Pedri Gonzales-Futbolista

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Advertencias: palabrotas, obscenidad

- Hijo de puta-

Juraste al ver a uno de los jugadores del equipo contrario darle un codazo en la nariz a Pedri. Pedri inmediatamente dejó de perseguir la pelota y se tapó la nariz, claramente dolorido.

Observó desde las gradas cómo luego habló con el árbitro y tomó la decisión de abandonar el campo, incapaz de seguir jugando. Se podía escuchar a los fanáticos coreando su nombre, impresionados por cómo jugó en el juego hasta la lesión.

Pedri se sentó en el banquillo el resto del partido, que acabó ganando el Brcelona. Tan pronto como todos los chicos terminaron el partido y llegaron a través de los túneles a sus vestuarios, te aseguraste de encontrar a tu novio y ver cómo estaba.

Lo viste caminar hacia el vestuario, con Gavi a su lado. Finalmente te vio desde la distancia y saludó, indicándote que te acercaras. Corriste hacia él, con los brazos alrededor de su cuello, los ojos escaneando su rostro en busca de cualquier señal de dolor.

  Estoy bien, princesa, fue solo un pequeño empujón- dijo, viendo la preocupación en tus ojos.

Le diste un pequeño beso en la nariz en respuesta, a lo que él frotó su pulgar sobre tu mejilla y te dio un beso en los labios.

A tu alrededor, se podían escuchar silbidos y risas de los otros jugadores que vieron el encuentro entre ustedes dos.

- ¿Azotaste mucho a Pedri?- preguntó Gavi, no acostumbrado a ver a su mejor amigo siendo tan suave con alguien.

Pedri le devolvió la mirada, a lo que Gavi inmediatamente cerró la boca.

Finalmente, Pedri y el resto del equipo fueron a cambiarse y prepararse para salir. Estabas esperando afuera a Pedri para finalmente llegar a casa.

De vuelta en casa, fuiste directo a la cocina a sacar una bolsa de hielo del congelador para la nariz de Pedri. A pesar de que dijo que estaba bien, todavía ibas a hacer las cosas a tu manera.

Siendo el increíble novio que es, se complació en tus atenciones sin discusión. Sentado en el sofá, presionaste la bolsa de hielo contra el puente de su nariz, los ojos de Pedri perforando tu alma.

- Supongo que no puedo sentarme contigo por un par de días- bromeaste a lo que sus cejas se levantaron, una sonrisa se elevó lentamente en su rostro- Hay otras formas en las que puedo complacerte y eso lo sabes muy bien bonita- respondió, jugando con las presillas de tus jeans.

Te reíste, quitando la bolsa de hielo de su rostro. Le diste un beso en los labios y antes de que pudiera profundizarlo, te separaste, inclinándote más cerca de su oído.

- Muéstrame- susurraste, Pedri gimió en respuesta.

Te besó, su lengua, deslizándose sobre tus labios, pidiéndote permiso para entrar. Obedeciste y pasaste los dedos por su cabello, tirando de los mechones desde abajo, haciendo que Pedri jadeara en tu boca.

Le quitaste la camisa, pasando tus manos por su espalda, dejando leves rasguños. Pedri hizo lo mismo, besando tu cuello y pecho en el proceso, dejando leves marcas.

Finalmente también te quitó los jeans y las bragas, ahuecando tu trasero, haciéndote gemir en el beso. Comenzaste a morderlo, haciéndote gemir a ambos al unísono.

Sus dedos ahora rodearon tu centro, dándote toques ligeros y provocativos, Pedri observando tu rostro todo el tiempo mientras acercabas tu cuerpo aún más a él. Lentamente frotó su dedo contra tu clítoris, provocando, esparciendo tus jugos, disfrutando cómo tu cuerpo respondía a este simple toque.

De repente, se detuvo por completo, haciéndote gemir por la pérdida de sus dedos.

-.Monta mi muslo, bonita- dijo, mientras observaba cómo tu rostro pasaba de la conmoción inicial a la emoción.

La verdad es que siempre quisiste probar esto, ya dejándoselo claro a Pedri pero solo esperando el momento adecuado, que resulta ser ahora mismo.

Asentiste, quitándote los joggers levemente manchados de ti mientras te sentabas sobre ellos. Te subiste a su muslo, sus manos permanecían a tus costados, sus ojos te observaban con tanta avidez como antes.

Comenzaste a montar lentamente su muslo, tu respiración entrecortada por la sensación inusual. Pedri flexionó el muslo, disfrutando de verte utilizarlo para tu propio placer. Aceleraste, tus gemidos se escuchaban por toda la habitación, Pedri flexionaba su muslo añadiendo placer extra chocando de vez en cuando contra tu clítoris. Su muslo ahora estaba cubierto de tus jugos, y estabas aún más cerca de tu altura.

Al ver que estabas cerca, se agachó, frotando su dedo contra tu clítoris y pegando su boca a uno de tus pezones, lamiendo y chupando, proporcionándote aún más estimulación.

Todo esto a la vez provocó que una ola de placer te inundara, un gemido arrancado de tu boca, corriéndote sobre el muslo de Pedri.

- Eso es todo bonita, lo hiciste muy bien, ¿qué tal uno más hm?- susurró en tu oído, sus manos permanecieron a tus costados, haciendo que continuaras frotándote contra él. Asentiste, ya sintiendo que se acercaba otro orgasmo. Pedri siguió conduciendo tu cuerpo sobre su muslo empapado, susurrándote alabanzas al oído. Recogió la mochila, haciendo rebotar su muslo con más frecuencia, viendo como te deshacías una vez más, con la garganta en carne viva por los gemidos.

Presionó más besos en tu hombro, murmurando un tranquilo "Te amo", dándote tiempo para volver en ti después de tus orgasmos.

Después de un rato, te levantó en sus brazos y te llevó al baño, colocándote en el mostrador mientras te limpiaba suavemente a ti y a él mismo.

- Supongo que no te equivocaste en conocer diferentes maneras de complacerme- bromeaste, haciendo que Pedri sacudiera la cabeza.

- Este fue solo el primero. ¿Realmente no pensaste que habíamos terminado?- p.reguntó, con una sonrisa arrogante plasmada en su rostro, viendo la forma de sorpresa en tu rostro.

Esta iba a ser una larga noche...

One shot- Smut ||Where stories live. Discover now