Capitulo 12

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Entró al Club junto a Hyung Sik, sonriendo con burla cuando las joyas que ya se encontraban en el lugar, fueron incapaces de contener la molestia por verlos.

Hyung Sik sostenía su cintura de forma posesiva, ignorando a cada una de las personas que ahí se encontraban, confirmándole nuevamente que el mundo le pertenecía y que era lo más valioso en aquel asqueroso lugar.

La pulsera que ahora adornaba su muñeca, le indicaba también que Hyung Sik podía darle todo y más sin siquiera dudarlo, simplemente para demostrarle que su amor era todo lo que Pete debía desear.

Rió con suavidad al sentir los labios de Hyung Sik rozar su oído, susurrándole palabras de amor que ninguna otra joya era merecedora de escuchar; palabras de amor que sólo iban dirigidas a él como desde el primer momento.

Barrió el lugar con su mirada, sintiendo la molestia recorrer su cuerpo al notar al pelinegro en el Club, esperando distraídamente para cumplir su trabajo.

Había visto la motocicleta aparcada y esperaba que su niñero pudiese comprender que nadie más que Hyung Sik podía siquiera acercarse, pero no esperó verlo tan jodidamente cómodo con aquel chico Tay, como si una noche sin Pete fuese suficiente para olvidar su lugar.

Sonrió, queriendo que su expresión enmascarase toda la frustración que sintió sin poder contenerla. Porque no debía estar sintiéndose de aquella forma por alguien que no fuese Hyung Sik.

Porque sus emociones sólo podían descontrolarse por el hombre que ahora lo sostenía.

-Tu joya está siendo una jodida puta con mi niñero-dijo lo suficientemente fuerte para que Tay escuchara, esperando que, de esa forma se alejara al fin de su niñero-, creí que nadie del Velvet podía tocar tus joyas, mi amor.

Hyung Sik sonrió, viendo a Vegas poner cierta distancia de Tay, consciente de que las palabras de su joya en aquel preciso instante eran imperativas. Liberó a Pete de su agarre y se acercó a ellos, su mirada paseándose de Vegas a Tay con curiosidad.

- ¿Te gusta el perro de mi joya, Tay? -preguntó con su tono de voz destilando en burla.

-No, Señor. Nosotros sólo estábamos esperando que el Señor Pete llegase- dijo con suavidad, sonriéndole a Hyung Sik para evitar que su reacción fuese demasiado violenta como había escuchado podían llegar a ser cuando no estaba conforme-, jamás rompería sus reglas...

Hyung Sik asintió, acariciando suavemente el rostro de Tay, el deseo cruzando su mirada de manera fugaz cuando Tay reclinó su cabeza ante el toque; la sumisión en su nueva joya lo emocionaba por completo.

-Bebé, escuchaste a mi joya. Sólo estaban esperando por ti, no deberías estar hablando sin saber lo que sucede realmente.

Rió, rodando sus ojos ante esto. Ese chico Tay mentía; había visto la forma en que miraba a su niñero y estaba seguro que aquel chico simplemente buscaba evitar un castigo.

También había visto la forma en que su niñero reaccionaba ; su sonrisa complaciente ante lo que fuese hubiera dicho la joya, misma sonrisa que jamás le dedicó.

Sin alcanzar a pensarlo, su mano se cerró en el cabello de Tay, tirando con fuerza desmedida. Sus ojos se fijaron en él, con su sonrisa desapareciendo ante la idea de que Vegas pudiese desear a alguien más que no fuese él mismo.

-No dañes mis joyas, bebé-. La voz de Hyung Sik lo hizo reaccionar, conteniendo el gemido de dolor cuando su muñeca fue torcida en un ángulo anormal, obligándolo a liberar el cabello de Tay-. Hemos hablado de esto, ¿No es así?

Untouchable - VegaspeteWhere stories live. Discover now