Capitulo 30

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—Estás muy tenso, bebé—Hyung Sik habló con calma; Pete sonrió, girándose hacia él  cuando éste acarició su rostro, enredando sus dedos con suavidad en su cabello para atraerlo; su boca tomó posesión de el con avidez, forzando una intensidad a ratos, Pete se vio imposibilitado de corresponder en su totalidad.

Gimió débilmente cuando Hyung Sik acarició su cuerpo, sus manos abriéndose paso por sus muslos y empujando su entrepierna con desesperación en búsqueda de una respuesta—, eso es, sólo relájate, bebé. Será como volver a casa.

Extendió su cuello, cerrando sus ojos al sentir la humedad sobre su piel y por un momento, sus manos tiraron con fuerza del cabello de Hyung Sik cuando la succión que ejerció se volvió dolorosa; sentía su cuerpo responder ante los estímulos, por lo que incluso el dolor era apagado por la forma en la que Hyung Sik ahora movía de forma constante su mano sobre la ropa, sin importarle que dos de sus hombres se encontrasen en el automóvil junto a ellos.

Hyung Sik se alejó, sonriendo al ver las mejillas de Pete tomar color, sus labios entreabiertos y humedecidos. —Te amo tanto, bebé. Dios, no tienes idea de todo lo que soy capaz de hacer por ti... Eres mío.

—Lo soy. También te amo, Hyung Sik.

Gimió al escucharlo declarar su amor sin un ápice de dudas, su pulgar hundiéndose en la boca de su joya que mantenía sus ojos fijos en él, extasiado cuando el succionó su dedo de forma descarada. —Usa tu boca, bebé. Muéstrale a esos idiotas a quién le perteneces y demuéstrame cuánto amas tenerme dentro de ti.

Observándolo por última vez, liberó con diligencia la erección de Hyung Sik, su mano acariciando por un momento su miembro antes de inclinarse.

Su lengua se deslizó por toda su longitud, abriendo su boca para recibirlo por completo. Succionó, presionando su lengua contra la piel cálida mientras movía su cabeza con un ritmo constante, relajando su garganta para profundizar por completo. La mano de Hyung Sik acariciando su cabello y sus gemidos llenando el vehículo.

Aceleró el ritmo, aumentando la presión que ejercía con sus labios y permitiendo que Hyung Sik embistiera con brusquedad contra su boca.

 Contuvo el gemido cuando tiró su cabello, indicándole que estaba pronto a terminar. Su boca recibiendo en una última embestida hasta el último resto de fluidos, tragando con facilidad antes de separarse.

—Tan perfecto, bebé —. Hyung sik susurró, limpiando la pequeña estela de saliva y semen que escapó por la comisura de su joya. Lo besó, saboreando su propia salinidad en la boca de Pete—. Eres mío, bebé. Nunca lo olvides.

—Nunca lo haría. Prometiste darme el mundo, mi amor... Y tus promesas son las únicas en las que siempre puedo contar —respondió como cada vez, recibiendo la caricia en su mejilla.

—Me haces tan feliz, bebé.

Sonrió, apoyando su cabeza contra el hombro de Hyung Sik. —Soy tu joya más valiosa... No hay alguien más que pueda hacerte feliz.

—Eso es, mi amor... Tan dócil...

Dejó que le entregase suaves caricias durante el resto del viaje, intentando alejar el miedo de estar acercándose a aquel lugar.

Al menos, pudo aliviar en parte la tensión evidente que Hyung Sik mantenía desde que abandonaron el Velvet, lo que también ayudaba a sentirse un poco más confiado.

Cuando el automóvil se detuvo y los hombres de Hyung Sik bajaron, abriendo con cortesía su puerta segundos después, tomó aire y exhaló con pesadez, bajando con lentitud para enfrentarse a aquel lugar.

Untouchable - VegaspeteUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum