Parte 29

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Luego de la plática que había tenido con Nicolás sobre las opciones de don Armando, Betty había pasado el siguiente par de días pensando sobre cómo hacer para que don Armando acepte diversificar la producción de Ecomoda de la manera correcta, y de paso hacer que empiece a cuestionar lo que realmente quería en su vida.

Sin embargo, no se le ocurría nada, entonces habían pasado por el área comercial con Nicolás en una de sus salidas y se encontraron con el asesor que los había atendido en su primer cambio de look.

Él los había reconocido inmediatamente y los invitó a visitar una feria de saldos que estaban organizando por cuestiones benéficas ese fin de semana y se llevaría a cabo en una zona familiar para atraer una mayor cantidad de clientela.

Nicolás hubiera querido asistir, pero tenía un viaje de trabajo. Sin embargo, Betty decidió aceptar la invitación, pues se habían vuelto aficionados a realizar diferentes tipos de actividades sociales y sus clases de Ética y Protocolo tenían horarios flexibles, por lo que no sería ningún problema para ella asistir.

Sin embargo, aunque inicialmente salir a participar de una actividad social diferente a la que estaban acostumbrados había sido la motivación de Betty al aceptar, muy pronto supo que no sólo tenía que ir, sino que se llevaría a don Armando con ella, pues no había mejor oportunidad para mostrar exactamente cuál era el tipo de personas que abundaban en Bogotá, que una feria de saldos. De la misma manera, era la mejor oportunidad para que a don Armando le quedara claro cómo es que las personas elegían la ropa que comprarían.

Don Armando se había acostumbrado tanto al tipo de clientela que tenía Ecomoda, que, inconscientemente, no parecía tomar en cuenta al resto de la población, esperando que sea la población quienes se adapten a los modelos que Ecomoda producía.

Sin embargo, si quería realmente cumplir sus metas, entonces tenía que verlos y entender que eran los clientes quienes compraban la ropa, quienes la usaban, y, por lo tanto, quienes elegían lo que compraban y de dónde, siempre esperando que les quede bien o les resulte útil para su trabajo, pero Ecomoda no vendía ropa útil, así que tenía que buscar que la ropa guste al público y que se le vea bien. Así que Ecomoda tenía que producir ropa que esas personas quieran comprar.

Todavía podía mantener el perfil de Ecomoda produciendo ropa de marca, tal vez incluso producir ropa en dos calidades como harían con la siguiente colección. El público no sería tan grande como podría serlo si confeccionaran ropa económica, pero sería muchísimo más grande que el público que tenían en ese momento.

Si don Armando veía esto, entendería que jamás cumpliría su meta si continuaba haciendo diseños exclusivos para personas de físico perfecto, así que ella se aseguraría personalmente que él lo vea.

Ese día se había cambiado de oficina a la Vicepresidencia Financiera, así que al día siguiente debería haber llegado directo a su oficina, pero en lugar de eso decidió que ya no organizaría reuniones, ni daría pláticas extenuantes sin resultado alguno tratando de sacar agua de las rocas, pues ese era el equivalente de una de sus pláticas con don Armando para animarlo a diversificar la producción, por lo que fue directo a la oficina de don Armando, sabiendo que él estaría allí y apenas entró y lo vio sentado en su escritorio, le hizo la invitación.

- Doctor -Le dijo Betty, mirándolo fijamente luego de ingresar a su oficina-. ¿Tiene algo que hacer este fin de semana?

- ¿Disculpe? -Dijo Armando, mirando a Betty sorprendido por la repentina pregunta-. Ehhmmm... no -Respondió finalmente, titubeante.

El siguiente fin de semana sería el lanzamiento de la colección, pero este fin de semana ciertamente no tenía nada que hacer. Lo que Armando no entendía era por qué Betty le estaba haciendo esa pregunta.

FEA, PERO NO ESTÚPIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora