Capítulo №11

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Instantáneamente bajo mi mirada y le ruego a Dios que no vengan, que no se sienten aquí. Pero segundos después, cuando vuelvo a mirar en esa dirección, ya los encuentro parados frente a la mesa. Toman asiento, Ethan queda justo enfrente y a su izquierda, Megan, quedando en diagonal a mí y frente a Tobías.

No sabría definir la expresión de Ethan, solamente me mira fijo y serio, pero no le sostengo la mirada, de hecho la desvío y presto fingidamente atención a algo que conversan en la mesa. De reojo veo como se acomodan, ella ríe como una cacatúa y habla con esa dulce y asquerosa voz. Pero lo pienso, no debo ponerme así, ¿cómo voy a trabajar de esta manera de aquí en adelante? Lo que debo hacer es ignorarlos, o en su defecto, aceptar que Ethan y yo fuimos pasado, hoy somos perfectos conocidos. Y como él dijo, nada más.

El mesero llega y deja botellas de agua con gas, tomo una y me sirvo con la vista fiel a mi copa. Jane parece encajar perfecto en la mesa a pesar de su miedo a no hacerlo, e intento conversar de la misma forma que ella. Quiero hacer de cuenta que nada me molesta y sobre todo, que no noto la mirada fija de Ethan sobre mí. Esos ojos verdes tan fríos como el hielo y filosos como una daga, son difíciles de ignorar. Eso es algo que siempre me llamó la atención de él, para no decir que me fascinaba mirarlo y tratar de saber lo que pensaba o sentía. Es una persona tan especial e intrigante y tiene tantas virtudes, pero así también, tiene defectos, como los tenemos todos, y hay que tener un temple de acero para estar junto a él.

Yo no lo tuve. No fui capaz, creo que él necesita otro tipo de mujeres, a veces creo que he sido demasiado tonta o débil para él, le aburría y eso generaba que me maltrate o haga sentir como una niña estúpida. No llenaba sus expectativas y seguro le molestaba tener que lidiar en un noviazgo con una adolescente. Me avergüenzo de sólo pensarlo.

—No deja de mirarte —dice Jane en mi oído y casi la pateo por miedo a que Ethan la oiga.

—Debe estar enojado por nuestra plática —comento natural para no levantar sospechas.

—No, no lo creo, recién le mantuve la mirada y me la devolvió realmente molesto —dice al borde de comenzar a reír. Detesta que lo observen, tiene una fijación con que la gente lo mire—. Yo lo arreglo, le quito lo malote —afirma con una sonrisa macabra y se gira hacia la mesa.

No me da tiempo de decirle que no haga nada, pero es tarde. Se aclara la garganta, bebe agua y sonríe a toda la mesa. Esta chica definitivamente es peor que yo.

—Señor, Connolly —Lo llama formalmente, Ethan la mira con su ceño fruncido y ladea la cabeza en respuesta—. ¿Por qué siempre está de mal humor? —Pregunta sin ningún reparo.

Toda la mesa queda estática, al principio Et se la come con la mirada, la pechugona ríe y niega con la cabeza y por el otro lado, se escuchan murmullos como "Alguien está a punto de perder su trabajo" y carcajadas. Pero me sorprendo cuando Ethan ríe bajo, no le causa gracia realmente, pero sé que prefiere hacer eso a tener que joder todo el almuerzo con sus arranques de ira, hay muchos testigos.

—No es mal humor, es una simple forma de ser —explica pasible y apoya sus codos sobre la mesa—, créeme que si estuviese de mal humor... —Resopla y abre sus manos dibujando una explosión en el aire.

—Entiendo —responde Jane con seriedad.

—Tranquila —responde él—, me han dicho cosas peores. —Termina y sonríe.

Jane asiente mientras lo observa analizándolo y la pechugona comienza a acariciar el hombro de Et con sus largas uñas pintadas de rojo puta. Parece una gata en celo, maldita. Ethan tiene la mirada puesta en Tobías, con quien habla de algo que no logro comprender.

—Señor Connolly —Vuelve a llamar la atención Jane y comienzo a tener miedo.

—Dime... —pide Et, entrecierra sus ojos no sabiendo el nombre de ella.

Castigo Caos#2 Where stories live. Discover now