Parte 47

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PARTE 47

Camila no sabía qué estaba sucediendo en Bogotá con su hermano, pero claramente algo raro estaba sucediendo.

Primero había empezado a hablar de esa asistente suya, Beatriz; hablaba de ella todo el tiempo. De pronto un día le dijo que renunciaría a Ecomoda, le habló sobre la posición tan difícil en que se encontraba y que realmente no podía soportarlo más.

Esto era cierto, claro, pero su hermano nunca lo había visto, así que no entendía cómo es que finalmente había logrado abrir los ojos y ver lo que estaba justo frente a él, por lo que lo interrogó al respecto.

Él le dijo que había sido su asistente quien se lo había dicho, pero, una vez más, ella sintió que había algo que su hermano le estaba ocultando, pues cada vez que hablaba con él, el tono que usaba para referirse a su asistente cambiaba; pasando de un tono meramente profesional a uno que ella juraría era enamorado.

Conseguir una foto de dicha asistente no le había resultado complicado, pero realmente no parecía el tipo de mujer que lograba atraer la atención de su hermano y, aun así, ella se sentía inmensamente agradecida de que estuviera ayudándolo.

Entonces un día su hermano le preguntó como si fuera algo casual sobre los síntomas de una mujer embarazada y todas sus alarmas se encendieron, pues realmente no creía que quien estuviera embarazada fuera Marcela.

Si fuera ella, ya habría sido publicado en todos los periódicos y revistas sociales; Marcela se habría asegurado de que fuera transmitido incluso por televisión para que todas las mujeres se enteren de que estaba esperando un hijo de Armando y, por lo tanto, ellas no tenían ninguna posibilidad de quitárselo.

Entonces... si no era Marcela, ¿Quién era? Y apenas esta pregunta apareció en su mente, pensó en Beatriz.

Lo interrogó, intentando que él le diga lo que estaba sucediendo, pero él no le quiso contar sobre esto, así que ella le contó sobre todo lo que había sido su propia experiencia estando embarazada, así como la información que había leído en algunos libros, pues por la reacción de Armando sabía que era él quien había embarazado a alguien y no quería hablar de ello por miedo a que la noticia le llegara a su madre o a Marcela.

Sin embargo, después de esto supo que tenía que ir a Bogotá, pues ya habían arruinado su vida y no permitiría que ahora arruinaran la vida de Beatriz o que su hermano intentara mantenerla oculta y mucho menos a su hijo.

Sabía que se había equivocado muchísimo en su juventud, pero había muchas cosas en las que no se había equivocado y no había sido un error tratar con todas sus fuerzas de escapar de la trampa que estaba preparando su madre para ella y Daniel.

No iría tan lejos como para decir que Daniel era un mal hombre del que se debiera escapar a costa de lo que sea, pero ella sí, pues ambos eran como el agua y el aceite. Se llevaban bien, pero hasta ahí, pues habían crecido siendo vecinos y con sus padres siendo mejores amigos prácticamente podrían decir que habían vivido juntos; así que mientras ella quería ir a un parque de diversiones, él quería ir a un museo; si ella quería bailar, él prefería sentarse en la mesa y charlar; y ohh... sí, era un maldito loco obsesivo de las finanzas; si por él fuera, hablaría de cualquier cosa relacionada con la economía el día entero, pero ella no lo soportaba.

Lo peor es que ni siquiera podías decir que sólo era una faceta y que con el tiempo se le pasaría, pues así había sido desde niño; siempre seriecito y formal, haciendo que cada que lo veas te preguntes si en su mente él creía que estaba en un velorio, una iglesia, un museo o algún otro lugar igual de solemne; pues podrías haber estado en un parque temático, con todos riendo y charlando animadamente y entonces lo veías a él con su cara de póker observando a su alrededor y tu propia sonrisa desaparecía, obligándote a mirar hacia todos lados para asegurarte de que no habías cometido algún error en tu percepción sobre el lugar en el que te encontrabas.

FEA, PERO NO ESTÚPIDAWhere stories live. Discover now