Capitulo 37

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— ¿Va a algún lugar, Señor?

Se sobresaltó al escucharlo, viéndolo en la puerta de la salida de emergencias con expresión seria. Su labio tembló, más se mantuvo quieto en su sitio. —F-Fuera... ¡Largo!

—Señor —dijo con calma, viendo los nudillos de Pete blanquearse en su agarre—, volvamos dentro... Es peligroso que juegue en las escaleras.

—Vete... ¡No te me acerques!

— ¿Planea llegar a algún lugar? ¿Realmente se arriesgará a seguir bajando?

Pete mordió su labio, conteniendo las ganas de llorar que aquella idea le provocaba. Consciente, como no sucedía en demasiado tiempo, que se encontraba preso en aquel lugar. Hyung Sik había conseguido la finalidad de aquellos juegos de poder; había instalado el terror en su cabeza de forma tan profunda, que la simple idea de seguir avanzando en aquella escalera, se volvía sinónimo de muerte para Pete.

—Hyung Sik... Hyung Sik no permitiría... —rió débilmente, escuchando cómo su propia risa se convertía en sollozos—, jamás...

Escuchó el profundo suspiro del pelinegro, pero fue incapaz de alzar su vista para enfrentarlo. Los pasos tranquilos de Vegas resonaban en la soledad de aquel lugar, moviéndose de un sitio a otro, crispando aún más sus nervios.

—Este lugar es uno muy malo para tus juegos... Si no te mueves de una vez, los imbéciles que están en la entrada del puto edificio vendrán por ti... El Señor Hyung Sik se enterará y terminarás encerrado.

Sonrió. —Hyung Sik jamás revisa sus cámaras... Sabe que no iré a ningún lugar... Él lo sabe, niñero.

—Y acá estás intentando escapar. No me hagas repetirlo, muévete.

—No puedo moverme... No puedo escapar —susurró con angustia, atreviéndose al fin a observar al pelinegro con un amago de sonrisa en sus labios, pese a que sus ojos demostraban terror y desesperación—, estoy atrapado, niñero.

Se acercó a Pete al comprenderlo, cruzando uno de sus brazos por la cintura de su protegido, sintiéndolo relajarse contra su cuerpo. —Volvamos adentro.

Dirigió a su protegido hacia su apartamento, indicándole a Yerim con un tenue movimiento de su cabeza, que no era el mejor momento para acercarse. Notó la tristeza en la expresión ella en el momento en que les entregó privacidad, pero no iba a arriesgarse a otro arranque por parte de Pete, después de todo ella no había podido contenerlo antes.

Lo acercó al sofá, sintiendo los dedos de Pete cerrarse en su ropa para impedir que se alejara. No pudo evitar sonreír al ver la molestia en sus ojos, pero sin negarse, se sentó junto a su protegido, quien se montó sobre su regazo sin demora.

De forma inconsciente, sus manos descansaron en las caderas de Pete, intentando controlarse a sí mismo por la cercanía.

— ¿Dónde mierda estabas, niñero? Tu trabajo es estar junto a mí... Lo prometiste.

—No puedes reaccionar de esa forma porque no sigo tus órdenes. Encontrar a Yerim en el suelo y la puerta abierta... Mierda, no sabes todas las ideas que se cruzaron por mi cabeza.

— ¿Estabas con la perra ésa?

Con suavidad, sostuvo la mandíbula de Pete para enfrentar su mirada, sonriendo con diversión al ver su enojo. —Su nombre es Nancy, Señor... Y no, no he estado con ella.

—No creo una mierda de lo que dices, idiota.

—Lo sé. Pero es la verdad, dudo que pueda estar con alguien sin seguir sintiendo esta necesidad enfermiza por sentirte.

Untouchable - VegaspeteWhere stories live. Discover now