Capítulo 14

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Gianna

Habíamos regresado del viaje hace cinco días, era una noche de viernes. Propuse una nueva noche de karaoke. No debí hacer eso.

Me iba a encontrar con mis amigos en el bar, la noche estaba bastante fría.

–Hola, Emi, ¿cómo estás? –la saludé–.

–Hola, Gianni, bien gracias, ¿y tú?

–Bien, gracias, no he visto a Julián hace mucho tiempo y eso ayuda a mi paz mental. Fue muy bueno el viaje. Siento que por fin lo he superado y si lo vuelvo a ver la verdad no importa, he pasado varios días sin verlo...

–Gianni... –dijo con cuidado mi nueva amiga– pues ese tiempo sin verlo...

–Termina hoy, cariño, está por allá –mi mejor amigo señaló la pared opuesta a donde estábamos sentados–.

–¡Por Dios que eres bruto, Álvaro! –Lo regañó Emma–. ¿Sabes lo que es la sutileza?

–Esa palabra no está en mi vocabulario, baby.

–Se nota –susurró ella y puso los ojos en blanco–.

Busqué con la mirada a Julián y, efectivamente, estaba allí junto a su novia, y habían varias botellas vacías sobre la mesa. ¿Desde cuándo bebe tanto?

Comprendí que no lo había superado cuando volví a sentir algo en el pecho, como una punzada y luego mi corazón acelerado, sentí que las piernas se me debilitaban por la impresión de verlo así... más que el renacer de mis sentimientos, me preocupan la cantidad de botellas que estaban sobre la mesa. Eran cuatro: una de whisky hasta la mitad, dos botellines de medio litro de cerveza vacías y una botella que parecía ser vodka que le quedaban ¾ del líquido. No lo quiero ver mal y me pone triste que beba tanto, ¿será siempre?

Las personas que pasaban a cantar eran muy buenas. Yo cantaba muy bien, pero me sentí un poco intimidada con aquellas dulces y melodiosas voces.

–Buenas noches a todos. Espero que la estén pasando muy bien –se escuchó un "sí" por todo el lugar–. ¡Me alegro! Para animar un poco el ambiente, realizaremos una dinámica que llevamos haciendo desde hace varios fines de semana. Elegiré a alguien y la persona que suba a cantar ahora, podrá invitar a quien desee del público, ya sea conocido o no, para cantar a dueto. ¿De acuerdo? Bien, comencemos... –miró a todos los asistentes– tú –miré hacia donde apuntaba su mano y el elegido era Julián–.

El susodicho –con varias copas encima– subió al escenario mientras se tambaleaba un poco, buscó en la laptop una canción y el animador le pidió que escogiera a alguien más. Miró entre los asistentes, seguramente intentaba enfocar a alguien debido a la vista borrosa que debía tener por el alcohol.

–Ella –me apuntó. Miré de reojo a su novia y ella a su vez fijaba su vista en mí. No estaba para nada feliz y no es para menos–.

Pasaron dos minutos antes de que subiera y cogiera el micrófono. Escuchaba muchas voces diciendo "qué cante! que cante!" y otras que decían "si no lo quiere hacer, que no venga a este bar", e incluso algunos me abucheaban. Cedí por presión social –sobre todo de Álvaro, que me decía que la vida es una y que debía atreverme a hacer cosas–. Me sentía muy culpable por hacer esto en frente de su novia, pero no sé decir que no, nunca aprendí a poner límites.

–¿Qué haces? –le susurré apenas estuve junto a Julián–.

–Algo que deseo hacer hace mucho tiempo. ¿Sabes qué día es hoy?

–Eh... sí, 06 de dici... –me detuve en seco–. ¿Esto es necesario?

–Sí, lo es –dijo seriamente–.

La música sonó. La conocía, es más, me la sabía de memoria, pero cantar a dueto con Julián... es algo muy distinto. Él comenzó.

–Odio que tu olor de mi almohada no puedo quitar

Odio la canción que pedíamos siempre en el bar

Odio tu lunar, tu forma de hablar

Pero no es lo que más odio (aah)

Continuó cantando con una mezcla entre rabia y dolor. ¿Cómo olvidé que era 06 de diciembre? Todos los años es una fecha sensible, siempre me pongo a escuchar canciones tristes, me hago bolita en la cama y como helado de chocolate. Mi corazón se apretó y mis ojos se llenaron de lágrimas. Los recuerdos se agolpaban en mi mente. Era mi turno.

–Yo nunca pensé y no lo vi venir

Que serías quien me iba a hacer sufrir

Yo contaba un par, pero fuimos 3

Para ir a bailar, demasiados pies...

Continué cantando. La voz apenas me daba para pronunciar cada palabra. A veces no podía sostener la mirada a Julián. Sus ojos cargados de lágrimas, sus labios apretados con rabia.

Ahora era el turno del dueto y, con un dolor evidente, cantamos:

–Amo tus ojos, tu boca y tu voz

Te amo aunque me hayas dicho adiós

No importa lo que hagas

En mí no cambia nada de nada, no, amo tus besos, tu pelo y tu piel

Te amo a distancia y te amo en papel (en papel)

Pero lo que más amo (lo que más amo)

Es que no te odio y nunca lo haré.

Cuando la canción llegó a su fin, ambos teníamos lágrimas cubriendo nuestras mejillas. Por un momento olvidé que estábamos en un lugar público y que su novia estaba ahí. Tenía muchas ganas de abrazarlo, pero no lo hice.

Miré a nuestro alrededor y todos nos miraban. El animador de la noche estaba en total shock, creo que nunca unos exs habían subido a cantar a dueto aquí. ¡Gracias, Julián! Yo creo que no volverán a hacer esa dinámica.

Fui rápidamente a mi asiento y me intenté hacer pequeñita en el asiento. Emma y Álvaro me miraban boquiabiertos. No sé de qué se asombran, es obvio que eso podría pasar si nos juntábamos luego de tantos años y de tan abrupta ruptura, más encima el día del aniversario del día en que todo acabó.

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now