dolor

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El castaño lentamente abrió los ojos, sin recordar mucho de lo que sucedió anteriormente con él. Miro hacia los lados, una habitación completamente; sabía que se encontraba en la enfermería.

Su cabeza dolía agudamente.

Quien estaba al lado suyo, se levantó al instante para verle a los ojos.

—¡Diego! al fin despiertas, me tenías muy preocupado. —Edson actuaba de manera cariñosa con el castaño.

Diego solo asintió con una sonrisa al notar que se trataba de su amigo. —Edson, ¿qué me paso?

—Un pendejo de la selección te empujo, tu caída fue bastante dura y te golpeaste en la espalda. —relataba Edson con una mueca de tristeza, pues aún tenía que darle una noticia para nada agradable a su amigo.

—Pero, mañana nos vamos a Surinam, si jugaré ¿verdad? —Diego se mostraba desesperado.

—Lamentablemente no. —soltó Edson. Los ojos de Diego desbordaron lagrimas al instante, había vuelto a ser convocado y su primer juego no lo tendría. —Tu lesión fue un poco grave, Diego. Necesitas descansar. —Edson brindaba apoyo, pero Diego se sentía perdido.

—¿Quién me empujo? —pregunto el castaño.

—No lo sabemos. Cuando recordamos ya estabas tumbado en el piso.

—Yo no tengo problemas con ninguno, sabes que últimamente me llevo bien con todos.

—Claro que lo sé, pero cuando sepa quién fue el culpable conmigo se las va a ver. —Edson estaba molesto.

—Por favor, Edson, no te pelees por mí.

—Diego, te perderás el partido contra Surinam a causa del pendejo que te empujo, no es justo.

Diego sintió una punzada de dolor, ¿estaba fracasando de nuevo?

—¿Cuánto tiempo estaré en reposo?

—Al menos dos días. Así que probablemente si tengas la oportunidad de jugar contra Jamaica. —alentó el mayor.

—De banca, como siempre.

—Yo hablare con Cocca, te aseguro que serás titular. —Edson se estaba llevando bastante bien con el técnico, por lo cual tenía la oportunidad de hablarle maravillas sobre Diego. Edson no quería defraudar a su amigo, ni mucho menos verlo triste.

—Está bien. —finalizo Diego, girando su rostro hacia el otro lado.

—Avisare que ya despertaste, si quieres duerme un poco. —Edson se dirigió a la salida de la habitación.

Diego al saber que ya estaba solo, comenzó a tratar de recordar.

Él estaba caminando al lado de Cesar y Santiago, la charla era amena entre todos.

Lo que si recuerda fue haber visto a Chávez, Araujo y quien estaba detrás de él, era...

Kevin.

Pudo haber sido cualquier otro de sus compañeros, pero lastimosamente el culpable era el chico de sus ojos, aquel por el que desbordaba amor.

—¿Por qué tú, Kevin? —pregunto al aire. No lo entendía, ni siquiera se hablan, pero...

Si, lo de los vestidores.

Su plan parecía haber terminado ya, pues, aunque logro obtener atención de Kevin este seguramente se molestó con Diego y por ello le había hecho daño.

Diego se sentía estúpido.

Imagino cientos de posibilidades, tratando de ignorar la realidad, no la quería ver, no la quería afrontar, porque aquello era más que una realidad.

Kevin no le quería, al contrario, le odiaba.

El dolor que lleno su ser no podía ser siquiera descrito.

Como anteriormente lo hizo, volvió a llorar. Se sentía tan débil.

Aunque su tristeza no duro demasiado. Sus compañeros de selección entraron a la habitación llevaban flores y un par peluches para Diego; Edson con unas bonitas rosas rojas, Henry con un pequeño oso de peluche, Cesar con unos tulipanes blancos, Santiago con unas margaritas, Hirving con un par de girasoles, Gerardo con orquídeas, Marcel con lirios y por último Luis Romo con unas dalias rosas muy lindas.

El estado de ánimo de Diego cambio al instante, valoraba tanto tales detalles.

—No debieron molestarse. —sus compañeros le dedicaban una sonrisa acogedora.

—¿Por qué no? Esta habitación toda blanca, es aburrida. Que mejor que tengas flores y peluches mientras estas aquí. —hablo Santiago.

—Gracias. —dijo Diego sintiéndose mejor, aun así, el dolor no cesaba por completo.

—¿Como te sientes? —pregunto Marcel.

—Mejor, gracias.

—¿Ya saben quién fue? —inquirió Cesar, nadie tenía motivos para dañar a Diego, bueno al menos el creía eso.

Diego miro a Edson. —No, aun no. —respondió Edson.

—Nadie tiene motivos para molestarte, Diego. Y cuando sepamos quien fue, ya verás como le va a ir. —Hirving hablo.

—Si, aunque no creo que tenga muchos huevos para aceptar lo que hizo. —Luis comento.

—Tenga huevos o no, le vamos a calmar su pedo. —finalizo Gerardo.

—Les agradezco, en serio. Pero aun así no creo que valga la pena. —Diego pensaba en todos los problemas que podían ocasionarse y no le gustaba para nada, él siempre ha sido pacifico, pero conociendo a sus compañeros y a Kevin... las cosas no iban a terminar de manera agradable.

No importaba, lo hecho ya estaba.

—Está bien, que no quieras problemas Diego. —hablo Henry. El culpable merecía una sanción. —¿En serio, no tienes una idea de quién fue? —pregunto Luis.

—No. —respondió, cuando en su memoria la viva de imagen de Kevin, estaba ahí.

—Te recuperaras pronto, Dieguito. —animaron todos.

—Cuando enfrentemos a Jamaica serás titular. —repitió Edson. —¿Verdad?

—Claro que sí. —aquellas palabras fueron como un abrazo al dañado corazón de Diego.  






















rendido ➸ kevin x diegoWhere stories live. Discover now