Capitulo 39

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Sus dedos trazaron el gran ventanal que le entregaba una vista privilegiada de la ciudad. Relamió sus labios, respirando profundo para alejar el dolor que se volvía asfixiante cada vez que su mente le recordaba lo que había perdido.

Se preguntaba si Minjae habia llorado en el momento en que volvió a su refugio sin encontrarlo, o si al menos, luego de aquel mes, podía pensar en él sin rabia y asco.

— ¿No deberías estar a mi lado, bebé?
Inhaló profundo, liberando el aire de golpe al sentir los brazos de Hyung Sik rodear su cintura para abrazarlo, sus labios recorriendo su cuello con suavidad.

Se movió entre sus brazos, sus manos recorriendo el pecho desnudo de Hyung Sik en forma ascendente para enredarse luego alrededor de su cuello.—Me gusta ver la ciudad a esta hora, me recuerda que es real, ¿Sabes? Que estoy aquí, en la cima de todo...

De todo el mes en que Pete había estado a su lado, se encargó de que aquella tristeza que seguía sintiendo por Minjae se antuviese siempre presente.

Sólo necesitaba pequeños detalles para que el estado anímico de Pete  estuviese al límite; de esa forma, él terminaba buscando refugio y contención en sus brazos.

Tenía paciencia suficiente para esperar a que su nueva y más importante joya, terminase por rendirse completamente ante él.

Condicionarlo a base de palabras llenas del amor que sentía por él y caricias que lograran borrar cada recuerdo de Minjae, se había vuelto una rutina.

Hacerse poseedor de su cuerpo y forzar su cabeza a necesitarlo tanto, como el mismo Hyung Sik necesitaba de Pete.
—Vamos a la cama, amor. Ya mañana podrás seguir disfrutando del mundo que deseabas. Esta noche me encargaré de que disfrutes hasta que estés totalmente exhausto. Voy a hacerte feliz, bebé... Vamos.

— ¿No podemos quedarnos aquí? Me gusta... —preguntó con ciertas dudas, tensándose cuando Hyung Sik acunó su rostro con una de sus manos sin dejar de observarlo—, ¿Hyung Sik?

—Claro que sí. Será como tú quieras, bebé. Te amo, Pete eres mío; completamente mío, bebé.

—Soy tuyo ahora, ¿No? —susurró, sonriendo con amargura ante
esta idea; el dolor de la pérdida quemando bajo su piel—,supongo...Supongo que es así...

Las lágrimas resbalaron por sus mejillas mientras permitía que Hyung Sik recorriera su cuerpo. Cubrir el dolor con placer se había vuelto parte de su rutina, pero al menos de esa forma, su cabeza podía abstraerse de todo.

Pertenecerle a Hyung Sik de forma física y primitiva alivianaba en algo la culpa, sabiendo que pese a todo, sus sentimientos seguían perteneciéndole a alguien más.—Quizá mañana puedas comenzar a presentarte en el Club,
bebé... Dijiste que cantabas, ¿No?

— ¿En verdad? —dijo con emoción, queriendo encontrar algo que
lo ayudase a despejar su mente de todo.

—Claro. Puedes cantar y deleitar a mis clientes con tu hermosa voz... Amaría que todos supieran lo perfecto que eres. Luego podemos extender tus presentaciones...

Sonrió, abrazando a Hyung Sik de forma honesta, sorprendiendolo. —No voy a decepcionarte, lo prometo.

—Claro que no, nunca podrías, bebé... Tu sola presencia hace que mis días estén llenos de felicidad. Me has entregado el mejor mes de toda mi vida.

—Uhm... Me alegro que creas eso incluso aunque estás rodeado de todas esas mujeres que podrían darte lo mismo.

Una carcajada resonó en el lugar; el ceño de Pete se frunció en confunsión, intentando zafarse cuando Hyung Sik sostuvo su mentón para inmovilizarlo. — ¿Estás celoso? Tú no entiendes, bebé. No me interesa saber que esas mujeres desean tener todo y son capaces de entregarse así de fácilmente... Incluso aunque ellas pasen por mi cama una y otra vez, no son capaces de hacerme sentir así de vivo... Esa noche que te vi por primera vez, supe que tu destino era pertenecerme. Supe que no podía vivir sin tenerte entre mis brazos; no ellas, sólo tú.

Untouchable - VegaspeteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora