Capítulo 29

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Llego el lunes por la mañana, como siempre despierto 5:30 en punto para no llegar tarde al instituto. Mientras desayuno no logro contener mi sonrisa tímida, desde la salida con Liam mis pensamientos son solo de él y no espero por volver a verlo, por volver a escuchar su voz y mirar sus ojos castaños deslumbrantes. Y sobre todo quiero escucharlo pronunciar mi nombre.

—¡Mar!, hija —me percato de los gritos de mi mamá llamando mi atención.

—¿Qué sucede mamá? —Respondo con una pregunta, con una actitud bastante sorprendida.

—No hija, ¿qué te sucede a ti? Llevo rato preguntándote si quieres mermelada en tu sándwich, pero por lo visto andas en otro mundo. —Me reprende. Y al sentirme culpable, solo le muestro una sonrisa inocente.

—Perdón mamá, es solo que... —miro a mi alrededor en busca de una justificación de mi distracción, hasta que miro el reloj dando las 6:30 de la mañana— ¡Voy tarde!

Me levanto de la mesa a prisa, voy a mi alcoba a recoger mi maleta y mi celular para salir de inmediato, nunca antes había salido tan tarde. La razón es obvia a esta hora todos los autobuses van repletos y esta de mas decirlo que eso no es bueno para mí.

Me despido de mi hermanita y de mi mamá, afortunadamente mi mamá empaco mi sándwich para llevar. Al llegar a la parada del autobús estamos como unas diez personas esperando impacientes. Finalmente llega y con las justas alcanzo a subir, voy aplastada entre la gente casi no logro sujetarme, pero por fortuna o no el bus va a una velocidad en la que no hace falta sujetarse.

Siento un ardor en mis mejillas y mi corazón late frenéticamente, lo único que quiero es bajarme lo más pronto posible, después de un tiempo llego y continúo corriendo hacia la entrada principal del instituto, a esa hora son pocos los estudiantes que llegan. Subo las gradas a prisa y al llegar al pasillo observo al profesor de matemática a punto de entrar, por fortuna el jamás sabe cerrar la puerta; así que logro entrar justo después de él.

Al entrar al aula, observo que Alexa ya se encuentra ahí lo cual me impresiona mucho, creo que hoy intercambiamos papeles. Solo la saludo agitando la palma de mi mano y mostrándole una sonrisa cansada. Enseguida el profesor García comienza a tomar lista, hasta mientras intento recuperar el aliento y con mis manos heladas acaricio mis mejillas ardientes intentando que vuelvan a la normalidad.

La clase fluye con normalidad, por fortuna entiendo todo sobre las funciones trigonométricas. Enseguida que el profesor termina la clase, Alexa no contuvo sus cuestionamientos hacia mí.

—¡Mar!, ¿qué sucedió?, te encuentras bien. Nunca en tu vida has llegado atrasada. —Menciona con sorpresa.

—Y tu nunca en la vida has llegado puntual. —Reímos a carcajadas ante mi respuesta.

—Lo sé Mar, pero dime ¿qué paso? —La respuesta era obvia, me distraje pensando en Liam que no me di cuenta del tiempo, pero como se lo iba a decir si a Alexa no le agrada. Finalmente, logro formular una mentira. Nunca antes le había mentido, pero no me queda de otra.

—Es solo que se me daño el despertador, —hablo sin mirarla a los ojos.

—Lo sabía, si no fuera por eso tu estaría aquí desde las seis de la mañana —dice con ironía.

—No exageres —le digo con una sonrisa tímida.

—Por cierto, ¿qué hiciste el fin de semana? —mi corazón empieza a latir fuertemente ante su pregunta —te llame a la casa, pero tu mamá me dijo que saliste, y eso es muy raro en ti —. Alexa pone un gesto de extrañeza en su rostro, y no me queda de otra mas que confesarlo todo.

—Mmm... —vacilo, pero estoy decidida a hablar —Liam, me invito a salir. —Confieso con gran timidez.

—¿Qué, como es que paso esto?, tienes que contármelo todo. —exclama con sorpresa y decidida a enterarse de todo.

Quería continuar hablando con Alex, pero la siguiente clase comenzó así que no nos quedo de otra mas que esperar hasta el receso.

Tú, mi ansiedad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora