Parte 25

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Mario regresó al carro de Armando y volvió a horrorizarse al notar el rastro de sangre en el asiento donde se supone que Betty había estado sentada, sin embargo, empezó a limpiarlo y ordenar todo hasta que quedó como nuevo. Entonces encontró una botella de vino y se veía que tenía sangre en la base, por lo que supo que había sido con esa botella con la que había golpeado Betty a Armando dejándolo noqueado. Sacudió la cabeza ante el pensamiento de todo lo que había sucedido y luego de limpiar la botella también, regresó a la habitación de Armando y se quedó allí toda la noche cuidándolo, repasando una y otra vez todo lo que había sucedido sin poder evitarlo.

Al final, la única conclusión a la que pudo llegar es que Armando era un tipo con suerte por haberse enfermado cuando estaba con Betty y no solo en medio de la carretera y mucha más suerte de que Betty estuviera más preocupada por el bienestar de Armando, que por la salvajada que él le había hecho. Solo esperaba que Betty realmente hubiera logrado detener a Armando a tiempo, porque si no, no sabía si ella sería capaz de quedarse en la empresa y continuar trabajando junto a Armando. ¿Qué mujer en su sano juicio haría algo así después de haber sido atacada de semejante manera?

Cuando Armando despertó, ya era la 5 de la mañana y se asustó de descubrir que estaba en el hospital, poco a poco algunos recuerdos de la noche anterior empezaron a regresar a su mente y se aterró al darse cuenta que él se le había lanzado a Betty sin previo aviso y en especial, su rostro confundido y aterrado cuando empezó a besarla, pero por mucho que lo intentó, no podía recordar nada más. Cuando Mario le contó lo que sabía, él quedó completamente blanco de la culpa.

Probablemente Betty lo odiaría lo que había ocurrido, pensó, lo que lo dejó deprimido y asustado ante la posibilidad de que Betty decidiera renunciar, pero en cuanto vio la hora, se levantó rápidamente para arreglarse y marcharse hacia la oficina con Mario, tratando de ignorar lo que había sucedido.

El médico no quería darle de alta, pero Armando insistió en que no podía quedarse, por lo que al final el médico lo dejó ir con la condición de que tuviera cuidado con su alimentación durante el día y que regresara ya sea que no se sintiera bien durante el día o al menos por la noche para que lo pudieran revisar nuevamente, pues habían tenido que hacerle un lavado de estómago y eso no era poca cosa.

También le dijo que le llamarían apenas tuvieran el resultado de las pruebas, por lo que debería estar pendiente de ellos, pues tenía que buscarlo en cuanto los tuviera para que pudieran decidir cuál era el mejor camino a seguir para su recuperación. Armando aceptó todas las indicaciones del médico y junto con Mario se apresuró a llegar a la empresa, pues tenía muchas cosas que hacer antes de irse de viaje.

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Betty, por su parte, se había tranquilizado muchísimo después de contarle lo sucedido a Nicolás, aunque seguía un poco preocupada, por la reacción que tendría don Armando con ella luego de lo sucedido la noche anterior.

También estaba preocupada por la falta de trabajo de su papá, aunque pensó que ya que Terramoda estaba yendo tan bien, podrían contratarlo como contador, por lo que eso no representaba un gran problema, al menos por el momento.

Lo que realmente la preocupaba, era que don Armando la despidiera después de lo sucedido, obviamente no era culpa suya, pero no conocía lo suficiente a don Armando como para decir sinceramente que sabía cómo reaccionaría y aunque sabía que podía conseguir trabajo en otro lugar, además de tener también Terramoda, no quería salir de la empresa por algo como esto, así que se apresuró a llegar a la oficina.

Apenas llegó, se encontró con que ahora Mariana sería la secretaria de Presidencia mientras que Patricia sería la secretaria de doña Marcela, Patricia la miró con odio pero ella no le prestó atención y en su lugar se fue hacia su oficina ignorando a Patricia y a las del cuartel, que una vez más estaban intentando sacarle información, esta vez sobre el evento de la noche anterior, pero como ellas no eran amigas ni nada, Betty simplemente siguió de largo y entró en presidencia encontrándose con don Armando y don Mario.

FEA, PERO NO ESTÚPIDAWhere stories live. Discover now