Capítulo №23

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Al fin pudimos coincidir con Caleb para tomar el café cancelado del domingo, tomo asiento y él frente a mí. Y aunque hoy es lunes y estamos cansados por haber salido del trabajo, decidimos hacerlo igual. La verdad es que también quería una excusa para llegar tarde a casa, ayer en la noche se armó una gran discusión en casa. El motivo es obvio, Tobías y sus grandes ganas de fastidiarme la vida con su tan machista forma de ser. 

—¿Cómo terminó el sábado? —pregunta Caleb animado. 

Llegan nuestros batidos de fruta y suspiro, no sé qué contar y qué no. 

—Genial, aunque luego se jodió por la tormenta, creí que te quedarías... 

Frunce sus labios y hace un chasquido como molesto. 

—Es que estaba cansado, además tengo problemas con mi pareja y lo mejor era que vaya a casa. 

—¿Vives con tu pareja? —consulto tratando de no ser irrespetuosa. 

—No —Sonríe—, pero me gustaría. 

—¿Cuál es el problema? 

—El problema es él, tiene problemas para asumir su homosexualidad y a veces me engaña con mujeres. 

Su rostro se pone tan amargo que es algo doloroso de ver, siempre tiene esa gran sonrisa feliz y ahora se percibe cuánto le duele esta situación. 

—¿Es bisexual? —Niega con duda. 

—Es gay, siempre lo fue pero le cuesta mucho asumirlo, estar con mujeres supongo lo hace no sentirse tan gay, siempre tenemos problemas por eso.

—¿Desde cuándo están juntos? 

—Él es menor que yo, lo conocí en la adolescencia, en un club de fútbol, yo siempre fui asumido, y él era "hetero". Estuvimos juntos y luego tomamos rumbos distintos, hasta hace unos años. Cuando lo volví a ver fue como si el tiempo no hubiese pasado. Y no nos hemos separado desde entonces.

—Hermosa historia... 

—Tiene lo feo también, es un tipo muy difícil, pero ya basta de mí —Ríe—, ahora háblame de ti, cuéntame tu historia con el misterioso Connolly. 

Me apoyo sobre la mesa con mis codos y entrelazo las manos bajo mi mentón. Me siento tonta, pero no puedo evitar pensar o hablar de Ethan y ponerme así. 

—Ethan y Tobías son amigos desde los siete años creo, prácticamente Ethan me vio nacer, era una bebé. 

—Suena a pedófilo —bromea y casi me atraganto con el batido por la risa. 

—La cuestión —Trato de volver al tema—, es que no recuerdo bien cuándo fue, pero si recuerdo tener doce años y profesarle mi amor. —Caleb sonríe con ternura y asiente—. Luego me mudé y no lo vi por cuatro años, pero nunca dejé de pensar en él y esperar volver a verlo. Cuando estaba por cumplir diecisiete le rogué a mi padre y a Tobías que me dejaran mudarme aquí, que quería terminar la escuela y además extrañaba a mamá, eso era mentira, quería ver a Et. 

—Pero él ya era un adulto —consulta Caleb curioso. 

—Sí, estaba a punto de recibirse de arquitecto. Te imaginarás que cuando lo vi caí rendida... 

—Es muy guapo, sí —afirma él con pena. 

—No es lo guapo —replico desconcentrándolo—, porque he tenido oportunidad con otros chicos igual de lindos, pero no me han llamado la atención. 

—¿Qué es, qué tiene? 

—Es él —susurro con seriedad mirando directo a sus ojos color café—. Amo hasta sus defectos. 

Castigo Caos#2 Where stories live. Discover now