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—Ya está bien, está a salvo —Dijo el castaño acariciando el cabello de la que lloraba, buscando calmarla mientras que detrás suyo los guardias ataban al atacante

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—Ya está bien, está a salvo —Dijo el castaño acariciando el cabello de la que lloraba, buscando calmarla mientras que detrás suyo los guardias ataban al atacante.

—Creí que iba a morir...—Sollozó ella en el pecho de este, sujetándose fuertemente a la espalda de este a la tela de seda brillante.

—Pero no murió, está aquí, está bien —Respondió él todavía buscando calmarla, acariciándole el cabello, suave y brillante. Sonriendo de lado con satisfacción, le había hallado, le habían salvado y ahora estaba con ella ahí, no podía sentirse más satisfecho y alegre.

Pero entonces su corazón latió fuerte, sus ojos se llenaron de amor e ilusión y en su estómago surgieron miles de mariposas de colores que revoloteaban como locas apenas esta le miró a los ojos, llorando y le dijo:

—¡No hablo de mí!, ¡Hablo de usted!, yo creí... creí que lo iba a perder otra vez.

Él le sonrió de lado cálidamente, mirando esos pequeños y empañados ojos negros, dándole una tierna y comprensiva mirada de consuelo, conmovido por sus palabras y preocupación. Ella no había temido por ella, sino por él, por lo que hubiera podido pasarle. Había mucha gente humilde preocupándose por él, pero no sabía por qué que fuese ella lo hacía especial. No era ninguna princesa, tampoco alguien de sangre azul o un rango superior, pero sentía que sus palabras valían hasta más que las que decía un hueso sagrado como su padre o el rey Min en ese momento.

Tragó duro aún sonriéndole, sin saber qué decirle, suspirando con amor levemente, deslizando su mano desde la coronilla de la cabeza de esta por todo su lacio cabello hasta su suave mejilla, tocando y sintiendo su suave rostro.

—Yo también me preocupé por usted, y mucho; incluso antes de venir aquí ya me preocupaba por su bienestar y su paradero —Le contó el príncipe castaño perdido en los orbes de la contraria.

Entonces el momento se acortó gracias al pelinegro hijo de la dama que apenas miró el rostro de la tan buscada por el príncipe Kim se quedó atónito y estático, tragando duro al percatarse de que era la misma persona que él buscaba.

—Usted...

La pelinegra llevó su vista al azabache vestido de hanbok azul, quedándose algo sorprendida nuevamente al ver el rostro de este por segunda vez, ¿Por qué venía con el príncipe?, ¿Es que él también era un príncipe? Se quedó sorprendida, mirándolo perdida nuevamente en este, sentía una extraña conexión apenas sus ojos se cruzaban con los de él.

—Usted es...—También dijo ella sorprendida por la presencia de este allí.

De paso que él había sido quien les había salvado del desconocido agresor, si antes estaba fascinada por él ahora más, se sentía tan agradecida como lo estaba con el castaño príncipe. Ambos le habían salvado de tan desagradable situación.

—¿Se conocen? —Preguntó extrañado el castaño Kim, mirando a los dos pelinegros constantemente, envidiando la forma en que se miraban. Con el ceño fruncido por la confusión.

The Min Dynasty [Min Yoon-Gi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora