Capítulo 33

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Julián

Estaba leyendo un informe con nuevas estrategias publicitarias que había encontrado en internet, cuando Anaís entró en la casa. Por poco pude esconder la carcajada al verla: el cabello enmarañado, el maquillaje corrido y la cartera manchada con algo que parecía ser sangre.

–¿Qué pasó, linda?

–Una pelea estúpida con una chiquilla en el centro comercial.

–¿Por qué pelearon?

–Quedaba un solo ejemplar de un bolso hermoso y la mujer se volvió loca diciendo que "ella lo había visto primero" y un montón de cosas más, antes de darme cuenta estaba sobre mí jaloneándome el cabello.

Vi un corte en su brazo y comprendí de dónde había salido la sangre.

–¿Qué pasó? –Indiqué el lugar herido–.

–No lo sé, quizás esa loca me rasguñó.

Fui por el botiquín y no tenía nada para desinfectar, así que me dirigí en vehículo a la farmacia que quedaba a unas pocas cuadras.

Mientras iba en la calle principal, vi en la vereda a una chica muy parecida a Gianna en un estado muy similar al de Anaís.

Sin darme cuenta de lo que hacía, bajé del automóvil y llegué hasta mi ex novia.

–¿Estás bien?

Me quedó mirando sorprendida por mi comportamiento.

–Sí, muchas gracias, desconocido –dijo con sarcasmo y se giró–.

–Parece que Anaís salió mejor para pelear que tú –reí y se volteó enojada–.

–¿Qué...?

–Tú eres perfecta en todo, incluso en romper corazones, en algo te tenía que aventajar ella, ¿no?

–Julián, yo...

–Olvídalo, no debí bajar del auto.

Me alejé de vuelta al coche. "No debí decir eso" pensé todo el camino hacia la farmacia y de vuelta.

Gianna

Emma estalló en carcajadas una vez que me vio.

–Pe-pero... ¿Qué te pasó? –Logró decir entre risas–.

–Ni lo menciones. Nunca pensé que terminaría jaloneándome del cabello con la actual de mi ex novio en frente de mi ex mejor amiga.

–¿Con Anaís? –Asentí–. ¿Quién quedó peor?

–Yo –hice una mueca triste y crucé los brazos. Al parecer le causó gracia, porque se continuó riendo–. ¡No, pero que gran amiga, eh! –Reí igual. Tiene una risa muy contagiosa–.

–Tendría que haber estado yo ahí. Anaís se queda sin cabello y de paso Vivian igual –lanzó un par de golpes en el aire–.

–Cuando llegó mi supervisor a separarnos, ella se apartó tan bruscamente que se cortó el brazo con sus propias uñas. Eso debió doler.

–¿Tu supervisor? ¿Cuántos tienes?

–Nunca he comprendido cómo funciona, pero hay dos: Sergio y Estela.

–¿Qué te dijeron?

–Mi conducta ha sido intachable y dos de mis compañeras me defendieron, diciendo que Anaís se había lanzado sobre mí primero, así que no pasó a mayores, gracias a Dios.

Le conté un poco más de detalles y me fui a duchar, para ir a la cama lo antes posible. Mañana conoceré al publicista. Por un momento Julián apareció en mi mente, pero lo descarté, el destino no puede odiarme tanto. Además, ¿cuál es la probabilidad de que justo ahora esté buscando trabajo y justo encuentre en esta tienda?

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now