Capítulo 39

25 0 0
                                    

Gianna

Finalmente llegó el día de la presentación de la campaña publicitaria. Además de promocionar la ropa femenina, habíamos incluido la línea masculina que estábamos desarrollando, para así crear expectativa.

–Buen trabajo, chicos –nos felicitó mi jefa–.

–Sabía que hice una buena elección con ustedes –dijo Sergio–.

–Gracias –respondimos al unísono–.

Recogí mis cosas y salí de la oficina.

Mientras caminaba, sentí que mi celular vibró repetidas veces. Al ver las notificaciones, todas eran mensajes de Álvaro.

Tebi<3: Gianna

Tebi<3: Terminaron

Tebi<3: TERMINARON

Tebi<3: Respondeeeee

Tebi<3: ¡Julián Burnett y la bruja menor terminaron!

Le habían apodado "bruja menor" a Anaís porque es dos meses menor que Vivian, por ende esta última es la "bruja mayor".

Tebi<3: ¡SE TERMINÓ!

Gianna: ¿Qué?

Tebi<3: Mira

*Tebi<3 ha enviado 5 fotos*

Eran del perfil de Julián. Había borrado todas las fotos con Anaís.

*Tebi<3 ha enviado 3 fotos*

Eran del perfil de Anaís. No quedaba rastro de Julián. Estaba muy feliz, ahora me podría acercar a Julián sin sentirme culpable.

Una vez que estuve más alejada del lugar de trabajo, Julián me alcanzó.

–¿Qué te parece si después de estas arduas semanas de trabajo vamos a celebrar nuestro merecido descanso?

–No estaría mal –respondí–.

–¿De verdad? –dijo asombrado, parecía un niño pequeño al que le habían dicho que le darían un regalo, y yo asentí–. ¿Dónde quieres ir?

–¿Te parece si por la noche vamos a unos juegos que llegaron esta semana?

–Contigo voy hasta el fin del mundo, mi princesita.

Dicho esto último se alejó caminando. Me mordí el labio. Parece que su pasatiempo favorito es ponerme nerviosa.

Emma tenía el día libre, así que le pedí que se quedara en casa y me ayudara con un asuntito sin mucha importancia...

–¿VAS A SALIR CON JULIÁN? –Chilló apenas le conté–.

–¿Puedes bajar la voz? Creo que te escucharon en China.

–Ok, perdón, ¿para qué quieres mi ayuda?

–Quiero elegir lo que voy a usar esta noche y te necesito.

–Ah, yaaaa, va en serio la cosa si quieres una opinión –subió y bajó las cejas rápidamente–.

Después de unas burlas más por mi reacción, me ayudó a seleccionar la ropa más cómoda y bonita de mi armario. En total quedaron dos outfits: el primero consistía en una polera blanca corta, pantalones de cargo verdes y zapatillas altas blancas, el cabello semirecogido; el segundo consta de una polera ajustada de líneas blancas y azules con tirantes, jeans azules desgastados y zapatillas negras, aros en forma de estrella y el cabello hacia un lado. Ganó la segunda opción.

Álvaro me llamó cuando estaba a punto de cambiarme.

–¿Cómo sigues con la tremenda noticia que te di hace un rato?

–Intrigadísima por sobre quién terminó con quién.

–Pues le preguntas ahorita que te juntes con él.

–Silencio, Emma–reí–.

Mi amigo me molestó con preguntas sobre mi salida con Julián.

–Lo que pasa es que estuvimos trabajando muy duro en una campaña y ahora que al fin terminamos, me invitó a salir. Eso amiguito, adiós.

Le corté e ignoré el montón de mensajes que me llegaron de Tebi que me pedían una explicación, me despedí de Emma y salí del departamento. Ahora me siento aliviada de salir con él, obviamente no iba a pasar nada si es que tenía novia... pero ya no tiene.

Al salir del edificio, vi a Julián esperándome afuera de un auto. Sonreí involuntariamente.

–Te ves guapísima.

–Gracias. Tú también.

Estaba usando playera blanca con rayas oscuras, unos jeans negros rotos, chaqueta del mismo color y zapatillas blancas.

–Vamos –abrió la puerta del auto para que subiera–.

–¡Pero qué caballero, Julián Burnett!

–Contigo, siempre.

–No puedo con tu labia –reí–.

El trayecto pasaba en silencio y decidió romperlo.

–Gracias por aceptar la invitación.

–Gracias a ti por invitarme. ¿Aún estás enojado conmigo?

Frenó en un semáforo en rojo y me miró al decir esto:

–Si hay algo que es imposible para mí, es enojarme contigo durante mucho tiempo, Gianni. Lamento si te herí con lo que dije, estaba dolido, pero no duró más que ese momento. Luego continué evitándote porque no quería que tú estuvieras incómoda y me daba vergüenza acercarme después de cómo te había tratado. Lo siento.

–Cambió el semáforo –arrancó el vehículo–. ¿Y por qué ahora te acercas sin más?

–Siempre ha sido un gran pasatiempo hacerte enojar, te ves linda cuando frunces el ceño –rió–.

Así que no está en sus planes decirme de la ruptura, eh.

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now