ADVERTENCIAS: los menores de 18 años o más no interactúan , p en v, torcedura de tamaño, charla sucia.
Lamento mucho la tardanza, este one-shot va especialmente para una lectora que estuvo de cumpleaños por petición de su hermana. Realmente lamento publicarlo tan tarde.
- Siempre me pregunto cómo lo haces-
No pudiste evitar que te sorprendieran las palabras de Harwin, mientras empujaba profundamente dentro de ti.
Lo suficiente como para sentirlo de nuevo en la garganta.
- …Pensé la primera vez que no habría podido entrar en ti. Tan apretado y…- se perdió en sus palabras mientras lo apretabas con más fuerza, estimulado por las palabras a las que no podías responder, ya que no creías que pudieras responderle adecuadamente a Harwin.
Siempre fue así contigo: lo estarías arañando y burlándote hasta el punto de que te empujaría en el primer trastero disponible y te callarías con su propia hombría entrando y desgarrándote.
A decir verdad, el acto sexual en sí era solo parte de la razón por la que disfrutabas molestar a Harwin: él era el único que te hacía sentir… a gusto. Rodeado y conectado a tierra por su cuerpo más grande mientras empujaba hacia ti y se dirigía a casa con cada embestida.
Nunca habías pensado que tendría el mismo efecto en él.
Pero parecía que era exactamente así.
Sus embestidas se detuvieron y tú protestaste con un fuerte gemido, tratando además de envolver tus piernas alrededor de su espalda para llevarlo increíblemente más cerca de ti, pero no podías hacer ese acto por completo y él era mucho más fuerte que tú.
Disfrutó probándotelo, mientras tus uñas se clavaban más en él.
- Pero me tomas tan bien, ¿no?- comentó, mientras sus labios llegaban a tu oreja, antes de morder con fuerza tu cuello y tu cabello se hundió más en su cabello rizado, enredándolo en un desastre- ... es casi como si estuvieras jodidamente moldeado para él. O tal vez moldeé tu coño para mi propia polla-
Te estremeciste ante las sucias palabras, mientras asentías ansiosamente, aunque no podías entender completamente lo que quería decir y en un rápido movimiento se te quitó de encima y arrastraste los brazos para atraparlo, pero él era demasiado rápido y empujó tus piernas. se unieron, perforándote en un ángulo más profundo y diferente.
- Mira lo que pasa- te ordenó con voz imperiosa y manejando con mando.
Su mano más grande se posó aún más en tu cuello, empujándola para mirar tu estómago.
-… Mita lo jodidamente profundo que estoy dentro de tu diminuto conejito-
Mientras lo hacías, lo viste: tu vientre se hinchaba bajo sus embestidas y sentías que te desesperabas con cada uno de ellos, ante la prueba más de su propia destreza dentro de ti.
- Creo que es un puto milagro- susurró con una pequeña sonrisa - ... Que no te haya partido todavía-
