PARTE 28

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Al día siguiente, Betty se levantó tranquilamente y se fue a la oficina como siempre, don Armando tenía que irse de viaje y estaban demasiado atareados con todo el trabajo, sin contar que una vez más había tenido que pasar la noche en el hospital por orden del médico, quien insistía en supervisar que no vaya a tener complicaciones luego de lo sucedido con la intoxicación y posterior lavado de estómago, por lo que también llegó temprano.

Sin embargo, había alguien que no estaba nada feliz con la situación y éste era Olarte. Sabía que se había equivocado al recurrir a métodos tan extremos para conseguir la información que quería el doctor Valencia, sin embargo, pensó que él entendería por qué lo había hecho y aunque al principio pensó que todo estaría bien cuando él le prometió conseguirle un nuevo trabajo si no lo involucraba a él ni a Patricia Fernández en ese asunto, muy pronto se dio cuenta que las cosas no marchaban bien.

No sabía qué es lo que había sucedido, reconocía que la mujer esa había hecho un excelente trabajo con las inversiones, pero seguía siendo una persona firmemente del lado del doctor Mendoza, aun así, había notado que el doctor Valencia parecía cada vez más intrigado por ella.

Si no fuera porque estaba totalmente seguro que era un hombre que tenía ciertos requisitos inquebrantables a la hora de fijarse en una mujer, entre ellos la belleza, podría jurar que estaba sinceramente interesado en ella, pues nada de lo que le había propuesto para desacreditarla le había interesado.

Cuando supo que Ecomoda estaría comprando telas de Ragtela, a pesar del problema con las ventas de la colección anterior, había hablado con el doctor Valencia para contarle que probablemente habían sobornado a esa mujer para que los eligieran. Sabía que era un riesgo muy alto el que estaba corriendo de que el doctor Valencia se diera cuenta de que él mismo había recibido comisiones en su momento, pero necesitaba hacer algo para desacreditar a esa mujer, de lo contrario su futuro quedaría arruinado, pues necesitaba la ayuda del doctor Valencia ahora más que nunca.

Sin embargo, el doctor Valencia no sólo no le hizo el más mínimo caso, sino que finalmente le consiguió un trabajo con un salario mediocre y, además, en otro país. ¿Qué haría un vicepresidente financiero como él en otro país, y además ganando esa bagatela? Era prácticamente el destierro.

Aunque ciertamente podría incluso aceptar un trabajo en el extranjero si fuera necesario, al menos tenía que ser mejor que el trabajo que había tenido el Ecomoda, de lo contrario, incluso si quería regresar más adelante o cambiar de trabajo, no podría conseguir nada mejor, pues había sido despedido de Ecomoda de la peor forma y cualquiera que llame para pedir recomendaciones suyas, sólo escucharía una larga lista de las irregularidades que había cometido, así que necesitaba un trabajo mejor que pudiera dar buenas referencias suyas.

¿Acaso él no podría entender lo que estaba sucediendo cuando el doctor Valencia le hizo esa oferta sin sentido? De alguna manera esa mujer había logrado lo imposible, ganarse el respeto y aceptación del doctor Valencia, así que ahora, incluso si él sabía que estaba del lado de don Armando, no estaba dispuesto a hacer nada en su contra y estaba tratando de sacarlo del camino para que no continuara proponiendo ideas para perjudicarla.

Él estaba furioso con esta situación, sabía que no tendría más opción que marcharse, ya que de momento no podría conseguir un mejor trabajo en el país, pero antes de hacerlo se aseguró de enviarle una nota a la doctora Valencia. Tal vez el doctor Valencia se hubiera dejado hechizar por esa mujer y sus artimañas, pero la doctora Valencia era un caso totalmente diferente.

La doctora Valencia no soportaba ni siquiera compartir la misma habitación que esa mujer, sólo la soportaba por causa del doctor Mendoza, pero si tuviera un arma en sus manos para desacreditarla totalmente, tanto frente al doctor Mendoza como al resto de la junta directiva, tal como habían hecho con él, ni siquiera el doctor Mendoza podría proteger a esa bruja y la despedirían inmediatamente.

FEA, PERO NO ESTÚPIDAWhere stories live. Discover now