Capítulo 31

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Al término de la jornada de estudio, regreso a mi casa con una sonrisa en mi rostro últimamente no se me es difícil sonreír, cuando a travieso el portal de la entrada saludo a mi mamá quien esta curiosamente limpiando unos retratos de la sala.

—Hola mamá, ¿qué haces? —inquiero de inmediato.

—Hola mi vida, ¿cómo estás? —me responde sin regresar a verme —solo estoy limpiando estos retratos de tu padre, sabes que ya se acerca la fecha en la que nos dejó.

—Si tienes razón mamá, —algo de tristeza me llega al observar la fotografía en la que estamos toda la familia.

Mi papá era un buen hombre, de expresión seria, pero de espíritu divertido. Él siempre me motivaba a ser alguien arriesgada, valiente y fuerte; tristemente me convertí en todo lo contrario temerosa y cobarde, tal vez ahora el este decepcionado de la persona en la que me convertí, lo único que me gustaría volver a escuchar de él es: "mi pequeña niña no importa las circunstancias duras por las que tengas que atravesar solamente se tú misma y todo saldrá bien".

Cada vez que llegaba llorando de la escuela me decía esas palabras y calmaba mi tristeza, sin duda mi papá era mi mejor amigo al igual que mi mamá aunque él era mas prudente por lo que se ganó mi total confianza, incluso guardábamos secretos que no quería que mi mamá supiera, como aquel día en el que me prepare un sándwich por mi misma y termine rompiendo un plato de porcelana y el vaso de mi bebida; seguramente mi madre me habría regañado fuertemente por romper una parte de su vajilla de colección. Lo que mas me dolió de su partida es que pese a los consejos de que dejara su adicción nunca le importó tener ese riesgo acumulativo en su cuerpo, que en algún momento le generaría una enfermedad y en su caso la muerte.

Siempre me he preguntando que, si en algún momento de mi vida me enterara que algo dentro de mi estilo de vida puede llegarme a provocar alguna enfermedad, por supuesto que haría todo lo posible por cambiarlo, aunque me cueste lo haría por que se que a mis seres queridos les dolería verme enferma. Pero quizá él pensaba diferente, tal vez él era demasiado egoísta para saber el dolor que nos causaba verlo enfermo, simplemente le gustaba disfrutar del momento y al final lo pago de una manera nada agradable.

—Hija ve a cambiarte, enseguida pongo la mesa para que almorcemos. —Sugiere y corta mis pensamientos, accedo y me dirijo a mi habitación.

Al estar en la mesa no falta la pregunta de todos los días. —¿Qué hiciste hoy hija?

—Lo de siempre mamá, hicimos algunos ejercicios en matemática y lectura comprensiva en literatura —, aunque quisiera contarle más se me es difícil, se la razón y vaya que me duele.

—Bien y ¿cómo esta Alex y Liam? —Nunca pensé que preguntaría con Liam, ahora estoy segura de cuanto le agrada.

—Están bien, a propósito, mamá este sábado puedo salir con ellos. —Aprovecho el momento para pedir permiso para la salida del fin de semana y sé que era definitivo que me dejaría ir.

—¡Por supuesto hija!, me gusta tanto que ya estés saliendo—menciona mientras una enorme sonrisa se pinta en su rostro y sus ojos brillosos me observan ilusionada—y, ¿a dónde van?

—Gracias mamá, la verdad no sé. Liam dijo que tenia que ir y verlo —sonrío de la nada al mencionarlo.

—Sabes hija, últimamente te veo más feliz. Esa tú me gusta mucho mi vida —, sus palabras me sorprenden, la verdad es que se me hace extraño sonreír en cualquier momento creo que estoy enloqueciendo. —¿y qué te parece si invitas Liam y Alexa a ver una película aquí en la casa?

—Es una buena idea, está bien yo les aviso mañana. Gracias mamá.

Pienso que es una buena idea el invitar a Liam, después de todo él a hecho tantas cosas por mi que es perfecto para agradecérselo.

Tú, mi ansiedad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora