Parte 24

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Sin que Armando, Betty o Mario lo supieran, había otra persona que había estado esa noche en el evento de Ragtela y no estaba para nada feliz y esta era Karina Larson.

Karina había asistido acompañando a un amigo suyo y vio a Armando coquetear con Claudia Elena Vásquez. Estaba tan furiosa que decidió vengarse de Armando por haberla engañado y por la forma en que la había humillado y amenazado cuando lo vio por última vez. Tal vez ella no pudiera estar con él, pero se aseguraría de arruinarle el matrimonio con Marcela. Rápidamente y sin siquiera pensarlo un poco, llamó a un conocido suyo y le pidió que le llevara una de esas tabletas que servían de afrodisiaco para los hombres. Su amigo se sorprendió del extraño pedido, pero simplemente se encogió de hombros, llamó un servicio de mensajería y lo envió.

Cuando llegó, Karina pidió una copa de whisky y diluyó 3 de las 5 tabletas que le habían enviado y luego le pidió a uno de los meseros que se la entregara a Armando.

El mesero hizo lo que ella le pidió y vio a Armando beber el whisky con absoluta satisfacción. Ahora sólo restaba esperar a que Armando se fuera con su nueva conquista para llamar a Marcela. Parece que no sería una pérdida de tiempo haber conseguido ese número después de todo, pues con esas tabletas, estaba segura que incluso si Marcela llegaba y le armaba un escándalo, Armando no le prestaría ninguna atención y el feliz matrimonio se cancelaría.

Sin embargo, apenas unos minutos después el teléfono de Armando sonó y él se alejó para contestarlo y poco después Armando y Mario salieron del evento y se fueron cada uno por su lado.

Karina se sintió muy frustrada al darse cuenta que probablemente quien llamó fue Marcela y por eso Armando se había marchado solo. Resignada, decidió darse por vencida, pues al parecer realmente no había manera de separar a esos dos.

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Ya en camino a la casa de Betty, Armando empezó a sentirse muy mal, se sentía sudoroso, afiebrado y a la vez empezó a temblar repentinamente, lo que asustó muchísimo a Betty tanto por el estado de don Armando como porque estaban con el carro en movimiento. Afortunadamente estaba en una calle despejada y Betty pudo ayudar a don Armando a estacionar el carro, pero podía ver como poco a poco iba poniéndose peor.

Una vez estacionados, Betty, asustada, le aflojó la camisa a don Armando tratando de que pudiera respirar mejor, lo que a primera vista ayudó, ya que poco a poco don Armando pareció recuperarse, pero entonces miró a Betty a los ojos y sonrió dulcemente, logrando que Betty lo mirara desconcertada, pero cuando empezó a decirle lo mucho que la apreciaba y lo dulce, amable e inteligente que era y también le pedía que no lo dejara porque él la necesitaba, Betty pensó que su jefe realmente se había vuelto loco.

O sea, sí, ella era muy hermosa e inteligente, supuso que a veces podía ser amable con sus amigos y hasta con don Armando, pero ¿De dónde salió eso de "dulce"? ¿Cuándo había sido ella "dulce"? ¿Se había vuelto loco don Armando y ya estaba viendo visiones? Pensó Betty en una fracción de segundos, sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar en esto, ya que de pronto se encontró siendo besada por don Armando.

Betty no sabía qué hacer, qué decir, ella quería mucho a don Armando, pero no estaba enamorada de él, además su actitud la estaba asustando a pesar de las dulces palabras que le estaba diciendo, por lo que intentó alejarlo de ella, al principio le costó muchísimo, ya que él era más fuerte que ella y parecía como ido, su mirada se veía nublada y como si no estuviera realmente allí, lo que la asustó y preocupó mucho más, así que mientras con una de sus manos hacía lo posible por mantener alejado a don Armando, con la otra buscó a tientas cualquier cosa que le sirviera para defenderse, pues se dio cuenta que en ese estado, don Armando no le haría caso o ya la habría liberado después de todos los jalones bastante viciosos que le había hecho en el cabello y espalda tratando de hacerlo reaccionar.

FEA, PERO NO ESTÚPIDAWhere stories live. Discover now