Castigo Caos#2

Capítulo №29

Mi vista está fija al techo, a pesar de estar todo a oscuras, la poca luz que entra de la calle me deja un poco de visibilidad. Siento la cara tirante de tanto llorar, mi nariz arde por limpiarme y quisiera poder dormirme de una vez por todas. No puedo dejar de recordar los fríos ojos de Ethan y sus palabras tan afiladas y dispuestas a cortar.
El teléfono no deja de vibrar sobre la mesa de noche y sé que es él. Me pregunto si le ha quedado algo más para decirme y terminar de lastimarme. Lo tomo en manos y observo su foto en la pantalla. Además de ser hermoso... ¿Qué es lo que vi en él? ¿Por qué simplemente no puedo pasar página y dejarlo estar?

—¿Qué quieres? —contesto con mi voz ronca y áspera de tanto llorar.

Oigo un ruido extraño, como si estuviese sorbiendo su nariz. Una pequeña parte de mí quiere creer que está llorando, pero eso no tiene ninguna coherencia.

—Lo siento tanto... —habla entrecortado y me sorprendo al confirmar que sí llora. Su voz se oye como la mía.

—No tendría ni que haberte respondido al llamado.

—Lo sé.

—¿Es todo? La verdad no tengo muchas ganas de oír lo que tengas para decir...

—Lo siento, July. Soy una mala persona, digo esas cosas cuando estoy nervioso.

—Ajá.

—Te he mentido.

—Ya lo sé, pensé que eras de esos chicos sinceros, pero después de tanto me doy cuenta que eres un pendejo mentiroso como el resto.

—Nunca te he mentido hasta esta noche —repone.

Me detengo a pensar en lo que está diciendo y guardo silencio. Obviamente no voy a pedirle que hable. Que lo haga solo.

—Llegué a mi casa, me duché y recosté muy molesto —Sorbe su nariz—. En estos años aprendí a pensar antes de hablar, ya no suelo decir lo primero que me llegue a la mente, pero hoy todo eso se escapó —agrega.

—Porque es lo que sientes —replico—, es tu inconsciente. —Chasquea su lengua.

—No, y tampoco te he mentido en el pasado, es que hoy tenía miedo...

—¿Miedo de qué? —inquiero con cansancio.

—Miedo de que escapes otra vez.

—Es lo más estúpido que he oído.

—Lo último que quería es que la noche terminara así.

—Seguro que yo sí —ironizo.

—Nunca te superé, y estoy seguro de lo que sentía.

Hago silencio conteniendo el aire.

—¿Por qué me dijiste todo eso? Fue horrible —Espero su respuesta y por primera vez intento no presionarlo como él dice.

—Porque no quiero que vuelvas a tener control sobre mí.

—Eres un imbécil.

—Lo soy. Pero quiero ser sincero, mentir no me lleva a nada.

Vuelvo a hacer silencio, miro hacia las cortinas que bailan por el viento que ingresa y espero que diga algo más.

—No logro entenderte —admito.

—Ni lo harás nunca.

—¿Por qué me llamas? —inquiero molesta—. Deja todo como está.

—Mi intención no es lastimarte, no puedo evitar estar a tu alrededor, es sólo que...