Capitulo 44

270 48 28
                                    

Cuando Hyung Sik entró en la oficina y ordenó a Kinn que los dejase, sin perder ningún segundo se acercó a Pete, besándolo profundamente.

Pete se negó a corresponderlo, aunque intentó controlar la intensidad de aquella acción de manera infructuosa. Con una sonrisa, puso distancia de él para observarlo, buscando las palabras precisas para interrogar a Hyung Sik,
demostrando la indiferencia habitual hacia el resto de las personas,
incluso aunque su corazón latía dolorosamente rápido.

— ¿Amor? —preguntó, acariciandolo  hasta enredar sus brazos alrededor de su cuello, agradecido que los años junto
a él de manera inconscientemente, evitara que sus manos temblaran—, ¿Está todo bien?

— ¿Quieres saber si tu perro está muerto? —rió, viendo a su joya directamente—, no, no está muerto, mi amor. Pero supongo que está despidiéndose de su hermosa prometida; perder a quien amas nunca es fácil, ¿No lo crees? No hay alguien más que tú que pueda empatizar con él en este preciso momento.

— ¿Qué?

—Tenías razón. La puta de tu niñero resultó ser una molestia... Pero creo que Vegas es lo suficientemente inteligente como para comprender su error. Ahh... Hubieses visto cómo lloraba, bebé. Incluso los hombres más duros se quiebran por amor... ¿No lo crees así?

Su labio tembló ante la idea de Vegas lastimando a aquella mujer, porque pese a todo, sabía que Nancy había sido parte importante de su vida; recordando la forma en la que Hyung Sik lo había forzado a él mismo años antes, sintió náuseas ante la idea.
—L-Lo... Lo forzaste a... ¿Él disparó?

— ¿Qué? —preguntó incrédulo al escucharlo— ¡Claro que no, bebé! Una mujer tan hermosa merecía que su cuerpo fuese tratado con delicadeza... Un disparo es algo desagradable en verdad. Y Vegas estaba atado, no podía correr riesgos—dijo sin dejar de sonreír, cerrando sus manos alrededor del cuello de Pete, presionando con fuerza sobre su tráquea hasta que comenzó a luchar por aire—, así que quebré su cuello. Tan frágil... Tan simple. Un poco de presión, y tú mismo caerías en mis manos en este instante, como si nada...

—No puedo... Hyung Sik...

—Esa mujer no volverá a ser una molestia y tu niñero no tendrá
que preocuparse de mantenerla callada. Todos ganamos, ¿No te hace
feliz eso, bebé? —inquirió con burla, hundiendo con más fuerza sus
dedos en la garganta de su joya.

Pete abrió su boca, intentando hablar por sobre la falta de aire, pero Hyung Sik se mantenía presionando con firmeza los dedos contra su tráquea, robándole de forma lenta y tortuosa el oxígeno.

Sus ojos inspeccionando cada expresión de su joya, disfrutando de la forma
en que su consciencia parecía abandonarlo por momentos, pero no del todo.

Cuando notó que Pete ya no luchaba, liberó su agarre y dejó que su cuerpo cayera con violencia a sus pies, observándolo sin demostrar alguna expresión, escuchando sus jadeos desesperados por volver a regular su respiración.

—Responde, bebé —ordenó, empujando con uno de sus pies a suavemente contra el cuerpo del menor—, ¿No te hace feliz que pudiéramos eliminar una amenaza?

—No... No tengo porqué...

— ¡Exacto! —exclamó entre risas, viendo la confusión y el miedo en Pete—, no tienes porqué... pero estás feliz de todas formas, ¿No es así?

—Sólo intentaba protegerte... ella iba... ella iba a hablar... quería cuidar de ti...

— ¿Protegerme a mí? —sonrió, mas sus ojos no alcanzaron a reflejar alegría u orgullo por la actitud en su joya más valiosa—, Dios... Lo había olvidado por completo, bebé. Lo fácil que dejas que tus emociones te sobrepasen... ¿Qué debo hacer? Realmente me está doliendo lo que tus bellos ojos están mostrándome ahora, Pete. Estoy tan
confundido... Tu boca sabe exactamente lo que decir, pero tus ojos me están lastimando, mi amor...

Untouchable - VegaspeteWhere stories live. Discover now