Capitulo 25

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Su voz tembló, perdiendo toda seguridad ante sus palabras; rogando sin importar lo humillante que pudiese ser, porque al menos de esa forma, podía recuperar en parte su poder.

Si Vegas lo deseaba, seguía manteniéndose por sobre cualquiera y eso era lo único que importaba. No era de mayor trascendencia si sólo terminaba siendo usado mientras pudiese seguir controlando al pelinegro.

Lo vio dudar. La mirada del pelinegro obscurecida en deseo y confusión antes de que cerrara la distancia entre ambos y atrapara su nuca, tomando sus labios en un beso ansioso y brusco.

Su lengua buscando hasta el lugar más recóndito de su boca, ahogando el gemido que Pete dejó escapar ante la intensidad que estaba forzando en aquel encuentro.

Las manos de Pete se enredaban en su cabello, buscando más profundidad mientras su cuerpo se apegaba sin importar el dolor contra el del pelinegro, sonriendo con soberbia cuando se separó de él, sabiendo que Vegas seguía atrapado en aquel juego.

Reafirmando que sin importar qué, su niñero seguía perteneciéndole.

—Puedes jugar, niñero...— dijo susurrando contra su oído ,Vegas respiró con pesadez, una de sus manos recorriendo la espalda de su protegido con lentitud, extasiado ante la sensación de su piel bajo sus dedos, sólo para él—, sé que también quieres usarme...

—Se equivoca. No soy igual que esos hombres, se lo he dicho.

Pete volvió a poner distancia, totalmente confundido, frunciendo el ceño y siendo repentinamente consciente de su posición. Sus mejillas ardiendo, humillado y avergonzado ante el aparente rechazo. —V-Vete...

Se acercó a Pete, tomando su brazo para arrastrarlo al cuarto sin tomar en cuenta la lucha que intentaba dar. Lo escuchó quejarse ante el dolor cuando lanzó su cuerpo contra la cama, la confusión tan clara en su rostro como la vergüenza.

Apoyó una de sus rodillas en la cama, forzando a separar sus piernas, ubicándose entre éstas y sosteniendo sus muñecas para inmovilizarlo. Vio el terror en su rostro, comprendiendo fácilmente las muchas veces que aquel chico debió haberse visto imposibilitado de defenderse mientras Hyung Sik lo tomaba y forzaba, aduciendo al poder que tenía por sobre él.

Y lo deseaba; tanto, que su mente a ratos se nublaba por completo al sentir su cuerpo bajo él, luchando por libertad y asustado, aunque no lo pusiera en palabras. Pero Pete se equivocaba; él no era igual que esos hombres.

—Qué mierda estás haciendo, imbécil... —susurró, su respiración acelerándose cada vez que Vegas movía su cuerpo sobre él, el roce de su piel desnuda contra la ropa del pelinegro sintiéndose doloroso por momentos—, suéltame.

—Lo que el Señor Hyung Sik le haya hecho creer... Se equivoca, Señor. Usted no está en un pedestal... Usted no es una joya ni está en ese lugar para brillar.

Lamió su cuello, liberando las muñecas de Pete para delinear su cuerpo, embistiendo en falso hasta arrancar un débil gemido por parte de él que seguía luchando, sin saber en realidad cómo reaccionar ante todo aquello.

Su lengua trazó su camino por la piel de Pete, humedeciendo cada lugar que iba recorriendo; besó su cuello, bajando por sus clavículas hasta detenerse en sus pezones, sus dientes tirando con brusquedad para luego aliviar el dolor con la suavidad de su lengua, escuchando los gemidos de su protegido aumentar

Pete arqueó su espalda, necesitando cada roce de su niñero que ahora jugaba alrededor de su ombligo. Su aliento chocando contra su piel, erizándola y sensibilizándolo con cada roce por mínimo que fuera.

Untouchable - VegaspeteWhere stories live. Discover now