Capítulo 36

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Escucho una melodía que me gusta pero que también me irrita, es la alarma indicándome que debo despertar para poder ir al instituto, me levanto con gran dificultad para apagar la alarma y vuelvo a recostarme teniendo presente que debo alistarme, minutos después llega mi mamá a golpear la puerta diciendo que ya era las seis de la mañana por lo que me levanto apresurada porque sabía perfectamente que llegaría tarde, corro al comedor y me asombro aún mas al ver a Liam sentado en uno de los asientos; así que no fue un sueño, en realidad está aquí y yo continuo con pijama y despeinada, ya era muy tarde para escapar de la escena ya me había visto.

—Te vez bien Mar —, esa fue la manera de saludarme.

—Ni siquiera lo menciones —contesto, sin siquiera regresar a mirarlo.

Me apresuro comiendo para poder alistarme y no salir tan tarde, aunque ya me estoy haciendo a la idea de que tan llenos van a venir los autobuses. Me gustaría que en un momento como este mi mamá sugiera el llevarnos en el auto al instituto, pero se perfectamente que no cuento con la mejor de las suertes.

Ya por salir tomo mi maleta, las llaves de la casa y mi celular, y salgo a prisa; pero contrariamente Liam sale con tanta parsimonia, que me agobia.

—¡Apresúrate! —no lo soporto y exclamo.

—Tranquila Mar, no vamos a llegar tarde —intenta calmarme.

Se perfectamente que no llegaremos tarde, es solo que iremos con muchas personas y eso no es una situación que me agrade.

Cuando llegamos a la parada del autobús, como lo había predicho estaba repleta de estudiantes y personas que se dirigen a sus trabajos.

—Mar no tiene nada de malo ir en un bus repleto de personas, ve a esta situación como algo divertido, no tengas esos pensamientos negativos. Ahora yo estoy contigo, está bien.

Es extraño, pero desde que lo conocí siento que es como si leyera mis pensamientos, como si supiera todo de mí, cosas que ni yo misma conozco.

Al final consigue calmar mi agitada respiración.

El autobús llega y de inmediato, todos se apresuran para poder subir. Debido a que se perfectamente que no cuento con la fuerza para luchar con tantas personas, suelo esperar a que todos suban, pero Liam toma mi mano y me guía en medio de la gente y me hace subir, sorprendentemente también paga mi pasaje y continúa guiándome entre la multitud y por fin encontramos un espacio.

—Ves, no fue tan difícil —siempre me ha gustado escuchar el tono de su voz suave y mirar sus ojos castaños con ese brillo especial.

Hoy no fue difícil pasar en medio de la aglomeración de las personas porque él estaba ahí para tomar mi mano y no soltarla, porque él logra calmar mi agitado corazón.

Pues sí, llegamos justo un minuto antes de que entrara la profesora. Alex solo me saludo y guardo todas sus preguntas hasta la hora del receso para lo cual yo ya estaba lista para contestar.

—Al final me ganó —susurra, pero logro escucharlo.

—¿Qué gano? —cuestiono curiosa y confundida.

—Nada, eso espero —me deja aún más confundida, pero prefiero no preguntar más.

El resto del día continuó normal como es de costumbre. Al final de la jornada de clases Liam no tardó en acercarse a Alex y a mí.

—¡Hey Mar, Alexa! —llama nuestra atención mientras metemos nuestros cuadernos en la maleta.

—Ahora ¿qué sucede? —responde Alex y no de una manera amigable.

Tú, mi ansiedad©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora