Miguel

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Era un niño de 8 años que tenía que ir a una cita médica con su pediatra, pero que al estar trabaando y muy ocuoados sus padres no podrian acompañarlo.

-Hija-dijo Álvaro el padre-Miguel tiene qud ir con la doctora Tórrez a su control, pero no podemos llevarlo tú madre ni yo, ¿podrías llevarlo tú?

-Si papá, por supuesto-respondió ella con gusto.

-Gracias hija-su padre le hizo un cariño en la mejilla.

Mariana sonrío, aunque estaba un poco preocupada, a su hermanito le daban miedo los hospitales y llevarlo seria un gran reto para ella, pero sabía que era por el bienestar de su hermano, al cual amaba profundamente. Mariana esperó a que Miguel llegara de la escuela y comiera, antes de decirle que tenía que ir con la pediatra. La doctora era muy buena con los niños y a Miguel le caia bien, el miedo de ir, radicaba en que no le gustaban las inyecciones, les tenia un gran miedo. Cuando el niño llegó, noto que su hermana estaba nerviosa, ya que sabía del gran miedo de su hermanito,comio.

-¿Qué pasa? - le preguntó.

-Miguel, tenemos que ir al hospital, tienes que ir a una revisión médica.

-No-dijo asustado-no quiero ir, por favor-suplico.

-Hermanito, tenemos que ir-se acercó a él para abrazarlo-yo sé que te da miedo, pero es necesario que vayamos.

Miguel lloró un ratito abrazado de su hermana. Cuando se calmo Mariana pidió un taxi. Todo el camino al hospital Miguel estuvo en sus brazos. Se bajo del taxi con él.

-Hermanito-dijo cansada-bajate-le pidio con amor tratando de dejarlo en el piso.

-No-dijo llorando bajito-no quiero-se aferro a ella.

Mariana tuvo que llevarlo en brazos adentro, los brazos le dolian, pues su hermanito estaba pesado. Dio las gracias cuando se sentó en una de las sillas de la recepción. Aunque Miguel lloraba estaba después de todo tranquilo. Tuvieron que esperar 10 minutos a que saliera el niño que estaba en consulta. Mariana estaba un poco impaciente.

-Miguel Corona-dijo la secretaria
-ya puede pasar-le sonrio a Mariana.

-Gracias-también le sonrío.

Mariana quiso bajarlo de sus brazos, pero una vez más Miguel no quiso. Entró al consultorio. Cuando la doctora lo vio supo que sería un niño difícil de tratar, no le había hecho nada todavía y ya estaba llorando, pero como Laura era una amante de su profesión, no iba a ser problema tener mucha paciencia, lo último que que ella quería era que sus pequeños pacientes le tuvieran miedo.

-Buenas tardes-dijo Mariana saludándole.

-Buenas tardes-dijo sonriente Laura.

-Sientese por favor-le pidió con amabilidad.

Mariana se sentó en la silla y quedó de frente a Laura. Miguel por un momento dejo de llorar. Tenia su cabeza en el pecho de su hermana, tenia miedo y Mariana lo sabía al sentirlo temblar un poco. Odiaba cómo era que su hermanito se ponia con esas visitas al pediatra y rogó porqué no tuvieran que vacunarlo. Laura sacó de un cajón el expediente de Miguel, el cual decía que era un niño sano, nunca había tenido una enfermedad grave, saberlo la alegro, pero no todo podia ser bonito y descubrió que Miguel no había recibido la vacuna de los 6 años, pues él y sus padres no estuvieron por 2 año en el pais, por el trabajo de estos. Hizo una pequeña mueca. Mariana se puso alerta cuando vio su reacción.

-Vamos a pasar a hacer el chequeo-dijo sonriendo para tranquilizar a Mariana.

Ella se paro con su hermanito en brazos y este por reacción la apretó muy fuerte. Camino a la camilla, pero al querer dejarlo sentado, Miguel se aferro a ella.

-No me voy a ir-dijo ella con cariño-tienes que estar sentado.

-No-dijo temeroso-por favor no me sueltes.

-No te voy a soltar-lo sentó en la camilla, pero se quedo abrazandolo. La doctora empezó a revisarlo cuidadosamente y por suerte para el niño no tenia nada, pues solo iba a su control anual.

-¿Pasa algo verdad? - preguntó Mariana preocupada por la respuesta.

-Si-dijo con pesar Laura.

-¿Qué pasa?

-Miguel no recibió su vacuna de los 6 años.

-No-dijo el niño llorando.

Rápidamente se le tiro a los brazos a su hermana. Quien no se esperaba esa reacción y tambaleó.

-Hermanito-dijo sobando su espalda-es necesario que tengas todas tus vacunas, ella nos protegen para que no que nos enfermemos más.

Laura fue a su escrito para darle la orden a Mariana para la vacuna. Ella salió del consultorio con Miguel muerto en llanto. Le decía que no quería que lo inyectaran. Mariana sabía que la vacuna era por el bien de su hermano y fue al area de vacunación. Por suerte en cuanto llego la pasaron a un pequeño cubiculo.

-Buenas tardes-dijo con amabilidad el enfermero.

-Buenas tardes-dijo ella un poco abrumada por todo lo que estaba pasando-aqui tiene la orden-se la entrego.

-Gracias-él la tomo.

Carlos vio el tipo de vacuna que era y se dispuso a preparar todo.

-Mi amor-le dijo ella con mucho amor-calamte, por favor, te vas a lastimar tu garganta-le beso la cabeza.

-No quiero que me piquen, por favor, me va a doler mucho-dijo sollosando.

-No te va a doler.

Mariana le habla con mucha paciencia y amor a su hermanito. Carlos no tardo en tener todo listo. Le hizo una señal con su cabeza a Mariana, quien se sentó en una silla. Tenia la cabeza de su hermanito en su pecho, la giro al lado izquierdo para qur no pudiera ver nada. Miguel se estaba moviendo, por lo que sin quererlo Mariana tuvo que sujetarlo más fuerte.

-No quiero, no quiero-decia una y otra vez.

Carlos subio la manga de su playera, la vacuna era en el brazo. Miguel empezó a llorar más fuerte y a querer moverse.

-Miguel - dijo cansada Mariana-por favor no te muevas hermanito, va a ser rápido, no duele.

Miguel se calmo un poco, pero al sentir lo frio del algodón en su brazito empezó a respirar más rápido, Mariana se preocupo. Carlos al ver su reacción metió la aguja rápido, pero con mucho cuidado.

-Au-grito Miguel al sentir el piquetito.

-Ya fue todo pequeño-dijo Carlos teniendo el liquido rápido y sacando la aguja.

Le puso una curita al brazito de Miguel. Después le entregó a Mariana una lista con las posibles reacciones que pudiera tener Miguel. Mariana pidió un taxi de regreso a su casa y todo el trayecto tuvo a Miguel en los brazos dormido por lo que pesaba aun más , cuando lo dejó en su cama los brazos le dolian un poco, pero no le importó por el amor que le tenía a su hermanito.
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Gracias por sus recomendaciones. Si tienen más, con gusto las desarrolló.

Miedo a las Agujas E InyeccionesWhere stories live. Discover now