Parte 4

446 41 0
                                    

Betty continuó pasando la información al computador luego de que don Armando se marchara, pero no tardó mucho en recibir la llamada de su jefe pidiéndole que le llevara la billetera que había olvidado en su chaqueta al taller de don Hugo.

Betty tomó la billetera de don Armando y fue al taller, pero quedó impresionada cuando vio a un montón de hombres y mujeres en ropa interior caminando de un lado para otro, tomó una respiración profunda para calmarse y no salir corriendo, pues eso sería un tremendo error de su parte. Cuando lo consiguió, buscó con la mirada a don Armando encontrándolo charlando con unas modelos y con don Mario, entonces caminó hacia él tratando de ignorar a las personas semi desnudas y cuando estuvo a su lado intentó llamar su atención, pero no lo consiguió porque estaba ocupado charlando, por lo que mejor se mantuvo en silencio, esperando encontrar el momento adecuado para hablarle, pero como no sucedió, intentó llamar su atención nuevamente, lográndolo en esta ocasión y afortunadamente él no se molestó con ella por interrumpirlo.

Don Armando le agradeció y ella estaba por marcharse para regresar a su oficina cuando don Armando empezó a preguntarle a don Hugo por la carta de colores, pero como él no le hizo caso, diciendo que lo importante no era la carta de colores sino sus modelos, don Armando empezó a gritar exigiendo la carta de colores, asustando a Betty y a todos los que estaban en el taller de don Hugo.

Don Hugo se enojó y hasta sus ojos se le aguaron un poco, diciendo que si él no se había casado es porque no quería un hombre que le estuviera gritando y le pidió a Inesita que le entregara la carta de colores a don Armando, pero Inesita le dijo que estaba en producción y no tenía tiempo para ir por ella, por lo que Betty se ofreció a hacerlo porque le estaba dando miedo escuchar gritar a don Armando.

Definitivamente don Armando era alguien a quien no convenía hacer enojar, su jefe era muy guapo, parecía un actor de cine de lo guapo que era, pero esos gritos que pegaba, quedarían perfectos en películas de terror en opinión de Betty.

Don Hugo la llamó "moscorrofio" pero de todos modos le dijo donde ir y por quién preguntar para que le entregaran la carta de colores.

Betty agradeció la visita que había hecho por la empresa el día anterior porque le fue muy fácil encontrar el lugar y a Constantino. Cuando regresó al taller de don Hugo, don Armando ya no estaba y le dijeron que estaba en el show room, por lo que bajó las escaleras y dio la vuelta hacia el show room. Sin embargo, cuando ya se acercaba hacia donde estaba sentado su jefe, fue detenida por Sandra.

- Beatriz -Le dijo ella-. No puede pasar por aquí.

- Don Armando está esperando esta carta de colores urgente -Le dijo Betty preocupada-. ¿Podría entregársela, por favor?

- Claro, deme y yo se la entrego -Le dijo Sandra, yendo hacia don Armando y entregándole la carta de colores.

Una vez Betty estuvo segura que don Armando había recibido la carta de colores, mucho más tranquila se paró a un lado junto con las otras secretarias a ver el desfile, pues había quedado muy sorprendida de lo hermosas que se veían las modelos, mucho mejor que verlas a través de la televisión.

Mientras miraba el desfile, escuchó a "Mariana", la secretaria de doña Marcela decir que había reservado una mesa para dos en un restaurant y Betty tuvo que reconocer que puede que doña Marcela no le agrade, pero era un gesto muy romántico de su parte y aunque doña Marcela fuera gruñona y elitista, hacía una bonita pareja con don Armando.

Luego de eso este pensamiento, Betty espabiló y se recordó que sin importar cómo fuera doña Marcela con don Armando, con ella no tendría consideración si se equivocaba, por lo que, aunque el fashion era muy bonito, decidió regresar a su oficina, pues tenía mucho trabajo.

Ya en su oficina Betty continuó pasando la información que le había entregado Carmencita al computador mientras esperaba a que don Armando regresara, hasta que escuchó ruido en el pasillo y se asomó para ver qué había ocurrido, notando que el fashion ya había terminado y los invitados se estaban marchando.

Mientras veía a los invitados caminar hacia la salida charlando entre ellos, no pudo evitar notar a su jefe coqueteando con una de las modelos y al parecer ella estaba intentando convencerlo de irse con él, pero ella recordó la cena que doña Marcela había organizado esa noche, por lo que al ver que don Armando realmente estaba pensando irse con ella, decidió advertirle sobre la cena para que no se vaya meter en problemas.

Don Armando entró a la oficina para recoger su maletín y ella aprovechó.

- Buenas noches, don Armando -Le dijo Betty a modo de despedida-. No olvide su cena con doña Marcela.

- ¿Cena? -Dijo don Armando, preocupado y mirándola-. ¿Qué cena?

- Ohh, pues no sé, escuché a Mariana, la secretaria de doña Marcela, hablar sobre una reservación para dos esta noche -Le dijo Betty tratando de sonar despistada-. Creo que quiere darle una sorpresa.

- Mierda -Dijo Armando, molesto-. Gracias, Betty, me salvó la vida -Agregó con una pequeña sonrisa-. Nos vemos mañana.

- Hasta mañana, doctor -Le dijo Betty devolviéndole la sonrisa.

Ya afuera, Betty vio a don Armando subirse solo a su carro y marcharse, sin embargo, poco después lo vio charlando con el doctor Valencia en la entrada, pero no tardó mucho, pues luego de cruzar unas palabras entre ellos, don Armando se fue y el doctor Valencia fue hacia su carro, donde lo esperaba una mujer verdaderamente deslumbrante y también se marchó.

Cuando llegó a su casa, Betty se sentó a comer la comida que su mamá le había apartado y luego subió para continuar pasando la información de las agendas al computador.

////////////////////////////

Por su parte, Armando se sintió agradecido con Betty por la advertencia, pues al salir de Ecomoda se encontró con Daniel, quien se sorprendió sinceramente de encontrárselo solo.

- Daniel, ¿Por qué tan tarde? -Le preguntó Armando curioso.

- Tuve un inconveniente -Dijo Daniel-. ¿Vino Marcela? -Preguntó.

- No, dijo que posiblemente no vendría -Le explicó Armando-. Creo que se fue a comer con Patricia.

- Ah bien, bien -Dijo Daniel-. Bueno, me voy.

Daniel se despidió y se fue sin decir nada más y Armando volvió a poner el carro en funcionamiento y se marchó.

Mas tarde esa noche, Mario llamó a Armando y se pusieron a hablar de por qué se fue tan apresurado.

- No hombre, me salve por un pelo, te lo juro -Le dijo Armando-. Emperatriz escuchó que Marcela había hecho reservaciones para cenar y salí de volada, apenas crucé la puerta del estacionamiento y que me encuentro con Danielito, ¿Te la puedes creer? Donde me quede un poco más y me vaya con alguna de las modelitos de Hugo, me fusilan. Bueno, mañana nos vemos en la oficina. Pues sí, claro que estoy tranquilo, Emperatriz resultó ser una muy buena secretaria, tal vez sea fea, pero es muy atenta a su entorno y sabe hacer muy bien su trabajo.

FEA, PERO NO ESTÚPIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora