Capitulo 36

333 53 59
                                    

 Mordió su labio para contener la emoción, paseando sus ojos por la ciudad bajo él; sus manos se apoyaron contra el barandal, apoyando su cuerpo contra el balcón para sentir el aire golpear su rostro.

Deseó por un momento, estar con Minjae pero él seguía por su cuenta a base de trabajos que jamás los sacarían de donde estaban... Así que mentirle se había vuelto casi una costumbre.

La culpa seguía allí, porque lo amaba con su vida y no podía imaginar el mundo sin él; el dolor que la simple idea de terminar separados provocaba, a ratos le quitaba el aire.

Lo amaba tanto, que podía mentirle para que ambos obtuviesen lo que necesitaban.

Hyung Sik había cumplido su promesa y Minjae había logrado conseguir algo mucho mejor que ser un simple traficante. Y aunque tenía claro que aquellos horarios extenuantes a los que se veía expuesto eran a causa de Hyung Sik.

Lo amaba. Así que podía soportar todo si al final del día, Minjae lo sostenía entre sus brazos y todo lo demás dejaba de importar.

— ¿Te gusta lo que ves, bebé?

La voz de Hyung Sik lo sacó de sus pensamientos, captando su atención de forma inevitable.

—Es un lugar muy lindo, gracias por la invitación— dijo en un susurro, sin despegar sus ojos del hombre que ahora bebía con lentitud su vaso de whisky—, aunque no sabía que podías reservar todo el lugar...

Hyung Sik rió tan suave, que por un momento , no estuvo seguro de haberlo escuchado —Puedo hacer eso y mucho más, cariño. Quería que te sintieras cómodo.

—Uhm... Sí, gracias —dijo enfrentando directamente ahora a Hyung Sik.

— ¿No estás a gusto en este lugar, bebé?

Guardó silencio, buscando las palabras precisas para explicarle a su anfitrión que, su presencia poco ayudaba en ello.

Aunque aquel miedo que lo paralizaba en un principio seguía presente, el Pete notaba cómo Hyung Sik lograba transgredir todos sus muros. No se sentía incómodo, pero no era calma en verdad lo que transmitía.

—Es un lugar agradable en verdad...

El asintió, bebiendo de golpe el whisky e indicándole al tipo que lo escoltaba, que los dejara a solas. Con una sutil reverencia, el guardia de Hyung Sik abandonó el lugar. El silencio, que sólo era roto por los sonidos lejanos de la ciudad, los envolvió de forma abrumadora.

— ¿Es mi presencia la que te desagrada entonces, Pete?

Tragó saliva, siguiendo el camino que Hyung Sik realizó; de forma inconsciente, retrocedió hasta que su cuerpo golpeó por completo el borde del balcón, sintiendo como su espacio personal era en su totalidad invadido.

En sus ojos, tuvo claro que Hyung Sik lo deseaba más que en cualquier ocasión; la forma en la que parecía luchar contra el impulso de poseerlo se volvieron visibles y, aunque temía, fue incapaz de reaccionar en verdad.

—No... Ya no me desagrada tu presencia... —rio con nerviosismo, porque en un principio jamás creyó que sentiría aquella adrenalina junto a Hyung Sik. Nunca creyó en verdad, que aquel hombre despertaría algo más que asco y miedo como la primera noche en que lo encontró—, supongo que... Te juzgué mal.

Hyung Sik exhaló profundo, humectando sus labios por un momento. Una de sus manos delineó el rostro del chico, moviéndose incluso más cerca ahora. —No sabes cuán feliz me hace escucharlo...

Untouchable - VegaspeteWhere stories live. Discover now