Capítulo №5

258 33 3
                                    

Abro mis ojos con pesadez —obligadamente ya que una mano tira de mi brazo supongo que para que despierte—. La luz del día me encandila y al ver a Tobías parado junto a la cama me asusto.

—¿Qué quieres? —inquiero con mi voz de ultratumba. Se lleva las manos a la cintura y bufa.

—Llevo más de veinte minutos intentando despertarte —Se queja.

Doy un vistazo a mi habitación intentando tomar consciencia, de una rápida mirada a mi mesa de noche veo que van a ser las doce del mediodía.

—¿Para qué me despiertas? —cuestiono molesta.

No recuerdo como llegué a casa, pero supongo que en estado de ebriedad y a altas horas de la madrugada. Restriego mis ojos y bostezo, muero de sueño, la cabeza me late, y el estómago arde.

—Ayer me dijiste que lo hiciera —reprocha—, que te despierte temprano que debías comprarte algo para la noche.

—Cierto, lo olvidé —Vuelvo a cerrar mis ojos, Dios, cómo duele mi cabeza—. Vete que debo cambiarme —pido, ya que acabo de darme cuenta que estoy en ropa interior.

—¿Quién crees que te desvistió anoche? —inquiere y hace una mueca de fastidio.

—¿Me quitaste la ropa? —cuestiono horrorizada, y me pongo peor cuando lo afirma con un asentimiento.

—Estabas tan pasada de alcohol que tuve que darte un baño vestida —explica y me tapo el rostro horrorizada—. No podías ni mantenerte en pie. 

—¿Con quién llegué hasta aquí? —Mi último recuerdo es de estar bailando y bebiendo con Marian.

—Si te digo vas a querer morirte —responde y ríe.

A pesar de estar acostada y quieta, siento un gran mareo antes de que diga quien me trajo. Lo observo presionando a que hable, pero por miedo no le pido que lo haga. Vuelve a sonreír con malicia y juro que quiero volver a quedar inconsciente.

—Así que te encontraste a Connolly anoche...

«¡Por Dios!».

Me cubro el rostro con la sábana totalmente avergonzada, Ethan me trajo inconsciente... Qué vergüenza. Pero eso quiere decir que ¿volvió al bar luego? Vuelvo a destaparme y Tobías me observa como si estuviese loca.

—¿Ethan me trajo? —inquiero nerviosa. Asiente seguro y paciente.

—Me llamó como a las 5am, no sabía a dónde llevarte.

—No puedo creerlo —digo horrorizada.

—No me gusta que vengas tan ebria —regaña.

—No me di cuenta —Me excuso.

—Puede pasarte cualquier cosa en la calle, suerte que Ethan estaba ahí para traerte...

«Sí, aunque me resulta extraño que haya vuelto».

—No volverá a pasar —prometo y asiente en aprobación—. ¿Qué te dijo, qué hizo o qué? —pregunto con suma curiosidad.

—Nada, sólo que Marian y tú estaban bebiendo, te pasaste y te trajo.

—Ah… —Me limito a responder—. ¿Y Marian?

—Estaba peor que tú. Las tuvo que llevar a las dos, y tu amiga vomitó por todos lados me dijo.

—Ay qué desastre —me quejé—, ¿y yo?

—Tú no, pero estabas muy colgada de él, le olías el cuello como una degenerada. Qué vergüenza, July.

Castigo Caos#2 Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt