? - le tocó la frente para saber si no tenia fiebre y para suerte de la niña no tenia, cual era bueno- amor- se dirigio a Agustín-ponla en el sillón para revisarla- le dio un beso en los labios y le sonrio.

Agustín sentó a su hija en el sillon, pero esta al ver a su madre en modo doctora, rápidamente se le fue a los brazos a su padre, él la sentó en su pierna derecha.

-Abre la boca mi amor- pidió tranquila.

Regina se dejo examinar por su madre. La cual al cabos de unos minutos dio su veredicto.

-Tiene una fuerte infección en la laringe.

Agustín palidecio, sabía que eso solo significaban agujas para su hija y no era bueno, no le gustaba ver llorar a su hija y sabía perfectamente de su temor.

Miedo a las Agujas E InyeccionesWhere stories live. Discover now