Capítulo 37

22 0 0
                                    

Julián

Ya era de noche cuando paramos de trabajar. Sergio nos pidió que abandonáramos la oficina hace algunas horas, así que nos quedamos en casa de Gianna, porque se rehusó totalmente a ir a la mía por miedo a perder el cabello si se encontraba con Anaís.

–¡Ah! –Exclamó Gianna desde la cocina–.

Me paré rápidamente del sofá y llegué hasta el lugar.

–¿Qué pasó?

La miré y vi su dedo sangrando. En un acto reflejo, fui hacia ella, sostuve su mano y la acerqué hacia mis labios. Cuando reaccioné, levanté la vista y ella me estaba mirando. Alejó lentamente su mano, pero la volví a tomar, esta vez con algo de fuerza, pero sin lastimarla. Sin quitar mi mirada de la suya, me acerqué hasta quedar a su altura y a una corta distancia de sus labios. Me contuve unos segundos y sólo la miré. Sus ojos iban desde mis ojos hasta mis labios y de vuelta. Hice lo mismo. Sonreí y mordí ligeramente mi labio inferior. Me comencé a acercar nuevamente. No puedo creer que después de todos estos años, al fin voy a volver a besarla. Lentamente avancé hasta casi rozar sus labios...

–¿Dónde estás, Gianna? –Se escuchó una voz en la sala y un portazo–.

Me empujó lejos y salió disparada de la cocina.

Apreté el puño. Supongo que ella es la amiga con quien vive.

Respiré profundamente y luego salí de esa habitación.

–Hola, ¿Emma, no? –Pregunté amablemente a la chica que me había arruinado el beso hace algunos instantes–.

–Oh, hola. Gianni no me avisó que vendría alguien a comer hoy.

–No, no vino a comer, estábamos trabajando y ya está por irse, ¿no, Julián?

–Sí, se nos pasó la hora volando -reí-, la primera vez que logramos ponernos de acuerdo, fue un momento maravilloso... En fin, ya me voy, buenas noches, chicas, que descansen –le di un beso en la mejilla a Emma–. Nos vemos mañana, Gianna –ella puso la mejilla y le di el beso en la comisura de sus labios, abrió exageradamente los ojos–.

Tomé el pomo de la puerta y salí del departamento con una sonrisa de oreja a oreja. Nada, absolutamente nada, me puede amargar la noche después de eso.

Gianna

Estúpido Julián, siempre sabe como ponerme nerviosa.

–¡Gianna! ¿Por qué no me dijiste que estabas con él acá?

–¿Qué habría pasado si te hubiese dicho? –Me crucé de brazos–.

–Pues no hubiese llegado. Así no interrumpía el momento romántico –sonrió y movió las cejas arriba y abajo–.

–Deja de armarte películas en la cabeza, por favor, entre él y yo no pasó nada... –dije y luego susurré– porque alcanzaste a llegar –sonreí–.

–Espera. ¿Qué fue lo que no pasó? –La miré confundida– Dijiste "no pasó nada... porque alcanzaste a llegar", ¿y si llego 5 minutos después?

–¿Lo dije en voz alta? –Asintió–. Me hubiese besado. Estábamos a unos 5 centímetros cuando tú hablaste.

–¡No! Yo y mi bocota –se dio un pequeño golpe en la cabeza con la palma de la mano–.

–Está bien. Es mejor que no haya pasado nada. Él tiene novia y debo respetar eso, a pesar de que Anaís y Vivian hayan jugado sucio, yo no voy a hacer lo mismo.

–Me recuerdas a Malucci –rió, la miré desconcertada y comenzó a cantar– no somos la misma raza, tú pa' la perrera y yo para la casa.

Había olvidado esa canción. La estuve cantando durante un mes cuando salió. La parte de la esposa es la mejor.

Cuando me fui a dormir, no paraba de pensar en Julián y el casi beso que arruinó mi amiga, sin embargo, fue mejor así, a pesar de que no merezca lealtad, ella es su novia y yo no haré nada mientras eso continúe así.

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now