amor

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Los rayos del sol atravesando las ventanas, iluminando por completo la habitación.

Un amanecer que indicaba un nuevo día, pero sobre todo un nuevo comienzo en la vida de dos chicos que justo la noche anterior demostraron el amor que existía entre ambos.

Una cálida sensación recorría sus cuerpos desde que se quedaron dormidos; felicidad, tranquilidad y cariño.

Era un amanecer tan distinto a los demás porque no existía el frío, no había soledad, ni mucho menos dolor. Anoche lograron despedirse y soltarse de aquellas sensaciones que no eran malas, pero tampoco querían que siempre habitaran en sus vidas.

Ya no más.

El sol en vez de molestarlos les hizo soltar un suspiro lleno de paz. Lentamente se soltó del agarre que tenía el menor sobre su espalda, Diego en ese momento abrió los ojos, encontrándose con Nahin mirándolo fijamente una sonrisa cómplice se hizo presente en sus rostros.

Y si esto era un nuevo comienzo, ¿Por qué no empezar con algo distinto? Con algo que jamás pensó que haría.

—Buenos dí-

No lo dejo concluir, sello sus labios con los del castaño en un acto amoroso. Diego le correspondió al instante y sin dudarlo, tomándolo por la espalda para sentir el calor que el cuerpo del pelinegro emanaba.

No tenían la necesidad de intensificar las cosas y llevarlas a otro grado. Solo eran ellos, demostrándose una vez más lo mucho que se amaban.

Cuando el oxígeno comenzó a faltarles se vieron en la lamentable obligación de separarse. —Buenos días. —murmuro Kevin con esa voz grave que Diego amaba escuchar cada que tenía oportunidad.

—Cada que amanezca quiero despertar así. —dijo el castaño mirando a su alrededor, para luego volver a mirar al defensa.

—¿Cómo desnudos? —Diego le miro con el ceño fruncido. —¡Nahin! —dejo un suave golpe en la bien trabajada espalda del mayor.

—¿Qué? —dijo Kevin riéndose.

—Yo me refería a que quiero amanecer contigo, a tu lado de aquí en adelante. —los ojos de Kevin se iluminaron, Diego se derritió al ver esos hermosos ojos almendra con esa linda tonalidad.

—Pero tampoco suena mal lo que dices... —Diego dijo con las mejillas rojas, no era muy de decir tales cosas, pero no veía porque no seguirle el juego a Kevin.

—Yo también quiero amanecer diariamente contigo... —susurro en su oído para luego dejar un beso húmedo en su cuello, Diego sonrió encantado y por inercia le pego a su cuerpo.

"Estos sí que son buenos días" pensó, porque no solo era eso, también despertó siendo campeón con las Águilas del América.

Y, mejor dicho, aquellos eran buenísimos días.

Pasaron la mayor parte de la mañana recostados en la cama, aunque tuvieron que salir de las sábanas para darse una ducha juntos, volvieron a la cama.

Charlaban sobre cualquier cosa que se les venía a la mente, de vez en cuando soltaban risas debido a los comentarios que hacía Kevin.

Hasta que una llamada interrumpió cuando justo estaban hablando sobre la convocatoria para los siguientes partidos de la selección mexicana.

Diego tomo su celular de su mesita de noche, sonrió al ver que en la pantalla estaba el nombre del contacto agendado como "Mami".

De inmediato acepto la llamada saliendo de la cama, dejándose semidesnudo a la vista de Kevin ya que solo llevaba ropa interior, Kevin mordió su labio al ver lo precioso que se veía el castaño.

rendido ➸ kevin x diegoजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें