culpable

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Cuando cayó la noche, Edson y Cesar estaban acompañando a Diego. Le cuidaban y atendían de una manera delicada. Pues el menor estaba bastante sensible y adolorido.

Ellos se quedarían en Ciudad de México, ya que en los planes de Cocca no estaba que jugaran el partido contra Surinam.

—Diego, ¿no quieres cenar? —preguntó Cesar. Ya era un poco tarde y Diego en el transcurso del día se mostró sin apetito. El de ojos verdes le miro, para después asentir con una suave sonrisa.

—Bien, iré por tu cena. ¿Edson tu necesitas algo? —Edson retiro su mirada del teléfono, para enfocarla en Cesar, pensó un poco en su respuesta. —Un café, está bien, por favor.

—Bien, en un rato regreso. —Cesar salió de la habitación.

Edson se levantó del pequeño sofá que tenía la habitación, para luego dirigirse al lado de Diego.

—Diego. —llamo al pequeño, quien al instante abrió los ojos al escuchar su nombre. —¿Por qué cuando Cesar pregunto si sabíamos quien fue, me miraste?

Diego parpadeo un par de veces.

¿Se lo diría a Edson?

Una mano envolviendo la suya, le saco de sus pensamientos. Comenzando a ponerse nervioso.

—Sabes que puedes decirme todo, Diego. —el tono de voz del defensa era tan suave, casi cariñoso. Diego le tenía demasiada confianza a Edson, pero aun así el miedo estaba presente. Ya que cuando diga ese nombre se imaginaba lo que iba a suceder.

—Edson... Prométeme que no le vas a hacer daño. —suplicó Diego apretando la mano de Edson.

—Dieguito, Dieguito tú tienes claro que ese tipo de cosas no las puedo prometer. —Edson hablo determinado.

—Por favor, Edson.

—No, Diego, el que la hace la paga. —Edson miraba fijamente a Diego, esmeraldas chocando de tierna manera.

—Sé quién fue... —Diego comenzó a temblar. El más alto expectante esperaba a que Diego soltará el nombre.

—Tranquilo, Diego. Solo dímelo. —el lesionado trago en seco lleno de nervios.

—Kevin. —Diego hablo, con un dolor agudo en el pecho, al mencionar tal nombre. Edson al saber el nombre del culpable soltó la mano de Diego, se había enfurecido tan rápidamente que causo escalofríos en Diego.

El más alto sin decir nada más, salió de la habitación en busca de Cesar.

Quien se encontraba tranquilamente en el comedor, sirviendo justamente el café que pidió Edson.

—¡Cesar! —llamo con un estruendoso grito, haciendo casi saltar del susto al jugador del Espanyol.

—Edson ¿qué paso? —Cesar dejo su actividad, para acercarse con prisa a Álvarez.

—Vámonos, ya. —el más alto con pasos largos y frenéticos salió del comedor, dirigiéndose al estacionamiento. Cesar le seguía con el ceño fruncido, no entendía nada de lo que estaba pasando.

Edson llego hasta su auto, se adentró y con fuerza cerró la puerta del vehículo.

—Oye, Edson espérame. ¿Por qué estas así? —Cesar agitado pregunto, subiéndose al auto de Edson, el cual ya había encendido.

Edson tomaba el volante con tanta fuerza que sus nudillos se habían tornado blancos.

—Diego sabía quién fue el que lo empujo. —a Cesar la noticia le tomó por sorpresa.

rendido ➸ kevin x diegoOnde histórias criam vida. Descubra agora