Parte 12

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Al día siguiente Betty se fue a trabajar, pero estaba tan preocupada que no se fijó bien y tropezó, cayendo y lastimándose la rodilla, se sintió tan aturdida y le dolía tanto la rodilla que llegó con 15 minutos de retraso a la oficina.

El ascensor se cerró justo cuando estaba por subir y le tocó subir por las escaleras, lo que la retrasó más y se arrepintió por no haber esperado a que el ascensor volviera a bajar, ya que el dolor en su pierna le dificultaba caminar. Para colmo apenas llegó se dio cuenta que don Armando estaba igual o más preocupado que ella por el plan de negocios, porque, aunque solo estaba con casi 20 minutos de retraso, él ya estaba esperándola furioso y al parecer Patricia y don Mario tampoco llegaban, lo que aumentó su rabia.

Don Armando empezó a recriminarle por su llegada tarde, pero no la dejaba hablar, por lo que, sabiendo qué es lo que le preocupaba a don Armando, lo soltó de una, ya que por más que intentaba explicar no la dejaba.

- El plan de negocios está listo, doctor -Le dijo Betty, con los ojos húmedos y el rostro agraviado.

¿Cómo se atrevía a hablarle así? Ella nunca llegaba tarde, por un día que se retrasó debido a su caída ¿La estaba tratando así?

- ¿Cómo dijo? -Preguntó Armando repentinamente silencioso y ya no tan enojado.

- El plan de negocios está listo y en mi oficina, doctor. Lo terminé ayer antes de irme -Le repitió Betty-. Ahora se lo traigo.

Betty cojeó hacia su oficina y regresó con el plan de negocios, entregándoselo a don Armando en la mano.

Armando había olvidado por completo que tenía las llaves de la oficina y el cajón de Betty, por lo que no se le había ocurrido buscar ahí, así que apenas tuvo el plan de negocios en su mano, lo empezó a revisar rápidamente, ahora muy feliz al darse cuenta que todo estaba en orden.

Entonces, levantó la mirada y finalmente se dio cuenta que Betty no estaba bien, principalmente porque justo en ese momento sus gafas se cayeron solas y se dio cuenta que no tenía una de las patitas. Solo entonces la miró bien y se notó que su falda también estaba desarreglada y tenía una mancha de sangre en la rodilla.

- Betty, ¿Qué le pasó? ¿Por qué está sangrando? -Le preguntó Armando preocupado- ¿Y qué les pasó a sus lentes?

- Ahh, me caí mientras venía para acá -Le dijo Betty más tranquila ahora, pero todavía dolida por la actitud de don Armando-. Iré a curarme a mi oficina, permiso.

- No, no, nada de eso -Le dijo Armando arrepentido-. Vaya donde Inesita. Ella le limpiará la falda y le ayudará a curarse esa herida.

- Yo... está bien, gracias don Armando -Le dijo Betty también un poco más calmada-. Permiso.

Betty llegó al taller de don Hugo y éste la miró feo, pero al ver que no estaba bien, se calmó.

- ¿Qué le pasó, moscorrofio? -Le dijo don Hugo.

- Me caí, don Hugo -Le dijo Betty-. Don Armando me envió con Inesita para que me ayude a curarme y con la mancha de mi falda.

- Bueno, por lo menos tiene consciencia ese mercachifle -Dijo don Hugo-. Inesita, ayúdela, yo ya regreso.

Luego de eso él se marchó a producción.

- Venga niña -Le dijo Inesita mirándola con pena-. Sáquese esa falda y siéntese aquí.

- Gracias Inesita -Le dijo Betty con una sonrisa, esa señora era realmente una persona de gran corazón.

Al ver que sus gafas no estaban bien, Inesita le dio algo para taparse y llamó a Freddy quien arregló rápidamente las gafas, mientras Inesita cuidadosamente la curó y vendó su rodilla, luego limpió la falda hasta que desapareció la mancha de sangre. Solo entonces se la devolvió para que ella se lo pusiera.

FEA, PERO NO ESTÚPIDAWhere stories live. Discover now