Parte 13

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Al día siguiente Nicolás llevó a Betty temprano a Ecomoda antes de irse para su trabajo, él decidió que ahora que le habían dado un carro, aprovecharía de llevar a Betty todos los días a su trabajo, especialmente porque no le gustó darse cuenta que Betty se había lastimado la rodilla tan feo por ir apurada.

Betty entró a la empresa, saludando normalmente a Aura María y subió directamente a su oficina, donde sacó los disquetes con los datos de los directorios y continuó con el registro de toda la información que necesitaría para poder trabajar con don Armando, sin embargo, a las 9 don Armando entró apresurado a su oficina pidiéndole que fuera a la reunión con él, ya que don Daniel había llegado con Olarte, el Vicepresidente Financiero de Ecomoda, lo que no les gustó para nada a don Armando y don Mario.

Betty los ayudó y defendió la propuesta, y se sintió muy bien al ver a don Armando tan feliz cuando la reunión finalizó, incluso la elogió por haber defendido la propuesta como una leona y hasta dijo que le subiría el sueldo. Betty sonrió y pensó que lo había dicho por decir, pero en realidad llamó a Gutiérrez e hizo que le aumentaran el sueldo de 3 a 4 millones de pesos al mes.

La única parte desconcertante para Betty fue la mirada evaluativa del doctor Valencia en ella, supuso que le intrigaban sus conocimientos, ya que ella en Ecomoda no era más que una simple secretaria, pero aun así se sintió un tanto incómoda y le costó bastante concentrarse en la reunión.

Incluso tuvo que recordarse varias veces que el doctor Valencia era, de hecho, el número uno en su lista negra de posibles intereses románticos, pues con la mirada tan intensa de un hombre como él fija en ella, no había podido evitar estremecerse un par de veces cuando él achicó un poco los ojos a modo de concentración en sus palabras y mucho más aun cuando más de una vez mostró una sonrisa casi inexistente ante la forma en que estaba desbaratando las refutaciones del doctor Olarte, pues ella hubiera esperado ver molestia, no diversión, pero ahí estaba esa sonrisa matadora que la hacía estremecerse en contra de su voluntad.

Si no fuera porque la mirada del doctor Valencia reflejaba curiosidad más que cualquier otra cosa y que no parecía el tipo de hombre que se andaba con juegos de seducción con una mujer como ella, casi podría haber jurado que estaba tratando de seducirla para hacerla perder la concentración.

Sin embargo, después de que él y el doctor Olarte finalmente se marcharon de la sala de juntas, Betty logró tranquilizarse y contagiarse de la emoción de don Armando, por lo que emocionada tanto por la emoción de don Armado, Betty regresó a su oficina olvidándose del doctor Valencia y su desconcertante actitud y pudo escuchar a través de la puerta hablar a don Mario y don Armando sobre su trabajo y un incremento en su sueldo, algo que le alegró a Betty al saber que su jefe estaba tan feliz con su trabajo hasta hoy que no estaba dispuesto a arriesgarse a que ella se fuera de la empresa.

Betty se felicitó una vez más por haberle mostrado su foto a don Armando, aunque todavía tenía que venir peinada y maquillada como siempre, su jefe ahora sabía que existía la posibilidad de que se fuera a otro lugar y no tenía que preocuparse por el acoso de doña Marcela.

Ya por la tarde don Armando citó a junta de ejecutivos para marcar los lineamientos de su gestión ahora que había podido vencer a don Daniel y ocurrió algo que Betty no había esperado, don Armando básicamente anuló al Vicepresidente Financiero dejándola a ella como encargada de supervisar el trabajo de Olarte, lo que significa que, si Olarte no hacía algo pronto para congraciarse con don Armando, podría ser despedido.

Betty estaba feliz de tener más responsabilidades, pues eso significaba que don Armando confiaba más en ella, lo que le daba más confianza respecto a su lugar en Ecomoda. Sin embargo, se estaba ganando un nuevo enemigo. Se preguntó si Olarte sería igual que doña Marcela y Patricia e intentaría sabotearla o la dejaría trabajar tranquila y se mantendría alejado de ella.

Luego de eso, don Armando continuó dando las indicaciones para el funcionamiento de la empresa desde ese momento en adelante, pero fueron interrumpidos por María Beatriz Valencia, la hermana de doña Marcela, quien parecía más interesada en revisar el modelo de un vestido que escuchar lo que estaba diciendo don Armando, por lo que él se molestó y canceló la reunión marchándose de la sala de juntas y Betty salió detrás de él hacia su oficina.

El resto del día fue muy tranquilo, por lo que se dedicó a pasar al sistema lo que le faltaba de la información de los directorios y en cuanto finalmente terminó, llamó para solicitar información anterior que pudiera necesitar para los futuros informes que pudiera pedirle don Armando y terminar de ordenar su oficina.

Estaba pensando seriamente conseguir algunos cojines para descansar al medio día. Después de todo estaba almorzando en su oficina, por lo que no estaría de más tener un sillón o por lo menos unos cojines donde poder descansar cuando no haya tanto trabajo.

FEA, PERO NO ESTÚPIDAWhere stories live. Discover now