Capítulo 15

32 1 1
                                    

Gianna

Anoche había ocurrido aquella pesadilla. Nunca imaginé terminar cantando "odio que no te odio" con Julián en un karaoke con unas veinte personas mirándonos en shock, incluida su novia... aunque ahora que lo pienso, ella no parecía muy asombrada, enojada sí, pero algo me dice que ella sabe algo, quizás él le contó nuestra historia, de otro modo no se explica por qué estaba tan tranquila.

Emma y yo aprovechamos la tarde soleada para salir a dar un paseo a la plaza de la ciudad.

Estábamos caminando y charlando acerca de cómo ha mejorado su relación con Álvaro, cuando de pronto mi vista se desvió sin razón y terminó en una pareja que se estaba besando en una banca alrededor de la pileta, en el centro del lugar.

–¡Qué horror las demostraciones de afecto en público! –Reí–.

Mi risa se apagó cuando la pareja se separó y los pude identificar: eran Julián y su novia.

Sentí como mi pecho se apretaba muy fuerte y un nudo se formaba en mi garganta. Mis ojos se llenaron de lágrimas y no pude pronunciar palabra.

Emma notó mi cambio y siguió mi vista. Al parecer, otra persona igual notó mi mirada en su persona. Julián me miró sorprendido. Una vez que nuestras miradas se encontraron, no pude apartar mis ojos a pesar de todo el dolor que estaba experimentando. ¿Por qué? ¿por qué duele? ¿por qué sigue doliendo tanto como el primer día en que nos separamos? Si ya sabía que tenía novia, ¿por qué duele como una puñalada el ver como se besan? Me ilusioné. Como una estúpida creí que lo de anoche había sido algo significativo, que Julián aún sentía algo por mí e iba a terminar con ella, pero me equivoqué. Lo de ayer fue un error de borracho.

–Vamos por un helado, ¿sí? –Dijo Emma, tomó mi mano y me alejó de allí–.

Llegamos a una heladería.

–¿Estás bien?

–Gracias –logré decir–.

Centré mi vista en una máquina de helados para evitar llorar y en mi mente se repetía la escena del beso a cada segundo.

Me compró un helado de frutos rojos y ella tomó uno de chocolate.

Fuimos a mi departamento.

Apenas cerramos la puerta, no pude contener más el llanto. "¿Por qué?" Me pregunto desde que sucedió todo. ¿Por qué me duele verlo besar a su novia? ¿Por qué duele como el día en que todo se acabó? ¿Por qué accedí a cantar anoche?

Me senté en el sillón y Emma se ubicó a mi lado. Me apoyé en ella y lloré por un largo tiempo. Cuando terminé con Julián no tenía a nadie cerca, pues mi mejor amiga, Vivian, se había ido de la ciudad, entonces no pude desahogarme con nadie. Tener a Emma era como un salvavidas.

Estuve acurrucada a su lado por mucho tiempo mientras me acariciaba el cabello, hasta que me calmé y le agradecí por su compañía.

–Gracias, amiga, no sabes lo importante que es para mí tenerte.

–Para cuando me necesites –sonrió y me abrazó nuevamente–.

Julián

Sin saber cómo, llegamos a casa y cuando pensaba que Anaís me diría algo por el espectáculo con Gianna, no dijo nada. Ella no tocó el tema y yo tampoco. ¿Por qué? ¿Ella acaso... sabía de todo esto? Imposible, no mencionó nada hace un tiempo, no le he dicho nada acerca de nosotros y no hay forma de que se conozcan.

Nos fuimos a la cama y apenas apoyé la cabeza sobre la almohada, caí en un profundo sueño.

A la mañana siguiente desperté con un dolor de cabeza tremendo. Resaca. Yo sabía que no tenía que beber tanto, pero cómo no hacerlo si cuando llegamos al bar karaoke una persona estaba cantando "indestructibles" de La Habitación Roja y era 06 de diciembre. Un nuevo aniversario de aquella tarde que destruyó mi corazón, aquella donde Gianna me dejó. Aquel día imaginé todo, incluso pensé que me propondría matrimonio puesto que habíamos acabado la universidad hace algunos días, pero ni en mis peores pesadillas habría soñado que terminaría esa bonita relación. Justo allí en la playa, donde nos conocimos, donde nos hicimos amigos y, posteriormente, novios. ¿Por qué tuvo que hacerlo justo ahí? Sentí una lágrima correr por mi mejilla izquierda.

Anaís ya se había levantado, por lo que decidí dejar el pasado donde debería estar y volver al presente. Es en mi novia en quien me tengo que enfocar, no en un antiguo amor.

Salí de la habitación y el aroma a hot cakes llegó a invadir mi olfato.

–¿Y esta sorpresa?

–Nada, mi amor. Hace tiempo que no te cocinaba y quise hacerlo hoy –me besó–.

–Muchas gracias, hermosa.

Inevitablemente recordé aquella tarde de hace unos ocho años atrás, cuando fui a casa de Gianna y ella estaba intentando cocinar algo. No lo logró. En aquel tiempo no era buena en la cocina e imagino que actualmente tampoco lo debe ser, ya que ordena su colación en un restaurante en lugar de preparar algo –aquel día del reencuentro, le pregunté a Guido, el mesero, sobre ella–. Cuando llegué, Gianna me saludó y abrazó, dijo que estaba haciendo algo para sorprenderme. En ese mismo instante le dije "¿sientes ese olor?" y fue corriendo a la cocina. Se le había quemado un queque de vainilla, mi favorito. Le dije que no se preocupara, pero estaba al borde del llanto. Estábamos en época de exámenes y tenía estrés acumulado, el cual explotó con esto. Le pregunté si tenía más ingredientes o algo más para preparar en casa. Me dijo que sí. Fui a la cocina e intenté cocinar algo. Lo único que sabía hacer eran hot cakes, pero me quedaban bastante buenos, así que rápidamente preparé algunos y los serví. Después de comer, me prometió que un día cocinaría para mí. Al tiempo terminamos y no pudo cumplir su promesa.

Por la tarde, cuando se me había pasado un poco la resaca, Anaís y yo fuimos a pasear a una plazoleta. Estábamos sentados cerca de la pileta, cuando sin previo aviso me besó. Le continué el beso, puesto que era mi novia y no la podía rechazar así como así. Me seguía pareciendo rara su actitud, considerando que estuve cantando "odio que no te odio" con mi ex novia la noche anterior y mi actual novia estaba presente... creí que hoy me tiraría por la cabeza toda la loza que había en la cocina y luego terminaría conmigo.

Cuando nos separamos, recordé a Gianna... Han pasado muchos años desde que nos besamos por última vez. Después del espectáculo de anoche, me desperté un poco confundido y con ella anclada en mi mente. Ya no sé qué hacer, no me la puedo sacar de la cabeza.

De pronto, sentí una mirada sobre mí. Giré y era ella. No puede ser... Gianna vio el beso... de no ser así, no tendría aquella expresión en el rostro. Anoche comprobé que ella aún siente algo por mí. Algo bueno que haya tenido esa borrachera. Me duele verla así, pero no puedo hacer nada. No podía apartar la vista de su rostro dolido, era como un hechizo, sentí como si solo existiéramos nosotros... la magia llegó a su fin cuando su amiga la tomó de una mano y se la llevó.

Creo que llegó el momento de terminar con Anaís. No le puedo mentir ni a ella ni a mí mismo con un sentimiento que inventé hace años. Jamás pude olvidar a Gianna y creo que nunca lo haré.

A pesar del tiempoWhere stories live. Discover now