Capítulo 17

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Escucho varias voces así que empiezo a abrir mis ojos lentamente y observo varios árboles y montañas al fin habíamos llegado, antes de salir del autobús la profesora de biología nos da indicaciones generales.

—Escúchenme estudiantes, este Jardín Botánico es el más grande de la ciudad, existen una variedad de senderos distintos con su respectiva vegetación, por lo tanto para aprovechar esta visita cada pareja irá por un sendero diferente que yo misma escogeré, el tiempo de caminata es aproximadamente de tres horas pero yo les voy a dar más tiempo para que lleguen al refugio que será nuestro lugar de encuentro; ahí almorzaremos y estaremos listos para el retorno.

Dicho esto al bajar del autobús, fue señalando el sendero a cada pareja, nos informó también que en cada camino hay dos guías por lo que estaremos seguros.

Mientras caminaba por el sendero que nos tocó a Liam y a mi evitaba mirarlo o hablar con el simplemente observaba los árboles y disfrutaba de la ligera brisa que nos cubría, además intentaba encontrar algunos carteles con información pero no podía visualizar nada lo cual era extraño pero a unos pasos más se encontraba un guía seguramente él nos explicaría.

—Bienvenidos al Jardín Botánico más grande de la ciudad, a partir de aquí encontraran una diversidad de especies propias de la región cada una contiene su respectivo cartel informativo con su nombre científico su utilidad e importancia, al final del camino encontraran a otro compañero quien les mostrara el camino hacia el refugio, eso es todo disfruten de su visita.

Tenía razón en unos segundos nos encontramos con varias especies de arbustos, flores y árboles de gran importancia ambiental, nos detuvimos en cada uno para tomar fotografías tanto de la especie como de su información de esta manera ganaríamos tiempo.

Hablaba con Liam solo para comentar lo fantástico de cada especie silvestre hasta que él cambio el tema, como es de costumbre.

—Mar te parece un juego de preguntas —dice mientras observo el tronco de un árbol de más de cien años por lo que simplemente asiento. — Bien entonces yo empiezo. Dígame señorita Anderson, ¿es usted una chica de invierno o de verano? —Río ante su pregunta graciosamente formulada.

—Mmh... —tomo mi tiempo para responder de una manera ingeniosa —, totalmente de invierno, me encanta tanto disfrutar de un día lluvioso; de los colores de las diversas flores, ver el pasto crecer y que los árboles se llenen de miles de hojas. Por el frio no hay problema, es tan satisfactorio prender la chimenea y tomar un chocolate caliente a la vez que te rodea ese gélido aire.

—Increíble —sonríe con su vista en el cielo —, es tu turno hazme la pregunta que quieras.

Al escucharlo decir la pregunta que quiera, enseguida pasa por mi mente algo por lo que he estado muy inquieta en saber, lo dudo por unos momentos pero al final saco el valor para decirlo.

—Okey, me contaste que nunca has tenido novia; sin embargo, he notado que eres alguien demasiado sociable entonces no logro entenderlo —. Siento un poco de calor en las mejillas pero es controlable.

— ¿Conoces sobre el desamor en la matemática? —su respuesta es una pregunta demasiado extraña por lo que simplemente lo observo confusa y el continua —. Tal vez si ha existido esa persona con la que me encontré una vez en la vida, que sentí que era la correcta pero fue solo un momento en el que nos acercamos y después nos separamos para siempre al igual que unas líneas tangentes; existen otros dos tipos de desamor matemático, uno se trata de las personas que comparten muchas cosas en común tanto que podrían ser almas gemelas pero que jamás podrán estar juntas como las líneas paralelas —su seguridad me tiene asombrada—, y finalmente aquellas personas con las que el destino siempre juega, llegan a estar tan cerca de conocerse pero al final algo siempre lo impide y jamás llegan a mirarse o tocarse siquiera, al igual que unas líneas asíntotas.

Entendí cada una de sus palabras, y he quedado totalmente impresionada porque jamás lo había escuchado y es tan cierto.

—No sabía que entendías tanto a la matemática —, avanzo a decir aun con gran impresión.

—Yo tampoco lo sabía —dice y reímos fuertemente.

Así termino el juego de preguntas y continuamos caminando por el sendero de piedras observando las demás especies.

Tú, mi ansiedad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora