Castigo Caos#2

Capítulo №33

Cierro la puerta de un gran golpe y sin despegarme de Et, quito mi chaqueta y la suya. Nos besamos con hambre, caminamos y él me va guiando a la habitación, no hay luces, sólo las de la avenida que entran con debilidad por la ventana de la cocina y con eso me alcanza.

Quito su camiseta lentamente y ahora quien besa, lame y muerde su pecho soy yo. Ethan se encuentra inquieto, mucho más que yo, sus manos de mueven por mi femenidad y trasero, con su intensidad me levanta en el aire y termino por tomar asiento en la cama. Él queda frente a mí, acariciando mis labios y termina por meter su dedo pulgar en mi boca. Sé su intención, lo succiono y acaricio con mi lengua mientras desabotono sus jeans.

Me observa, su abdomen se contrae y por fin bajo sus pantalones y bóxer. Me relamo viendo su gran pene viril, latente y erguido. No hace falta que Ethan haga algo, tiro su piel hacia atrás y comienzo a hacerle suaves caricias con mi lengua. Oír sus jadeos, probar su sabor y poder aspirar su aroma es algo que no le hace nada bien a mi sistema hormonal.

Me meto en la boca todo lo que cabe y con mi mano derecha comienzo a masajearlo de arriba hacia abajo, primero con paciencia, luego con intensidad y velocidad. Sé cuánto vuelve loco el sexo oral a Et y no se resiste. Sujeta mi nuca con ambas manos y se mueve dando suaves golpeteos, haciendo que casi me atragante por la profundidad pero lo dejo, lo más probable es que se venga y por eso lo hace. Se oyen sus casi inaudibles súplicas, suspiros y jadeos, su velocidad aumenta y siento el sabor de su pre-semen en mi lengua.

Pero como suponía y siempre hizo: antes de venirse en mi boca, se aparta. Se agacha y me besa, me guía hacia atrás hasta que mi espalda da con el colchón con él quedando sobre mí. Se mete entre mis piernas y frota a su miembro sobre mi feminidad —aún con la tela de las calzas entre nosotros—.

—Casi me vengo —susurra cuando deja mi boca y va a mi cuello dejando un rastro de húmedos besos.

—Quería que lo hagas... —Me quejo.

Recuerdo cuando le hice sexo oral por primera vez, también fue en un auto, Ethan me enseñaba cómo hacerlo, aprendí rápido y se olvidó, echó su cabeza en el respaldar y como no me detuve se vino en mi boca. Al principio me había dado un poco de asco, pero luego me gustó, aunque eso traumó a Et, dijo que no debería haberlo hecho, no en la primera vez, así que nunca más se vino en mi boca.

Sus manos trazan líneas en mis piernas guiándolas a la meta, logrando que me estremezca de sólo pensar en lo que haremos a continuación. Se pone de lado, casi estando sobre mí y apoyado en su codo izquierdo; levanta mi blusa y por debajo del sostén acaricia mis senos y pellizca mis pezones.

—Muérdelos —ruego retorciéndome.

Escucho una pequeña risa ronca y seguido siento como levanta mi blusa y quita el sostén, dejando mi parte superior desnuda, besa mi abdomen y mete una mano bajo mi cintura, haciendo que me arquee.

—Me encantan tus senos —susurra antes de llevárselos a la boca y jugar con ellos, su lengua acaricia mi duro pezón y termina por darle esas mordidas que me vuelven loca.

Su otra mano se mete dentro de mi calza y braga, y da con mi centro. Mete sus tibios dedos delicadamente entre mis labios y hace presión sobre el botón. Reparte mi humedad en pequeños y frenéticos círculos, haciendo que todo sea más placentero y me lleve a perder la poca cordura que conservo. Sujeto su cabello tirando de él despacio, mostrándole lo mucho que me gusta lo que hace. Con algo de dificultad por no interrumpir su labor, deslizo mi mano y comienzo a masturbarlo lentamente, simplemente para que el placer sea para ambos.

Entremedio del jugueteo nos vamos desprendiendo de todas las prendas y cuando ya estamos completamente desnudos y excitados por todo lo que estuvimos haciendo, soy yo quien me arrodillo frente a él, pero cuando voy a montarlo también se arrodilla y sonríe con picardía.
Me abraza por la cintura y tira hacia atrás cayendo sobre mí, aprisionándome y sacándome una sonrisa.