Capitulo 26

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 La luz del amanecer comenzaba a colarse por la ventana de aquella habitación, más en ningún momento pudo conciliar el sueño en realidad; masajeó ligeramente el puente de su nariz, respirando con cierto cansancio antes de removerse con cuidado en la cama, sentándose en silencio con los ojos fijos en Pete, que dormía profundamente junto a él.

Observó su rostro oculto apenas entre sus brazos, su cabello cayendo en desorden, enmarcando sus facciones; su ceño se frunció por unos segundos, sorprendido de la calma que su protegido demostraba mientras dormía, contrastando por completo de su actitud habitual.

Inconscientemente, su mano trazó con lentitud por su columna de forma ascendente, la piel de Pete sintiéndose tan familiar bajo sus dedos, deteniéndose sólo cuando se removió ante el toque, dejando escapar un débil quejido de molestia por estar siendo interrumpido.

Suspiró, sin poder evitar que sus comisuras se alzaran levemente ante lo infantil de aquella reacción.

Su protegido se movió, girando hasta cambiar de posición, parpadeando un par de veces e intentando acostumbrarse a la escasa luz que iluminaba el cuarto

Relamió sus labios, dirigiendo su mirada hacia el pelinegro y dejando que una sonrisa teñida en burla se dibujara en sus labios, sin preocuparse de que las sábanas hubiesen resbalado de su cuerpo, cubriéndolo apenas.

—Desde el primer momento que te vi, supe que eras un jodido voyerista, niñero— bromeó, su tono de voz acariciando los sentidos del pelinegro.

(Voyerista :individuo que siente placer de observar, muchas veces a escondidas, a personas desnudas, o teniendo actitudes intimas.)

—Muy divertido...

Pete rió, sentándose para acercarse a su niñero, deslizando uno de sus dedos por su pecho, lo suficientemente fuerte como para dejar una marca. —De verdad creo que sin ropa tu personalidad es mucho menos irritante~

—Y yo creo que lo prefiero dormido, Señor— dijo con calma, sosteniendo la muñeca de Pete con fuerza controlada—, o con la mente ocupada en algo más.

Frunció el ceño, liberándose del agarre del pelinegro con molestia ante su comentario. Se levantó de la cama, ahogando el grito cuando sintió el agarre en su cintura, su cuerpo golpeando contra el del pelinegro y disparando aquella sensación de comodidad que venía empujando fuera de su sistema, temeroso de no poder controlarse tal cual venía sucediendo cada vez.

— ¿Qué haces, idiota? Suéltame de una vez.

Pidió, maldiciendo las dudas que fueron claras en su tono de voz, estremeciéndose cuando el pelinegro recorrió su abdomen con su mano extendida, forzándolo a mantenerse quieto.

Sentía el aliento cálido de su niñero acariciar la piel de su cuello, volviendo su mente un completo caos ante la necesidad que aquella cercanía despertaba.

Mordió su labio, sintiéndose estúpido cuando aquel recuerdo fugaz cruzó su mente; imágenes que creyó olvidadas luego de todos esos años y emociones que había logrado sepultar profundamente.

¿Por qué seguía evocando aquellos sentimientos? El pelinegro nada tenía que ver con aquello... Nada de lo que ahora sucedía en su vida tenía algo que ver; había dejado todo atrás por tener el mundo y eso era lo único que debía importar.

Aquel encuentro con Vegas sólo era una prueba más de que ninguna persona podía negarle sus deseos...

«No importa si debo arriesgar todo para darte el mundo...»

Untouchable - VegaspeteOù les histoires vivent. Découvrez maintenant