Capítulo №4

278 32 4
                                    


Mis ojos van a los de Phil, quién tiene la vista justo detrás de mí. Respiro profundo y sin soltar el aire, me giro para encararlo. Parece que dura una eternidad, pero no es más que un segundo hasta estar frente a él. No puedo sonreír ni articular palabra. Lo que tengo frente a mí es... Perfecto. No sé cuántos segundos quedamos viéndonos, pero cuando la situación se torna incomoda, comenzamos a pasar saliva y mover los ojos en todas direcciones.

—Julieta —Pronuncia mi nombre como si le doliese. Pero pronto es remediado con esa mágica sonrisa, cómo si no hubiese pasado nada.

—Et —Me acerco y lo abrazo.

«No sé por qué lo hago».

Ante mi abrazo se tensa y mantiene rígido, pero estoy acostumbrada a eso, siempre fue así de frío conmigo. Estos segundos en los que puedo acurrucarme en su pecho, valen oro, es mi niña interior aún enamorada de este hombre de hielo.

«Pero nunca me corresponde el abrazo».

Me aparto para encontrarlo tieso y sorprendido. Su amplio pecho se nota agitado y su vista está en el suelo, como si no quisiese verme a los ojos. Phil a nuestro lado observa todo, lo noto preocupado y eso me preocupa a mí.

—Bienvenida, otra vez —dice Ethan y regala una pequeña y tímida sonrisa.

Mataría por saber qué pasa por su mente, en este momento miles de recuerdos vienen a mi memoria y se me hace un nudo en la garganta de recordar sus últimas palabras en aquella habitación.

—Gracias, son casi las mismas circunstancias que hace años atrás —comento asombrada recordando.

—Casi —replica él y clava sus verdes ojos en los míos, penetrando mi alma.

Hace años atrás, cuando había regresado a este lugar, Phil y Marian —que en ese momento eran novios—, me llevaron al antro, era una supuesta cita arreglada, obvio que fue mi idea, quería conquistar a Ethan como fuera. Y, hoy dando un vistazo, son «casi» las mismas circunstancias. «¿A qué se refiere con el "casi"? ¿No creo que pueda suceder otra vez?».

—Como en los viejos tiempos —Aparece Marian por detrás salvándome.

—Marian —saluda Ethan—. Tanto sin vernos... —Se acerca y deja un beso en su mejilla con una auténtica sonrisa, no como la que me dio a mí, «ni si quiera me besó». Y lo peor es cuando Et le da un pequeño abrazo.

—Connolly —saluda ella—, te has puesto muy guapo... —comenta y le regala una sonrisa.

—Siempre fui guapo, pero el ejercicio y dejar de comer la grasa de Phil me ayudaron a ponerme mejor —responde bromeando con su particular expresión egocéntrica.

Doy una mirada a su cuerpo y puedo verificar que es cierto lo que dice, Dios, se ha puesto enorme. Siempre fue grande, pero ahora se nota que cuida mucho más de su físico, al ver sus brazos noto que tiene más tatuajes y bueno, ese rostro completamente hermoso sigue igual, a excepción de su recortada barba y ese cabello largo arriba y rapado a ambos lados. Es todo un Dios vikingo.

«¿En algún momento de mi vida dejará de gustarme?».

Se hace un pequeñosilencio, yo lo miro a él, él mira a Phil, Phil mira a Marian y Marian me mira a mí.

—¿Se sientan con nosotras? —pregunto de la manera más desvergonzada que puedo.

La sorpresa en el rostro de Ethan es muy evidente. A veces me sorprende a mí misma lo atrevida que puedo ser. Phil va a hablar pero Ethan se adelanta.

—En otra ocasión será, chicas —responde amable—, ¿vamos? —Le pregunta al pelinegro y éste asiente.

—Está bien —respondo avergonzada con mi vista en el suelo.

Castigo Caos#2 Where stories live. Discover now