Capítulo 46

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Gianna

Había caminado dos cuadras desde el café y llamé a Álvaro. Necesito saber si lo que Vivian dijo es verdad.

–Tebi, ¿podemos hablar?

–Ahora estoy por entrar a una junta, ¿te parece en dos horas más en la cafetería de siempre?

–Sí.

–¿Te pasa algo? Tu voz se escucha extraña.

–No, sólo necesito confirmar algo, pero no es importante, puede esperar.

Me dirigí hacia el lugar del encuentro y pedí un café con leche mientras esperaba a mi amigo. Aproveché el hecho de que estaba en un espacio cerrado y le envié un texto a Julián: "necesito hablar algo con Tebi. Nos vemos otro día". Su respuesta fue casi instantánea: "no hay problema. Gracias por la comida".

Comencé a mirar un álbum de fotos que tenía con mi mejor amigo en la galería. Fotos en restaurantes, parques de diversiones, cuando fuimos con Emma a Frutillar hace un tiempo, de las veces que hemos ido a bares, fotos de un día de chicas que hicimos junto con Emma hace un tiempo y luego una pijamada con mascarillas y chismesito.

Mi amigo se tardó menos de lo previsto y llegó muy acalorado, parece que vino corriendo desde el estacionamiento.

–¿Te pido un jugo de frutilla? –Pregunté–.

–Mi favorito. Gracias –sonrió nervioso–.

Llamé al mesero y realicé la orden.

–¿De qué querías hablar?

–Necesito que seas honesto conmigo, pero te aseguro que nada va a cambiar entre nosotros, es sólo para confirmar.

–Vivian habló contigo, ¿no? –Hizo una mueca triste–.

–¿Cómo lo supiste? –pregunté confundida–.

–Ella dijo que yo era tu punto débil y que te atacaría conmigo. Cuando te contara la verdad de nuestro encuentro en la playa, quedarías destrozada y sería el fin de nuestra amistad, yo nunca... –hizo una pausa, su voz se quebró y los ojos se le llenaron de lágrimas– nunca te quise mentir, Gianni. Al principio me acerqué por Vivian, pero en cuanto te vi llorando en la playa, destrozada por la ruptura, comprendí que tú no eras la mala de la historia, como me lo había hecho creer ella. A pesar de que sabía que usaría esto en mi contra algún día, quise quedarme junto a ti, para intentar protegerte si ella osaba hacerte algo... yo te prometo que te quiero de verdad, estos años de amistad han sido lo mejor que me ha pasado...

–Lo sé, Tebi, lo sé –dije con calma–.

–Tú eres muy importante... –paró en seco y me miró confundido– espera, ¿qué?

–No hace falta que me lo aclares, de verdad confío en ti. Sé quien eres. Te conozco hace poco más de seis años. Sé cuando mientes, cuando estás triste, cuando estás feliz, cuando tienes miedo... Te conozco como a la palma de mi mano. Y si le debo agradecer a Vivian el hecho de que hayas llegado a mi vida, ya lo hice y se lo agradeceré mil veces más si es necesario. Mentiría si dijera que no me tomó por sorpresa esta revelación, pero no voy a permitir que destruya tantos hermosos recuerdos que tenemos juntos. Como aquella vez que fuimos a acampar y había tanto viento que la carpa salió volando –reí y él apenas sonrió–. Ánimo, debería ser yo quien esté en ese estado después de la noticia que me acaban de dar, no tú.

–¿De verdad no estás enojada conmigo? –Dijo preocupado–.

–Álvaro, estuviste cuando enfermó mi mamá, cuando terminé con Julián, cuando estuve estresada por mi trabajo, en aquellas noches en que extrañaba a Julián siempre estuviste para escucharme, me prestaste tu hombro para llorar durante años, soportaste mi mal genio... algo que no es sencillo de tolerar, me aceptaste con mis virtudes y defectos... Eres el mejor amigo que pude, puedo y podré tener en toda mi vida y agradezco a Dios el tenerte a mi lado –me emocioné al decir esto último–.

Rodeé la mesa y lo abracé por un largo rato.

–Gracias por apoyarme –dije–.

–Gracias por estar conmigo y no dudar de mi amistad, Gianni. Eres la mejor persona que existe.

–Los amigos están para eso, para confiar y apoyar al otro cuando lo necesite. Álvaro Cabañez, ¿prometes nunca alejarte de mí pase lo que pase y ser mi mejor amigo por el resto de mi vida? –Extendí mi dedo meñique–.

–Sí, prometo. Gianna Ellis, ¿prometes seguir siendo la mejor persona que existe y soportarme por el resto de mi vida? –sonreí y entrelazamos nuestros dedos–.

–Una promesa de meñiques jamás se rompe –dijimos al mismo tiempo y sellamos la promesa juntando nuestros pulgares sin soltar el enlace–.

Llamé a Emma para que fuéramos a un bar para festejar esta "prueba" de nuestra amistad.

Una vez en el lugar de reunión, con Emi comenzamos a hablar de su novio mientras él iba a la barra por unos tragos.

–¿Entonces no estás enojada con Tebi?

–Noooo, ¿tan asustado estaba? –Sonreí–.

–Siiiiii, me envió como 10 mensajes de voz y textos mientras llegaba a reunirse contigo. El pobrecito estaba con el alma en un hilo. Me hubiese gustado ver su cara, pero por su histeria en los audios ya me lo imaginaba.

–Tebi es como un hermano, no dejaría que nuestra amistad se fuera al tacho de la basura por algo así, o sea, en origen es una mentira, pero confío en el cambio que tuvo luego de eso.

–Me gustaría tener una amistad así.

–¿Y la de nosotras? Eres mi hermanitaaaa –la abracé muy fuerte–. Te quiero.

–Y yo a ti.

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now