Capítulo 45

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—Hija y ¿esa rosa? —Pregunta enseguida mi madre mientras nos dirigimos a casa.

—Me la dio Liam, —respondo sin nada más que añadir.

—No puede ser... entonces ustedes dos... hija me alegra sé que se van a divertir mucho, el noviazgo es una de las etapas más bonitas de la juventud... —la interrumpo al escuchar su conclusión errónea e incómoda.

—No mamá, que estás diciendo —digo, con mi vista hacia la ventana.

—Hija, pero... entonces por qué te la dio —dice en un tono que expresa confusión.

—No lo sé... —ni siquiera yo tenga idea el por qué me dio este regalo —tal vez porque me considera una buena amiga.

Finjo no saber la verdadera razón ya que cuando se lo pregunté a Liam, su respuesta fue un tanto confusa que se podría interpretar exactamente de la manera como mi mamá lo pensó, pero prefiero que quede como un secreto.

—Claro... amiga —habla en un tono sarcástico, —hija a las amigas no se les regala flores, a menos que sea su cumpleaños o alguna fecha especial, es sospechoso, pero mejor dejo que todo fluya a su paso.

Cuanto lío por una rosa, ciertamente nunca he creído en la amistad entre hombres y mujeres, al final, aunque sea uno se termina enamorando del otro, es inevitable ya que llegan a conocer tanto al otro que todo su mundo lo atrae, resulta ser una historia de amor preciosa cuando la magia les atrae mutuamente. En mi caso es difícil adivinar si lo que siento por Liam es algo más que amistad o simplemente es mi ansiedad que activa síntomas similares a los del enamoramiento.

—¡Oh!, hija por cierto casi lo olvido, supongo que ya te puedo contar un poco —duda, pero decide continuar —este fin de semana nos vamos de viaje.

—¿De viaje, a dónde? —Cuestiono sorprendida.

—Bueno tal vez el lugar no sea uno de tus favoritos, pero es perfecto para unas cortas vacaciones de fin de semana, es mejor que le preguntes a Liam, pienso que ya te lo va a decir. —Afirma con total seguridad.

—Por supuesto que se lo voy a preguntar, no dejare que me lleven a cualquier lugar... espera, ¿vamos a ir con él?

—Si hija, de hecho, fue su idea y a mí me encanto.

No puede ser, como le pueden decir a alguien que planea todos los días de su vida, lo que hará, vestirá y dirá que la van a llevar a un lugar sorpresa, supongo que hoy mis pensamientos obsesivos no me dejarán dormir bien, seguramente estaré imaginando el lugar, lo que le voy a preguntar a Liam mañana, que opciones tengo para evitar ir y así un mar de ideas.

[...]

—Hola hija, ¿cómo amaneciste?

—Hola mamá, bien ya sabes —digo en un tono bajo y un tanto adormilada.

—Pero, Mar que es esa carita no dormiste bien —se acerca y acaricia mi mejilla —, seguro tuviste mucha tarea. —Siempre saca sus conclusiones y me salva de decir la verdad.

Por supuesto, aún me faltaba terminar una tarea pero no era tan extensa así que la terminé a las diez de la noche y enseguida intenté descansar, pero como les dije no es que sea alguien normal que pueda dormir apenas toca la cama, ciertamente puede que me haya recostado a esa hora pero en realidad no sé a qué hora pude caer inconsciente por el sueño, mis pensamientos nunca me lo permiten, recuerdo cada parte del día y analizo si no hice algo malo, si no cometí un error vergonzoso, si tuve mis síntomas de ansiedad social o si en algún momento me sentí sofocada por el lugar o las personas que estaban junto a mí. Cuando me doy cuenta de que en realidad necesito descansar y quiero frenar la lluvia de ideas en mi cabeza es muy difícil incluso el tratar de detener esos pensamientos, ya que enseguida se forman otros y al final la mayoría de veces despierto algo cansada como si hubiese tenido una lucha agotadora contra mí misma por la noche.

Ya había llegado al instituto, así que me puse mis audífonos y recosté mi cabeza sobre la mesa, mientras escucho una canción de mi lista de reproducción, en mi mente deseo que Liam llegue y como es lo usual venga a decirme cualquier cosa loca, lo único que quiero es poder preguntarle sobre el viaje, esto de la ley de la atracción me ha funcionado en varias ocasiones, dice que si deseas algo con todas tus fuerzas seguro pasará, por supuesto principalmente cuando algún profesor hace alguna pregunta y tienes la seguridad de que te tocará responderla, es gracioso pero a menudo sucede.

—¿Qué haces amiga Mar? —Es increíble es él. Como se los dije, la ley de la atracción funciona.

—Solo escucho música amigo Liam —le sigo el juego.

—Entonces, puedo escucharla contigo —pregunta mientras toma asiento junto a mí.

No dudo en darle uno de los auriculares y juntos escuchamos la canción The one that got away el cover de Brielle Von Hugel, la canción original es de Katy Perry.

—Buena canción, —comenta Liam mientras recuesta su cabeza sobre la mesa y cierra sus ojos.

Ciertamente la melodía, la voz de la cantante y la letra es muy cálida, aunque la historia que relata es un tanto triste pues al principio inicia con momentos locos y mágicos vividos por una pareja, pero a medida que avanza la letra explica como poco a poco la bella historia termina y que si existiese otra vida ojalá todo pudiese ser diferente. Algo que muchas veces varios de nosotros deseamos cada día, poder vivirlo de una manera distinta, de una manera que nos permita no tener ningún arrepentimiento, pero al final nada ni nadie puede llegar a ser totalmente perfecto y son esos errores que nos permiten crecer, o al menos eso es lo que las leyes de la vida dicen.

Cuando escuchas música a través de audífonos es como si te alejaras de la realidad y por un momento vivieras en un mundo distinto, ahora Liam comparte mi mundo.

Mi vista permanece fija al frente y en cortos momentos da un reojo al chico que está a mi lado, y ciertamente no sé cómo interrumpir su corta siesta.

—Liam... —lo llamo por su nombre mientras recuesto mi cabeza sobre la mesa y quedo a la misma altura de la vista de él.

—Si, Mar... —responde aún con los ojos cerrados.

—Es solo que... ¿A dónde vamos a ir este fin de semana? —digo en un tono tenue, pero decidida a conocer la verdad.

—¡Hey!, sabes que es una sorpresa —se levanta de inmediato y evita responder a mi pregunta.

—Si, pero sabes que no me gustan las sorpresas, además mi mamá ya me adelanto algo y no fue una información completa después de todo. —Intento persuadirlo.

—Oh no, —hace un gesto de decepción, al darse cuenta lo poco confiable que es mi mamá para guardar bien un secreto. —¿Qué fue lo que te dijo?

—No mucho, solo que iremos a un lugar que no me gusta del todo —digo la verdad con un gesto un tanto triste.

—Pues como te dije la otra vez, es algo lejano y un poco caluroso, —al fin confiesa en medias palabras.

—No me digas... ¿vamos a ir a la playa? —Cuestiono con una expresión que desea que no sea cierto. Por supuesto que se lo hermoso que es el mar, pero no me gusta que el clima sea sofocante.

—Felicidades amiga acertaste —no era difícil de adivinar.

—Ni pienses que voy a ir — enseguida me pongo a la defensiva.

—Por supuesto que debes ir... —Una llamada inesperada corta sus palabras —, dame un momento debo responder.

—Si, está bien. —Prefiere contestar sin irse a un lugar lejano, supongo que él confía en mí.

Es su primo y al parecer no le está dando buenas noticias. Después de unos segundos termina la llamada.

—Lo siento Mar, dejemos para otro día esta plática —lo dice en un tono serio y con una leve sonrisa fingida.

—Pero... ¿todo está bien? —digo dudosa.

—Si todo está bien, solo que tendré que faltar a clases... al menos por hoy —dice mientras toma su maleta y se decide en salir del salón de clases a unos cuantos minutos de que venga la profesora de Biología. —Nos vemos Mar y no te preocupes de verdad todo está bien, no es tan malo, —antes de marcharse acaricia mi cabeza y me da una sonrisa cálida pero sospechosa, simplemente asiento y lo veo salir.

Solo espero que en realidad todo este bien, no me gustaría que nada malo le pase a él o a quienes ama.


Tú, mi ansiedad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora