Parte 14

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Betty ya se estaba yendo a su casa cuando Aura María se acercó a ella y de alguna manera la convenció de irse de rumba con ella y un par de amigos. Betty no estaba muy convencida, pero aceptó porque realmente nunca salía de rumba y aunque Aura María y ella no pudieran hablar en el trabajo, tal vez pudieran ser amigas mientras no trataran temas de la oficina. Sobre todo porque aunque no había estado demasiado pendiente de las del cuartel, era inevitable darse cuenta de algunas cosas y de todas, la que parecía más consciente de lo que podía o no hablar era Aura María.

Sin embargo, desde el momento en que vio la forma en que la miró el amigo del amigo de Aura María, Betty supo que había cometido un gran error, pues el tipo ni siquiera la miraba.

Cuando llegaron al lugar, Betty llamó a su casa y le dio a su papá el nombre del lugar y la dirección, aunque no sabía si la escuchó bien o no, pero al final colgó después de decirle que estaba con una amiga y que no tardaría mucho.

Pero con cada segundo que pasaba era un aburrimiento total y más arrepentida estaba.

- No Aura María -Le dijo Betty después de un rato. Había visto a Nicolás en el bar esperándola, por lo que aprovechó de despedirse y marcharse de ese lugar-. Ese tipo parece un iceberg. Usted es una buena persona y disculpe que le diga esto, pero no me vaya volver a invitar a una salida como esta porque no vuelvo a salir con usted ni aunque me pague.

- Vamos Betty, es que él es serio, pero ya verá que la pasará genial. Anímese -Trató de animar Aura María.

- No, perdone, ese tipo ni siquiera está tan bueno como se quiere creer, pero se atreve a mirar a desdeñar a los demás, así que disculpe, pero yo me voy -Dijo Betty molesta por haber sido metida en este lío-. Mejor cuídese y pásela bien, nos vemos el lunes.

Después de decir eso, Betty se fue hacia donde habíavisto a Nicolás y salió de la discoteca con él sin importarle si Aura María seenojaba o no. Quién la mandaba a meterla en ese problema.

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Don Hermes, molesto porque solo había escuchado el nombre del lugar, pero no había podido escuchar bien la dirección, le preguntó a Nicolás que acababa de llegar a la casa, donde quedaba ese lugar que había dicho Betty.

Nicolás se sentía muy divertido al ver a don Hermes despotricar por la salida de Betty, entendiendo mejor ahora por qué Betty quería mudarse de allí, pues obviamente la nueva Betty no podría quedarse allí demasiado tiempo sin que don Hermes arme un escándalo.

¿Cuál era el problema de que hubiera salido con sus amigas? Era algo normal, sin embargo, viendo que don Hermes cada vez estaba más molesto con la situación, decidió intervenir antes de que don Hermes encontrara la manera de ir a buscar a Betty y le armara un escándalo en cuanto la viera con sus amigas.

- Don Hermes, mire, no se preocupe -Le dijo después de media hora de esperar a que llegue Betty-. Yo voy a ir a buscar a Román y le pregunto en qué zona quedan esos lugares. Seguro que él sabe, una vez tenga la dirección tomo un taxi y voy a buscarla.

- Sí, mi hijo -Dijo doña Julia aliviada de que no fuera a ir su marido-. Deje que Nicolás vaya. Además, no es tan tarde, mire, apenas son las 8, probablemente Betty se quede ahí hasta las 10 y regrese.

- Será pues -Dijo don Hermes molesto-. Pero escúcheme Nicolás, no importa dónde esté la niña, me la trae a las 10 ¿Oyó?

- Claro, don Hermes, no se preocupe que yo voy y la traigo para acá -Prometió Nicolás conteniéndose de revolear los ojos.

Nicolás tomó un taxi y le dio el nombre del lugar al taxista. Él dijo que había varios lugares con ese nombre, pero cuando Nicolás le dijo que la música era estridente, el chofer dijo que solo había dos lugares con ese nombre y que ponían música a todo volumen. En el primero Betty no estaba, por lo que el taxista lo llevó al segundo lugar y ahí sí la encontraron.

Nicolás finalmente llegó al lugar esperando encontrar a Betty bailando y riendo con sus amigas, sin embargo, lo que se encontró fue algo completamente diferente, ahí estaba ella, sentada de lo más aburrida mirando hacia la pista de baile mientras a su lado estaba sentado un tipo con cara agria, obviamente no feliz de tener a Betty por compañía y no pudo evitar sentir una oleada de ternura y conmiseración hacia ella. Se veía dulce toda enfurruñada mientras miraba con dagas en los ojos y un toque de desdén al tipo de vez en cuando.

Conocía a Betty lo suficiente como para saber que en su mente, estaba deshaciendo a ese tipo de todos los ángulos, pues últimamente Betty había conocido a muchos hombres guapos, incluso él mismo era más guapo luego del cambio de imagen que ese idiota, por lo que no le fue difícil imaginarse la cantidad de insultos que debía tener en su mente, lo que le causó bastante gracia.

Mientras él observaba divertido desde la barra, Betty levantó la mirada y lo vio. Sonrió realmente feliz, sorprendiendo a Nicolás y descolocándolo por un momento, pues esa sonrisa era realmente deslumbrante a pesar de estar con su aspecto anterior y se puso en pie y fue hacia su amiga. Nicolás no sabía qué fue lo que le dijo, pero se veía que la amiga no estaba feliz y después de un momento, Betty fue hacia donde él estaba y ambos salieron del lugar.

- ¿Qué pasó? -Le dijo Nicolás con una sonrisa- ¿Se enojó su amiga?

- Que amiga ni que nada -Le dijo Betty molesta-. Es la recepcionista de Ecomoda, me invitó a salir y acepté porque a pesar de que su carácter es contrario al mío me parece que es una chica agradable y sabe cuándo guardar un secreto, así que no pensé que me fuera a crear algún problema en la empresa, pero ese amigo suyo es un idiota. Que no le gusta hablar, que está enfermo y no puede bailar y quién sabe cuántas tonterías más. Se cree la última gota de agua en el desierto y ni siquiera está tan bueno como para que se justifique -Dijo ella, causando una risa divertida por parte de Nicolás al comprobar que sus suposiciones sobre los pensamientos de Betty eran ciertos-. Menos mal que vino por mí o me habría tocado esperar hasta más tarde.

- Bueno, si quiere podemos quedarnos una hora más -Le dijo Nicolás tentativamente, pues realmente no salían tan seguido, últimamente salían más, pero eran más salidas de fin de semana y ya que don Hermes había permitido que se queden más tiempo ¿Por qué no hacerlo?-. Después de todo su papá dijo que lleguemos a las 10.

- ¿En serio? -Dijo Betty sorprendida-. Bueno, en ese caso vamos a otro lugar con menos ruido y le llamamos para avisarle y darle la dirección. Aquí es imposible que él escuche algo o que nos encuentre si viene a buscarnos.

Nicolás asintió y se fueron caminando un poco más allá, hasta que encontraron un lugar que se veía bien, pero la música no era tan fuerte como en el anterior, por lo que entraron y llamaron a don Hermes para avisarle. Él dijo que los recogería a las 10 y colgaron.

Después de eso, Betty sí se la pasó bien. Bailaron un rato y se tomaron unos tragos y cuando se dieron cuenta que ya iba a ser las 10, pagaron la cuenta y salieron del lugar. Don Hermes justo estaba llegando por lo que subieron al carro y se fueron con él.

Don Hermes estaba muy molesto de que Betty hubiera salido sin avisarle, pero cuando se dio cuenta que Betty no estaba borracha se le bajó un poco la rabia.

Cuando le preguntó qué había pasado, Betty le dijo que era una salida con sus colegas y que ya todas habían regresado a su casa, pues si decía que había salido con unos amigos, sería un desastre, así que mejor se lo guardó. De todos modos, la había pasado genial con Nicolás, por lo que no le importaba si el tipo ese era un idiota o no.

FEA, PERO NO ESTÚPIDAWhere stories live. Discover now