FEA, PERO NO ESTÚPIDA

Parte 16

El día lunes, Nicolás nuevamente la llevó al trabajo y Betty se encontró con un problema que no había esperado.

Las del cuartel estaban en la entrada y parecían muy interesadas en ella, lo que la hizo poner incómoda, probablemente a pesar de las indicaciones del doctor Gutiérrez, Sofía y Bertha ya les había avisado a las otras secretarias de su cambio de cargo y los incrementos de sueldo que le estaba haciendo don Armando, por lo que fingió estar apurada y no se dejó engatusar.

- Buen día -Dijo Betty caminando rápidamente hacia la recepción, fingiendo que no había notado que la estuvieran viendo a ella-. Aura María, ¿Hay correspondencia para mi jefe? -Preguntó, aunque tuvo que darse la vuelta, pues ella ya estaba en la isla de recepción mientras las del cuartel todavía estaban en la puerta.

- Ehh sí, ahora se la doy Betty -Le dijo ella sonriendo como si fueran grandes amigas-. Y dígame, ¿Quién era esa persona que la trajo? ¿Su tinieblo? -Preguntó ella apoyándose en la isla sin darle la correspondencia-. Fue él quien pasó a recogerla a la discoteca la otra noche, ¿Cierto?

- Aura María, la correspondencia, por favor -Le dijo Betty con una sonrisa amable-. Tengo que entregarle un informe urgente a mi jefe y todavía no lo he terminado.

- Ay, no pues, tan apurada -Dijo Aura María molesta, al igual que las otras del cuartel y le entregó la correspondencia.

- Muchas gracias, permiso -Le dijo Betty y caminó rápidamente hacia el ascensor, pero como no abrió la puerta, dio la vuelta y se fue por las escaleras.

Mientras caminaba hacia las escaleras, alcanzó a escuchar a Sandra quejarse con las otras del cuartel.

- Les dije que sería bueno tenerla de nuestro lado, pero en lugar de eso se pusieron a hablar para ella. Seguro nos escuchó hablar ese día y por eso no regresó al corrientazo. Además, a usted se le ocurre llevarla con ese tipo -Le dijo a Aura María.

- No pues, tan sensible, ni que hubiéramos dicho alguna mentira -Dijo Bertha molesta.

- Además, ella aceptó ir conmigo -Dijo Aura María, molesta- y luego me dejó tirada en la discoteca.

Luego de eso Betty escuchó a Inesita regañarlas, pero ya no las escuchó más ni se preocupó por espiarlas, después de todo ellas no eran más que unas interesadas y a Aura María no le importaba cómo se la pasara ella, solo quería alguien que acompañara al amigo de su tinieblo, así que si le causó problemas que ella se fuera, se lo merecía por armarle semejante encerrona.

En cuanto a Inesita, ambas hablaban todo el tiempo debido a los informes que había estado solicitando para entender mejor a la empresa, así que se llevaban bien, por lo que no temía ofenderla debido a su comportamiento.

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Llegó a su oficina y preparó todo para gestionar los préstamos por partidas que necesitarían sacar con los bancos y se reunió con don Armando y don Mario para para hablar de eso y el tema de los locales que quería don Armando, pero él no quería alquilarlos sino comprarlos, doña Marcela no estaba segura y Betty le recomendó a don Armando arrendarlos, pero él se negó, por lo que se decidió comprarlos.

Cuando Patricia apareció avisando que los formularios ya habían llegado y que los tenía Olarte, don Armando la envió por los formularios para diligenciar los préstamos con los bancos, sin embargo, Olarte no parecía dispuesto a entregarle los formularios, por lo que le tocó amenazarlo con avisarle a don Armando y pedir otros nuevos formularios para que se los entregaran amablemente.

Betty sabía que Olarte estaba resentido porque ella lo estaba desplazando y eso la preocupó, pues era un nuevo rival del que tenía que cuidarse. Aunque don Armando dijo que era porque Olarte estaba del lado del doctor Valencia, Betty sabía que era imposible que ese hombre no estuviera resentido contra ella. Al menos ahora ya tenía su oficina organizada y no solo se había asegurado de tener una vista perfecta de la puerta de don Armando desde su escritorio, sino que se había asegurado de no dejar demasiado espacio como para girarse ni siquiera por accidente hacia el otro lado.