Capítulo 31

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Gianna

Luego de enterarme de la verdad, sólo quise correr hacia Julián y decirle todo, pero me acobardé. El miedo al rechazo pudo más... otra vez, además, no quise herirlo... otra vez, puesto que ella le había mentido también. Nunca me lo esperé de Vivian. A pesar de que mi madre, Álvaro y Emma me lo advirtieron mil veces, no quise creer. Es la primera vez que mi intuición falla, pues estaba cegada por Vivian.

No sé si fue mejor saberlo o no. Cuando vi a sus padres en la foto, mi corazón se quebró: la imagen era del cumpleaños n°55 de su madre, es decir, hace cinco meses; allí estaban su padre y su madre, los que supuestamente habían fallecido en un incendio. Además, Emma y Tebi me mostraron fotos de mi "amiga" en la ciudad en fechas en que se supone estaba en otros países, lo cual me hizo dudar de todo lo que me contó. Se me ocurrió que ella y Anaís podrían haber planeado todo, incluso que esta última y Julián fueran novios... en estos momentos espero todo de Vivian. De pronto recordé cuando estábamos en cuarto año de la carrera y me dijo que le gustaba un chico, cuya descripción calzaba con la de Julián y nunca me di cuenta... ¿Será que a ella le gustaba mi novio?

Luego recordé un día cuando teníamos unos 12 años, ella y yo prometimos que no pelearíamos por un hombre, que jamás traicionaríamos nuestra confianza ni la amistad de años por un chico pasajero. Me duele que haya roto esa hermosa promesa. Sé que un corazón roto por un desamor duele, pero que tu mejor amiga te decepcione es mil veces peor, porque a esa persona le das tus mejores y peores momentos, sabes que está para ti al igual que tú lo estás para ella.

Estaba sentada en el living observando de nuevo la foto sin poder creer, como si fuera una horrible pesadilla lo que estaba sucediendo.

–¿Sabías que estoy practicando kick boxing con Tebi? –Comentó casualmente Emma, quien venía saliendo de la cocina con un café en la mano–.

–Algo me habías dicho, ¿por qué lo mencionas justo ahora?

–Es que se nos rompió el saco, no tenemos nada para entrenar –la miré confundida–... entonces se me ocurrió que podríamos golpear la cara de Vivian, ¿estás de acuerdo? –sonrió–.

La miré y negué con la cabeza, riendo. Emisí es una amiga, y casi la pierdo por proteger a una mentirosa.

Conversamos en serio un rato y me convenció de hablar con Julián. La plática fue algo así: " –Tienes que decirle. –No, no lo voy a hacer. –Es una mentirosa y posiblemente su novia igual. –Pero él la quiere... –Te quiere a ti, estúpida, ve a hablarle." Tan cariñosa mi amiguita.

Busqué los documentos y las llaves de mi vehículo, bajé hasta el estacionamiento del edificio y partí rumbo a la parte en que siempre me lo topaba: el dichoso supermercado.

Di varias vueltas dentro del lugar, pero ni señas de Julián. Al parecer incluso cambió el lugar de sus compras para no toparse conmigo.

Nunca supe donde vivía, porque ni Anaís ni Vivian jamás me lo dijeron... perras astutas. Conduje sin rumbo fijo y llegué a los juegos para niños donde fui hace un tiempo con Emma.

Me senté en el columpio rojo y comencé a balancearme.

Minutos después, pasó un chico con una sudadera con capucha y no le pude ver el rostro, pero algo me dijo que era quien estaba buscando.

–¡Hey!

Aceleró el paso y lo seguí.

Una cuadra más lejos lo alcancé. El aire me faltaba.

–Necesitamos hablar.

–Estoy apurado.

–Es importante. Por favor.

–Ok –rodó los ojos–.

–Descubrí que... que... –inhalé profundamente y exhalé antes de continuar, para reunir fuerzas– Vivian nos mintió –me miró confundido– y estoy segura de que Anaís también. Sé que puede ser fuerte, para mí lo fue y eso que no he compartido con ella durante tantos años... los padres de Vivian no están muertos y ella estuvo en la ciudad siendo amiga de Anaís desde antes que ustedes fueran novios, creo que tu relación con ella es un plan de Vivian para separarnos –solté sin más–.

–Oh –dijo con calma y luego una sonrisa se asomó en su rostro–, ahora debo terminar con ella y quedarme contigo y al fin podremos estar juntos y ser felices por siempre –comentó emocionado-.

–Sí...

–Creíste que reaccionaría así, ¿no? -Se puso serio y lo miré confundida-.

–Yo...

–Pensaste que ahora que me decías que Vivian te mintió y al parecer Anaís también, yo terminaría con ella y volveríamos –puso los ojos en blanco–.

–Nos mintió...

–Te mintió –enfatizó–...

–¿Por qué no me dijiste nada?

–No me dijiste qué era lo que le había sucedido. Además, intenté aclarar las cosas diciendo que ella nunca estuvo mal, pero no me dejaste hablar y no lo seguí intentando porque lo consideré una pérdida de tiempo. Sinceramente ya me harté de ser quien siempre te busca y hace de todo para estar juntos, mientras que tú no cooperas en absoluto y no me tienes la suficiente confianza para contarme las cosas. Esto no va a cambiar en nada las cosas entre nosotros. Yo no voy a dejar a Anaís por suposiciones tuyas. Siempre –se le cortó la voz y en sus ojos se agruparon muchas lágrimas–... siempre soy yo quien te busca, quien arriesga todo por estar a tu lado y tú sólo esperas cómodamente a que eso pase. Ya me cansé. Espero que te vaya muy bien, Gianna. Adiós. Ahora soy yo quien te pide que por favor no me vuelvas a buscar.

Se alejó otra vez y yo me quedé quieta, observando cómo se iba. Lo peor de todo, es que es cierto lo que me dijo, yo nunca he asumido ningún riesgo por él... Emma tenía razón, cuando Vivian me contó lo del accidente y eso de que la vida de su amiga dependía de estar con Julián, yo debí ayudarla a buscar a un especialista, no dejar ir al amor de mi vida por ella, alguien que ni siquiera conocía. ¡Cómo pude ser tan estúpida! ¿Qué hago ahora?

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now