Capítulo 6

33 0 0
                                    

Gianna

Un nuevo día de trabajo en la tienda. Cada jornada es más agotadora que la anterior. ¿Por qué existen compañeros de trabajo que se creen superiores? Amo lo que hago, pero el ambiente laboral no es el mejor.

Últimamente soy una vendedora más –algo que no me molesta en absoluto, ya que siempre me ha gustado el comercio– aparte de psicóloga publicitaria y colaboradora en recursos humanos cuando el empleado nuevo lo necesita, así que comienzo a pensar en pedirle un aumento a mi jefe.

Nuevamente estaba "en terreno" viendo la reacción de los clientes ante los productos, esta vez eran vestidos. Una mujer se acercó hasta mí y me preguntó por el modelo de un maniquí, el cual no estaba disponible. Era un vestido muy casual y a la vez elegante. Yo era una de las responsables de que esté agotado, pues compré uno de los treinta que llegaron. Sólo quedaba el que estaba en exhibición.

Estábamos próximas a cerrar, pero llegó una nueva clienta.

–Buenas tardes, ¿qué bus...? –me detuve–.

–Hola. Tanto tiempo, desde aquel día en el supermercado que no nos vemos.

–Oh, sí. Ha pasado mucho tiempo, un mes más o menos. ¿Qué estás buscando?

–Necesito algo elegante; que resalte, pero que vaya a juego con mi tono de piel; algo que sea descubierto y provocativo, pero a la vez serio. ¿Tendrás algo así?

–¿Existe algo así? –Reímos–. Mira, te puedo mostrar algo de la nueva colección. Antes me gustaría saber, ¿para qué lo necesitas?

–Estoy buscando algo para mi aniversario. Cumplimos dos años el 14 de noviembre.

Ignoré la molestia que sentí en mi estómago y corazón.

–Ay, me alegro. ¡Qué buena noticia! –Una de las razones por las que me cuesta confiar en la gente es justo por momentos como estos donde soy demasiado falsa–.

–Iremos a cenar a un lugar muy elegante, según mencionó Julián, entonces quiero estar lista para la ocasión.

Le pedí que me acompañara hasta el fondo del lugar, donde teníamos los modelos más bonitos y costosos –si este momento me iba doler, por lo menos que ella gastara una buena cantidad de dinero–.

Después de aproximadamente media hora, donde me tuvo dando una opinión sobre cada traje que se ponía, se decidió por uno rojo que llegaba hasta el suelo, el cual tenía un escote muy pronunciado y no era tan ajustado desde la cintura hacia abajo.

–Este. Me encantó, es muy bonito. ¿Cuánto queda para el cierre del centro comercial?

Miré la hora en mi celular.

–Veinte minutos.

–Ay, ¿qué hago? Quería pasar a comprar lencería nueva para sorprender a Julián... ups, no debí decir eso, es algo entre él y yo –sonrió y me miró-.

–Podrías pasar mañana. Aún quedan dos días para tu aniversario –dije con la voz más calmada que pude–.

–Gracias por tu ayuda, Gianna, eres muy amable –¿cómo supo mi nombre? Quizá él se lo dijo, aunque sería raro hablar de tu ex novia con tu actual pareja, pero tal vez quiere que no haya secretos entre ellos–.

Definitivamente lo de la lencería estuvo fuera de lugar. ¿Lo habrá dicho a propósito?

***

Julián

14 de noviembre

Hoy desperté a eso de las ocho de la mañana, no podía dormir. Me giré en la cama y vi a Anaís mirándome.

–Buenos días, amor –me dio un beso apasionado–.

–Hola, linda –respondí cuando nos separamos–. ¿Y este beso? –Dije sonriendo–.

–Es tu primer regalo en este gran día...

Mierda. ¿Qué día es hoy? ¿Su cumpleaños? ¿El mío? ¿San Valentín? ¿Cuándo nos conocimos? ¿Aniversario?

Me miraba llena de esperanza, no la quería desilusionar, así que dije:

–¡Ay! Lo recordaste, cariño –fingí emoción esperando que dijera qué fecha es, me siento pésimo por olvidarlo, pero tengo muy mala memoria–, creí que lo olvidarías...

–¿Cómo iba a olvidar el día en que cumplimos dos años de noviazgo? –Ah, es nuestro aniversario–. Por casualidad, ¿no lo habrás olvidado tú? –Me miró con los ojos entrecerrados–.

–¡Cómo crees! Es imposible.

–Entonces, ¿cuál es mi regalo?

–Pues yo –reí–. Es una sorpresa –"para ti y para mí", pensé–. ¿Y el mío?

–Tendrás que esperar hasta la noche –me sonrió pícara–.

Nos vestimos y la llevé a almorzar a su restaurante favorito –por suerte había lugares disponibles y tuve que pagar extra para que dijeran que la reserva fue hecha hace días, en caso de que Anaís preguntara, últimamente ha estado más pendiente de todo lo que hago y me acompaña casi siempre–, nos servimos comida italiana y luego fuimos a pasear. Quizás intuía que la llevaría a cenar por nuestro aniversario, porque su vestido parecía nuevo.

Silencié mi celular para que ninguna llamada de trabajo nos interrumpiera.

Mientras caminábamos por el parque, a lo lejos me pareció ver a Gianna. Recuerdo que ella llevaba el cabello largo hasta la cintura cuando estábamos en la universidad y continúa con ese estilo, pero un poco más corto que en ese entonces. La chica que creí era mi antigua novia, se giró y comprobé que no era mi Gianna.

Dos pequeños niños pasaron corriendo junto a nosotros y recordé cuando Gianna y yo teníamos aquella edad. Veníamos a este parque a jugar cada vez que nuestros padres nos llevaban a la playa, ya que queda relativamente cerca. Sonreí involuntariamente.

–¿Qué pasó con ese gesto, amor? –Dijo sonriendo. "Si supiera por qué sonreí, esa expresión se borraría de su rostro", pensé–.

–Esos niños...

–¿Pensaste en los nuestros corriendo por aquí y por allá?

¿Hijos? No he pensado en tenerlos... ¡no quiero tenerlos! Pero no quiero arruinar su felicidad...

–Creo que es muy pronto para hablar de eso... somos muy jóvenes aún... –dije nervioso y al parecer olvidé que ya tengo casi 30 años y que es completamente normal y socialmente esperado ser padre–.

–Es una broma, bebé –rió–.

Suspiré aliviado.

Por la noche llegamos a casa y me entregó "mi regalo" de aniversario.

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now