Parte 8

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Ya en la junta de ejecutivos, doña Marcela se veía muy feliz y hasta la saludó amablemente, pero no impresionó a Betty, porque ella sintió que esa sonrisa y ese saludo amable era como el beso de Judas, te sonrío de frente y te apuñalo por la espalda, por lo que mejor fue a buscar papel y lápiz para realizar la junta directiva, ignorando a Patricia, quien por fin llegó y con sus aires de grandeza, pero don Armando se encargó de bajarle los humos al decirle que se quedara para contestar los teléfonos.

Don Hugo vio a Betty y aunque ahora se había vestido mejor, igual se burló de ella ante las risas de todos, excepto de Armando y Mario, claro, quienes se burlaban, pero no de Betty, sino de lo ingenuos que habían sido todos al pensar que ella realmente era fea.

- Vaya, Armando, parece que por fin tu secretaria aprendió a vestirse. Lástima que tenga esa cara, ¿No te parece? -Había dicho don Hugo.

Estas burlas fueron detenidas rápidamente por Armando, quien anunció que al día siguiente se llevaría a cabo la junta directiva donde lo nombrarían presidente de Ecomoda y les pidió los informes que ya había solicitado Betty y a Betty le pidió que armara una carpeta con los informes de los departamentos más el balance del año anterior y la propuesta con la cual ganó la presidencia.

- Betty les llamará aleatoriamente para solicitarles informes de sus departamentos cada cierto tiempo. Por favor, cuando los llame, necesito que le den toda la información que solicite a la brevedad posible -Les dijo Armando recordando que gracias a que ella tenía la información disponible lo había ayudado con los ajustes a su propuesta y que incluso se había adelantado a pedir unos informes que él claramente necesitaría.

En la reunión, don Armando delegó funciones para todos, excepto para Patricia, ya que se supone que ella era quien tenía que encargarse de la organización de la junta, lo que se trata de organizar la sala de juntas, pedir la comida y bebidas y ese tipo de cosas, pero al ver la cara de molestia de Patricia, Betty sintió un escalofrío y decidió mantenerse alerta, no sea que decida sabotear su trabajo para hacerla quedar mal y que la despidan.

Betty salió de la sala de juntas y fue a su oficina para ver qué más necesitaba, terminó de ordenar los archivos de modo que todos quedaron en una estantería, la segunda estantería la colocó delante de la primera sin dejar ningún espacio entre una y otra y empezó a colocar allí los documentos que estaban en los gaveteros hasta dejarlos completamente vacíos, una vez hecho esto, llamó a mantenimiento para preguntar si podían mandarle un ventilador de pie, ya que su oficina olía a humedad y necesitaba que se secara cuanto antes, además pidió algunas lámparas de pie, pues su oficina estaba demasiado oscura.

Los de mantenimiento fueron muy amables y le llevaron lo que pidió, además se llevaron los maniquíes y los gaveteros vacíos además de ofrecerle traer unas cortinas para las estanterías y una alfombra, pues la chica pensó que esa oficina era realmente demasiado pequeña y al menos necesitaría algo para adecentarla un poco, algo que Betty agradeció.

- Disculpe señorita -Le dijo Betty a la chica que le ofreció la alfombra y la cortina-. ¿Podrían enviar a alguien que le coloque una cerradura a la puerta?

- ¿Una cerradura? -Preguntó curiosa la joven-. ¿Por qué necesitaría una?

- Bueno, yo soy la secretaria de presidencia y voy a manejar información sensible para la empresa, por lo tanto, necesito poder cerrar la puerta con llave en caso de ser necesario y si puedo conseguir una caja fuerte, mejor. Incluso mi jefe tiene la costumbre de cerrar su puerta con llave cuando se va por la noche.

- Ahh, claro, entiendo -Dijo la joven asintiendo-. No se preocupe que yo le envío alguien para que le coloque la cerradura y averiguo si hay alguna caja fuerte disponible.

FEA, PERO NO ESTÚPIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora