Capítulo №8

257 36 4
                                    

Después de discutir un poco más por quién me lleva a casa o no, terminé accediendo a la petición de Ethan, Tobías no podía irse, y no iba a negarme a pasar un rato más con mi ex. Caminamos hacia el estacionamiento en donde tiene su auto guardado, vamos en silencio, la verdad es que me siento bastante molesta con mi madre y su actitud desinteresada, sobre todo por hacer eso tan evidente delante de Ethan, qué vergüenza.

—Por aquí —Me indica y damos con el auto.

Me ayuda a entrar, me acomodo y seguido lo hace él, el auto es sumamente lujoso, me da satisfacción lo lejos que ha llegado, aún recuerdo su moto y cuando debía pedirle el auto prestado a Phil, y no porque le falten recursos ya que su padre siempre fue rico, sino por buscar siempre superarse a sí mismo y lograr todo por sus propios medios.

Ethan revisa su teléfono y trato de no mirar, es más, miro por la ventanilla hacia los otros autos para que no se sienta incómodo con mi presencia aquí. Pero estoy casi segura que ví una foto de mujer en su pantalla, algo que indudablemente siempre va a arder. Prende el reproductor y lo que se oye me sorprende, “Ice Ice baby”, de Vanilla Ice.

—Estás un poco oxidado con la música, Et —susurro y espero su reproche, pero escucho una pequeña risa.

—Ya estoy viejo, esa canción es de 1989, el año en que nací —comenta y pone en marcha el auto.

—Veintisiete no son tantos —comento sincera—, yo a veces no me siento de veintiuno —admito—, es como si siguiese en mis dieciocho —termino de decirlo y me relajo un poco sobre el asiento.

—Es verdad, no son tantos, hasta he hecho mucho más de lo que pretendía —cuenta orgulloso—, y tú tienes ese espíritu jovial, por eso no te sientes de veintiuno.

Mientras salimos del lugar vuelve a reinar el silencio, Ethan parece relajado y concentrado en el volante. Ahora que salí de ese ambiente de la fiesta y tomé un poco de aire, me pongo a pensar en lo que sucedió con él en la noche, el beso afuera y sus palabras.

—¿Qué sucedió con tu madre? —pregunta de repente.

Chasqueo mi lengua​ y hago un encogimiento de hombros resignada con esa situación.

—Lo de siempre, ¿no lo viste? —inquiero, frunce sus labios y con sus ojos aún en el camino responde.

—Sí, lo noté —confirma.

—A veces creo que mi madre tiene algo en mi contra, ella y Brenda —Me quejo.

—Se llevan mal, es solo eso, no quiere decir que te desprecie o tenga algo en tu contra —responde con seguridad y mientras lo miro, asiento dándole la razón.

Ethan siempre fue bueno para escuchar y darte una respuesta consisa, mientras que los problemas no sean de él, no tenía problemas para hacerlo. Es de esas personas que escucha y comprende sin pedir nada a cambio.

La música cambia, y me da escalofríos de sólo oír “Trátame suavemente”, de Soda Stereo, la banda favorita de Et. Viene a mi mente una idea, es tan descabellada que me da hasta pánico decirla en voz alta, pero los miedos al hablar no son algo que me caractericen, voy de frente y no me importa nada. Giro mi cabeza como si fuese una lechuza y lo observo, él nota mi repentino movimiento porque me mira extrañado. Cuento hasta tres y me decido.

«Que Cerati me ayude desde donde quiera que esté».

—Et —llamo como si le fuese a preguntar la hora.

—Hmm —Sonrío ante su sonido por no saber qué responder o más bien por miedo a lo que pueda decirle.

—¿Podemos ir al puerto? —pregunto en el mismo tono, sin ningún tipo de pelo en la lengua.

Castigo Caos#2 Where stories live. Discover now